Con una canoa primitiva, científicos reproducen la navegación prehistórica

25 de junio, 2025 | 15.57

Nuestra especie surgió en África hace unos 300.000 años y luego recorrió el mundo entero, llegando a algunos de los lugares más remotos de la Tierra. Para ello, nuestros antepasados superaron barreras geográficas como las traicioneras extensiones oceánicas.

¿Cómo lo hicieron con una tecnología rudimentaria?

Científicos han emprendido un viaje experimental a través de un tramo del mar de China Oriental, remando desde Ushibi, en el este de Taiwán, hasta la isla japonesa de Yonaguni en una piragua, para demostrar cómo podría haberse realizado un viaje semejante hace unos 30.000 años, cuando la población se extendió por varias islas del Pacífico.

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Los investigadores simularon los métodos que habrían usado los paleolíticos y emplearon réplicas de herramientas de esa época prehistórica, como un hacha y un instrumento de corte llamado azuela, para fabricar la canoa de 7,5 metros de largo, llamada Sugime, a partir de un cedro japonés talado en la península japonesa de Noto.

Una tripulación de cuatro hombres y una mujer remó la canoa en un viaje de más de 45 horas, recorriendo unos 225 kilómetros en mar abierto y luchando contra una de las corrientes oceánicas más fuertes del mundo, el Kuroshio.

La tripulación soportó una fatiga extrema y descansó durante varias horas mientras la canoa navegaba a la deriva, pero consiguió completar una travesía segura hasta Yonaguni.

Al igual que habrían hecho los prehistóricos, los navegantes se guiaron por el sol y las estrellas, así como por la dirección del oleaje oceánico, aunque por motivos de seguridad les acompañaron dos embarcaciones de escolta.

Yonaguni forma parte de la cadena de islas Ryukyu, que se extiende desde Kyushu, la más meridional de las cuatro islas principales de Japón, hasta Taiwán.

Los investigadores habían fracasado antes en sus intentos de travesía con balsas de juncos y luego de bambú, al comprobar que eran demasiado lentas, insuficientemente duraderas e incapaces de superar la fuerte corriente oceánica.

"A lo largo de este proyecto, con muchos fracasos, hemos aprendido las dificultades de cruzar el océano, y esta experiencia nos ha infundido un profundo respeto por nuestros antepasados paleolíticos", dijo el antropólogo de la Universidad de Tokio Yousuke Kaifu, autor principal del estudio publicado el miércoles en la revista Science Advances.

"Descubrimos que los paleolíticos podían cruzar el mar con la fuerte corriente oceánica si disponían de piraguas y eran hábiles y experimentados remeros y navegantes, pero tenían que afrontar el riesgo de ser arrastrados por la fuerte corriente oceánica y la posibilidad de no poder regresar nunca a su tierra natal", añadió Kaifu, que iba a bordo de una de las embarcaciones de escolta.

Las pruebas arqueológicas indican que hace unos 30.000 años cruzaron por primera vez desde Taiwán a algunas de las islas Ryukyu, entre las que se encuentra Okinawa.

Pero los científicos se habían preguntado cómo pudieron hacerlo con la rudimentaria tecnología de la época: sin mapas, sin herramientas de metal y solo con embarcaciones primitivas. Y la corriente de Kuroshio, comparable en fuerza a la corriente del golfo frente a México, presentaba un desafío particular.

La investigación estaba en la línea con la famosa expedición Kon-Tiki de 1947, en la que el explorador noruego Thor Heyerdahl realizó un viaje mucho más largo en balsa desde Sudamérica a través del Pacífico hasta las islas polinesias. Heyerdahl pretendía demostrar cómo los pueblos prehistóricos de América podrían haber colonizado la Polinesia.

"Su teoría se ve ahora rebatida por una serie de pruebas, pero en su momento fue un gran ensayo. En comparación con la época de la Kon-Tiki, tenemos más pruebas arqueológicas y de otro tipo para construir modelos realistas" de los viajes prehistóricos, dijo Kaifu.

Los investigadores de un estudio complementario publicado en la misma revista utilizaron simulaciones de las condiciones del mar entre Taiwán y Yonaguni hace 30.000 años para examinar si tal travesía era factible en una época en que el Kuroshio era aún más poderoso que hoy.

"Como demostró la simulación de nuestro modelo paleoceánico, cruzar el Kuroshio era posible en la antigüedad, así que creo que lo consiguieron", afirma Yu-Lin Chang, oceanógrafa física y autora principal del estudio, de la Agencia Japonesa de Ciencia y Tecnología Marino-Terrestre.

"Sin embargo, las condiciones oceánicas eran muy variables. Así pues, los antiguos pudieron encontrarse con condiciones meteorológicas impredecibles durante su viaje, lo que podría haberles llevado al fracaso", añadió Chang.

(Reportaje de Will Dunham en Washington. Edición de Rosalba O'Brien. Editado en español por Natalia Ramos)