Al norte de la ciudad de Nápoles, en la región de Campania, se alza una obra que desafía el paso del tiempo: el Acueducto Carolino, un obra que al día de hoy sigue dando mucho que hablar. Construido en el siglo XVIII, esta obra arquitectónica se mantiene en excelente estado, conservando su propósito original y su valor arquitectónico, a más de 200 años de su inauguración.
El proyecto nació bajo el reinado de Carlos de Borbón, quien encargó al arquitecto Luigi Vanvitelli una solución para llevar agua desde las laderas del monte Taburno hasta el complejo real de San Leucio y el Palacio Real de Caserta. Las obras comenzaron en marzo de 1753 y, tras 17 años de construcción, la estructura fue inaugurada el 7 de mayo de 1762; las tareas quedaron finalmente concluidas en torno a 1770.
Con un recorrido subterráneo y elevado de aproximadamente 38 km, el acueducto supera valles y montañas mediante túneles, puentes y viaductos. En 1997, el Acueducto Carolino, junto al Palacio Real de Caserta y otros elementos del complejo borbónico, fue declarado UNESCO Patrimonio de la Humanidad, reconocimiento a su importancia histórica, técnica y cultural.
Lo notable es que, más de dos siglos después de su construcción, la obra sigue siendo un símbolo vivo del ingenio humano y una pieza clave del patrimonio hidráulico de Europa. Además, la zona que la rodea se ha convertido en foco de turismo cultural e ingeniería, ofreciendo senderos de interpretación, miradores y visitas guiadas al tramo más conocido del acueducto.
“Los puentes del valle”: la joya visible del acueducto
El tramo más emblemático del Acueducto Carolino es el conocido como Puentes del Valle (o Ponte Nuovo en la tradición local), ubicado en el Valle di Maddaloni. Allí, 44 pilones cuadrados sostienen una estructura de 529 metros de largo y 55,8 metros de altura, que durante su época fue el puente más largo de Europa.
Este segmento, visible desde la Ruta SP335, resume la audacia técnica y la estética clásica de la época borbónica: una obra que conjuga funcionalidad hidráulica con grandeza arquitectónica.
