Una operación de rescate de escala internacional en el ex zoo de Luján enfrenta las secuelas del encierro extremo y reabre un debate profundo: un movimiento global de expertos impulsa el "rewilding" y la reconversión ética de los espacios que albergan fauna, especialistas del mundo proponen un cambio de paradigma que priorice el bienestar animal y la restauración ecológica sobre el mero cautiverio. Un grupo de aproximadamente 64 animales, entre los que se encontraban 62 grandes felinos (tigres y leones) y 2 osos pardos, ha estado sobreviviendo en condiciones precarias en el ex zoológico de Luján, ubicado en la provincia de Buenos Aires, tras su clausura en agosto de 2020.
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El predio, que fue cerrado por las autoridades nacionales debido a infracciones y problemas de bienestar animal, nunca reabrió. Durante los cinco años siguientes, los animales quedaron abandonados a cargo de unos pocos cuidadores, quienes los alimentaban principalmente con donaciones de animales muertos de campos vecinos.
El procedimiento consistió en sedar a cada individuo para trasladarlo a una unidad veterinaria temporal montada en el predio, donde se les realizan exámenes físicos completos, se los vacuna y se procede a cualquier cirugía de emergencia que sea necesaria.
Los problemas de salud detectados incluyen heridas, fracturas dentales, garras encarnadas y afecciones en órganos internos. Tras esta fase de diagnóstico y tratamiento, el objetivo final es reubicar a cada animal en santuarios especializados en el extranjero.
La intervención para atender a estos animales está siendo liderada por la organización internacional de bienestar animal FOUR PAWS, que actúa en virtud de un Memorando de Entendimiento firmado con el gobierno argentino en julio de 2025.
Al ingresar al ex zoológico de Luján, el equipo de rescate se enfrentó a una escena que desafiaba los principios más básicos del bienestar animal y la convivencia natural entre especies. "Lo que más me impactó no fue solo la gran cantidad de grandes felinos hacinados en recintos pequeños, sino también el hecho de que diferentes especies compartieran el mismo espacio. Nunca había visto tigres y leones juntos en una misma jaula; fue la primera vez para mí” comenta Luciana D’Abramo, Directora de Programas y Miembro del Directorio, FOUR PAWS International.
Más allá de las heridas físicas, años de confinamiento inadecuado dejaron profundas cicatrices en el comportamiento y el estado mental de los animales, afectando incluso sus instintos más básicos: "Años de cuidados inadecuados y malas condiciones han pasado factura a muchos animales tanto física como mentalmente. Observamos a muchos felinos grandes caminando de un lado a otro en sus recintos durante horas, una clara señal de daño psicológico... Los dos osos pardos, por ejemplo, normalmente hibernarían, pero debido a las condiciones inadecuadas, eso no ha sido posible” sostiene D’Abramo.
“La meta final es reubicar a cada ejemplar en un entorno seguro y apropiado para su especie, donde pueda recuperar su bienestar”. La Directora de Programas y Miembro del Directorio de FOUR PAWS International sostiene que están trabajando en soluciones adecuadas para cada especie. “Ningún animal quedará atrás. Los dos osos pardos, Florencia y Gordo, serán trasladados a nuestro propio BEAR SANCTUARY Belitsa en Bulgaria” comenta D’Abramo.
El diagnóstico médico: sufrimiento crónico y condiciones extremas
La evaluación veterinaria inicial reveló un cuadro de abandono médico prolongado, con animales que sufrían condiciones dolorosas y complejas derivadas de años sin atención adecuada: "Una tigresa sufría una condición extremadamente dolorosa: una garra que había crecido repetidamente hacia adentro... Ver el cambio en su comportamiento después de aliviar ese dolor es exactamente la razón por la que hacemos lo que hacemos. También tratamos a varios animales que habían sido desungulados previamente y presentaban deformidades en las patas. Dos leones incluso requirieron amputaciones parciales de la cola debido a infecciones graves. Todos estos casos son un recordatorio contundente del sufrimiento que soportaron estos animales” comenta Dr. Amir Khalil, asesor principal FOUR PAWS y líder veterinario de la misión de rescate.
Amir sostiene que "debido a infecciones graves, tuvimos que amputar parcialmente las colas de dos leones. Fueron procedimientos complejos y urgentes. Otro caso especial fue Flora, una tigresa. Eliminamos fragmentos astillados de su pata infectada y corregimos quirúrgicamente la base de la garra. Fue una cirugía reconstructiva altamente compleja que la liberó de un dolor y sufrimiento inmensos de inmediato. Muchos de los animales aún necesitan intervenciones médicas urgentes. Por eso es tan importante trasladarlos a sus nuevos hogares lo antes posible."
El veterinario sostiene que trabajar con animales grandes y estresados en instalaciones deterioradas exigió protocolos estrictos y una experiencia consolidada para garantizar la seguridad de todos. "Trabajar con animales salvajes sin duda implica cierto nivel de riesgo, pero gracias a nuestras décadas de experiencia, sabemos cómo mitigar esos riesgos de manera eficaz. La clave fue una preparación minuciosa. La sedación de animales salvajes es, naturalmente, una de las situaciones más desafiantes. Por esta razón, solo un pequeño grupo de nuestros miembros más experimentados pudo estar presente durante el procedimiento de sedación" sostiene el especialista.
Con una perspectiva internacional, el Dr. Khalil destaca la importancia de utilizar este caso como catalizador para cambios legislativos y de supervisión que prevengan futuras crisis.
Una advertencia ecológica: el verdadero peligro de las especies exóticas
Rubén Quintana, Investigador Superior del CONICET, Director IIIA (CONICET-UNSAM) sitúa el debate en un marco más amplio, señalando que el principal riesgo ambiental no es el cautiverio en sí, sino la posibilidad de que especies no nativas se liberan y transforman en invasoras.
"El problema es cuando esa fauna exótica llega al ambiente por alguna causa. Hay un alga terrible en el sur que tapiza todos los arroyos y aparentemente esa vino en los equipos de pesca, otros animales que se han metido como las ardillas que se las trajo por una cuestión ornamental. El principal peligro son especies exóticas que después se convierten en invasoras y empiezan a hacer desastres en la naturaleza. De hecho es uno de los grandes problemas ambientales a nivel global."
Al referirse directamente al caso de Luján, el investigador es contundente en señalar la ausencia de controles efectivos como la causa raíz del desastre: "si no hay un estado presente que controle, obviamente pasan estas cosas porque todo el mundo sabía lo que estaba pasando. Cuando lo clausuras también tenés que tener un plan porque si lo clausuras y dejas todos los animales ahí en ese espacio es lo mismo que nada."
Los "límites grises": cuando la reconversión es puro marketing
Quintana analiza con escepticismo la tendencia a transformar zoológicos en "ecoparques", advirtiendo que, sin un cambio de fondo, solo se trata de un lavado de imagen ("greenwashing") con fines económicos.
"Los límites grises tienen que ver con estas cuestiones de tratar de vender una imagen de ecoparque que está pensado más desde una óptica del negocio". Existe un cuestionamiento ético: el estrés del traslado vs. la vejez en cautiverio
Finalmente, el especialista plantea una reflexión incómoda y poco discutida sobre la lógica de trasladar animales ancianos a santuarios lejanos:
"¿Tiene sentido llevar a un animal, sobre todo que en muchos casos son animales ya ancianos o muy mayores, someterlos a todo ese estrés de llevarlos hasta un santuario que queda en otro país cuando en realidad estuvieron 50 años en el predio del zoológico que podrían quedarse ahí hasta morirse?"
