Sentir hinchazón o pesadez después de una comida copiosa suele parecer algo inevitable, pero en realidad es una señal que el cuerpo envía cuando algo no está funcionando bien. La relación entre respiración y digestión es mucho más profunda de lo que solemos pensar: no solo importa qué comemos, sino cómo lo hacemos y en qué estado físico y mental llegamos a la mesa.
Según explica Sol de la Torre, especialista española en respiración funcional, uno de los errores más frecuentes es ignorar las señales internas de saciedad y continuar comiendo por inercia. “Ese exceso que ingerimos sobra y nos hace daño: pesadez, hinchazón, problemas gastrointestinales en general… y ya podemos dar por hecho que la digestión no va a ser ni óptima ni eficiente”, señala. Cuando esto sucede, el sistema digestivo debe trabajar a un ritmo forzado y, además, la respiración se ve afectada: “A esa sensación de pesadez se le sumará casi con toda seguridad la hiperventilación. Este estado provoca que el sistema respiratorio tenga que hacer un trabajo extra y todas las fases de la respiración se ven alteradas”, advierte.
Comer apurados, estresados o agitados tampoco ayuda. Nuestro sistema nervioso autónomo activa de forma natural la rama parasimpática al comenzar a digerir, encargada de promover una buena digestión. Sin embargo, si llegamos a la mesa con altos niveles de estrés o cortisol, este mecanismo se bloquea y el sistema simpático (responsable de las respuestas de alerta) toma el control, dificultando todo el proceso digestivo. “Por mucho que se esfuerce nuestro organismo, la digestión no será ni medianamente decente”, resume la especialista.
Cómo es el ejercicio respiratorio para no estar hinchado después de comer
La buena noticia es que revertir esta situación es posible con un sencillo ejercicio respiratorio de apenas dos minutos, que se puede realizar antes de comer sin necesidad de rituales complicados. Esta práctica ayuda a bajar las pulsaciones, activar la calma y preparar al cuerpo para recibir los alimentos en un estado más relajado.
Aunque la técnica específica puede variar, la clave está en respirar lenta y profundamente por la nariz, enfocándose en expandir el abdomen al inhalar y soltar el aire despacio al exhalar. Este patrón respiratorio permite que el sistema parasimpático entre en acción, favoreciendo una digestión más ligera y evitando esa incómoda hinchazón que solemos dar por sentada.
Tomarse dos minutos para conectar con la respiración antes de comer puede parecer un detalle mínimo, pero, como indica De la Torre, marca la diferencia entre una digestión pesada y una experiencia corporal más armoniosa.