Uno de los alimentos más caros y que su consumo se encuentra bastante regulado en los hogares de los argentinos es el queso. Es por ello que se deben aplicar métodos de conservación ideales para que una porción pueda durar lo suficiente sin que obtenga la presencia de hongos y se comience a poner duro al dejarlo dentro de la heladera.
No importa si se trata de una porción de un tipo de queso blando, cremoso o aquellos que son considerados como semiduros. La conservación es algo fundamental para que este producto no sufra alteraciones en lo que respecta a su composición por estar en contacto con el frío. Uno que puede dejarlo en condiciones que no son propicias para su consumo y se tenga que considerar la idea de tirarlo después de un gasto que podría ser más que significativo.
"¿Quién para degustar quesos y vinos y después darnos besos?", expresó _Onerolita, como figura su usuario de X (Ex Twitter). En la imagen, se puede apreciar que hay dos hormas de queso completas, una a la que le falta un pedazo y otras tres que se encuentran a la mitad. Está claro que estos productos deben contar con cierto grado de conservación porque si no el paso de los días provocará que pierdan su calidad y sabor tan característico.
Al momento de guardarlos, es recodar que la temperatura es un factor clave en la conservación. Aquellos quesos se encuentran compuestos de pasta blanda deben tener un frío que oscile entre los 4 y 8 grados. Esto genera que vayan en la parte superior de la heladera. Mientras que los de pasta dura tienen que ser ubicados en la zona inferior, donde los valores van de los 8 a los 15 grados.
Métodos para conservar el queso dentro de la heladera
Antes de comenzar, se debe descartar la idea de que el queso vaya dentro del freezer porque al descongelarse su composición cambiará de gran manera y hará un efecto negativo en el sabor. También se aconseja que la conservación de las porciones no supere las seis semanas. Lo ideal es comprar tamaños no muy grandes para que sean disfrutados en plenitud.
- Papel film: se debe fraccionar el queso, se aplica esta capa y que quede ajustada de gran manera. De esta forma se elimina la presencia de aire y así el desarrollo de hogos.
- Papel manteca: brinda una protección que para algunos es ideal porque evita el desarrollo de la humedad y que el aire tenga contacto con el alimento. Además, se impide la presencia de olores poco agradables.
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- Recipientes herméticos: uno de vidrio o de plástico, con tapa y que debe contar con papel cocina en su superficie para que absorba la humedad.
- Aceite de oliva: implica un gran gasto porque el queso debe quedar sumergido en el líquido y puede que haya un pequeño cambio en su sabor.
- Paño húmedos: quesos como el roquefort se pueden conservar si son cubiertos con un tela que se encuentra húmeda.