La fiebre por el K-POP, género urbano que nació en Corea pero se expandió al mundo con gran éxito en Argentina (con boy bands de gran éxito como BTS y Seventeen), tiene a su gran especialista en baile. Se trata de YoungJun Choi, el coreógrafo de K-POP más reconocido del mundo y el hombre detrás de los pasos más famosos del mundo. En los últimos días estuvo de visita por Buenos Aires para encontrarse con sus fans en un mega evento organizado por el Centro Cultural Coreano y en un mano a mano con El Destape, se confesó fanático de la cultura porteña y contó su historia de resiliencia en el oficio y cómo es lidiar con los artistas más populares del K-POP.
¿Cómo arrancaste en el K-POP?
- Desde muy chico me gustaba muchísimo bailar y naturalmente se me dio el sueño de querer ser bailarín profesional. Eso me llevó también a practicar aproximadamente 10 años para poder ser coreógrafo, trabajé y me esforcé muchísimo para conseguirlo. Además, tuve mucha suerte y buenas oportunidades en la industria.
Tengo entendido que en Corea son bastante rígidos con algunas cuestiones vinculadas al arte. ¿Recibiste apoyo de tu familia en tu camino como bailarín y luego coreógrafo?
- La verdad es que la cultura coreana está muy arraigada a oponerse demasiado a los sueños de las nuevas generaciones. En mi caso fue así, mis papás se opusieron a mis deseos, es triste. Hasta hace 15 años atrás, cuando había bailarines callejeros en Corea aparecía la Policía y se los llevaba a la cárcel. Digo esto para graficar que no siempre estuvo bien visto dedicarse al arte en el país de donde vengo. Tampoco es un trabajo asociado a la estabilidad económica.
Hoy el escenario cambió muchísimo. A veces doy workshops a los que vienen los hijos con los padres, las familias enteras, y los mayores se me acercan y me comentan que quieren apoyar a sus hijos en su carrera de bailarines y eso me enorgullece y me sorprende muchísimo. Creo que esto se debe, en parte, a que el K-POP se expandió muchísimo y eso hace que el baile tenga un reconocimiento mundial.
¿Tu familia pudo cambiar su forma de pensar cuando vio tus éxitos profesionales?
- Sí. Hoy en día mi papá cuando toma alcohol se larga a llorar y me pide siempre perdón por no haberme apoyado desde pequeño.
El fenómeno del K-POP en Latinoamérica y principalmente en Argentina tiene mucho público LGBT+, que encuentra en la cultura del baile un lugar de pertenencia. ¿Ocurre esto mismo en Corea? ¿Cómo te sentís sabiendo que tu arte es transformador y un espacio seguro para personas discriminadas?
- En Corea las miradas pesan y viajando a ciertos países pude leer los pensamientos negativos de algunas personas que me ven en un escenario, lo puedo sentir. Muchas veces, cuando tengo que hacer coreografías para grupos femeninos, hago poses muy femeninas y eso puede despertar reacciones, pero para mí es arte y cultura. Pese a esto, si bailar K-POP permite que muchas personas se sientan acompañadas y puedan disfrutar en comunidad, me pone feliz.
Entonces… ¿te molestan los prejuicios y comentarios de odio?
- (Se ríe) Hay gente que me dice que parezco gay por las poses femeninas que hago en mis shows, pero no le doy importancia y tampoco me preocupa porque significa que estoy haciendo un buen trabajo. Soy un actor que está haciendo un muy buen personaje. Aún así, me gustaría -y sé que en un futuro no muy lejano va a pasar- que la gente sea más abierta y entienda lo que es este arte, el baile y las coreos de K-POP.
"Aunque en los videoclips se ve que los artistas son cool y geniales, no dejan de ser niños"
Fuiste coreógrafo de las bandas y artistas más importantes del K-POP a nivel mundial -BTS, Seventeen, Riize, entre muchos otros- y eso a veces puede generar ego en los artistas. ¿Ves eso como un problema a la hora de ejercer tu oficio?
- Te encontrás con muchos tipos de personas: hay gente muy bien predispuesta y gente muy mal predispuesta. Agradezco que hoy las empresas que me contratan les enseñan a los artistas no solo a cantar y a bailar, sino lo que es el respeto al otro.
Hago esta pregunta porque todos los integrantes de las bandas de K-POP son jóvenes y uno suele asociar lo joven a lo rebelde…
- Aunque en los videoclips se ve que los artistas son cool y geniales, no dejan de ser niños. Entonces, es muy importante mi rol como adulto no solo para retarlos, sino para ayudarlos a crecer, entender y que aprendan de sus errores, porque los cometen. Por lo general, son chicos que están expuestos a una profesión que es muy demandante y a veces, por la misma exposición, reciben mucho odio por parte de las personas. Eso me entristece muchísimo.
¿Con qué banda de K-POP tuviste la mejor experiencia de trabajo y por qué?
- Seventeen, con ellos arranqué a trabajar y estamos juntos desde hace 10 años. Son personas muy respetuosas, amables y se esfuerzan muchísimo por lo que hacen y eso hace que tengan un buen equipo.
Las últimas dos: ¿Primera vez en Argentina?
- Sí, pero quiero volver. Los argentinos son personas muy cálidas y sonrientes. También estoy alucinado con la carne de vaca, es algo que en Corea no se puede comer.
Me dijeron que tenés ganas de probar locro…
- ¡Y voy a probarlo! También me gustaría ir a conocer las Cataratas del Iguazú.