5 señales para saber si sos responsable con los videojuegos

Jugar puede ser sano, pero también puede afectar tu bienestar si no hay control. Conocé las señales de un uso equilibrado.

02 de septiembre, 2025 | 16.40

Los videojuegos ya no son solo una forma de entretenimiento. Hoy son parte de la vida cotidiana de millones de personas. Con más de 3.000 millones de gamers en todo el mundo y un mercado que supera los 400.000 millones de dólares, el gaming crece sin freno. Argentina también tiene un lugar en esta escena global: el 95 % de los videojuegos desarrollados localmente se exportan.

Pero no todo es positivo. Según la Licenciada Malena Casasola, psicóloga de DIM Centros de Salud, es fundamental promover un uso saludable para evitar que se transforme en una conducta compulsiva. “El uso de videojuegos puede ser beneficioso si se da de manera equilibrada. El problema aparece cuando se vuelve excesivo o interfiere con la vida cotidiana”, advierte.

 

¿Cómo saber si estás jugando de manera responsable?

Algunas señales pueden ayudarte a identificar si necesitás hacer un cambio:

  1. Jugás más de 4 a 6 horas diarias, sin pausas regulares.
  2. Experimentás ansiedad o enojo cuando no podés jugar.
  3. Notás que el gaming afecta tu estudio, trabajo o relaciones personales.
  4. Te cuesta frenar el juego, incluso si hay cosas importantes por hacer.
  5. Minimizar o negar el tiempo frente a la pantalla también es una alerta.

Estas señales no indican un problema por sí solas, pero si se repiten o intensifican, es momento de prestar atención.

Estrategias para mantener un buen equilibrio

En el hogar, algunas prácticas simples pueden marcar la diferencia. Establecer límites claros de tiempo es algo importante que debes considerar. A su vez, fomentar actividades sin pantallas, tales como hacer deporte, la lectura o actividades al aire libre son un buen momento para alejarse de las pantallas. Conversar abiertamente sobre el impacto de los videojuegos es otro modo de mantener el equilibrio.

Desde el ámbito escolar, también se puede aportar:

  • Incluir contenidos sobre uso consciente de la tecnología.

  • Promover talleres o espacios de reflexión.

  • Trabajar con las familias para detectar señales de alerta.

“No se trata de prohibir. Se trata de aprender a convivir con las pantallas de forma saludable”, concluye Casasola.