En los últimos días revelaron detalles sorprendentes sobre el viaje oficial a la India del príncipe William y Kate Middleton, realizado en abril de 2016. Durante su estancia, la pareja real decidió visitar un centro que proporciona apoyo a niños en situaciones críticas, optando por hacerlo sin la protección de un equipo de seguridad. Esta decisión, que puede parecer arriesgada, mostró un profundo deseo de conectar con la vulnerabilidad ajena.
Sanjoy Roy, cofundador de la ONG Salaam Baalak Trust, compartió su experiencia en el Festival de Literatura de Jaipur en Londres, donde destacó la insistencia de la pareja en acudir a pie al centro en Nueva Delhi. “Intenté disuadirlos, diciéndoles: ‘No, es demasiado peligroso. Mejor no vengan.’ Pero William y Kate dijeron: ‘No, de verdad queremos venir’”, relató Roy, quienes buscaron comprender, en persona, la realidad de aquellos niños afectados por violencia y explotación.
Durante su visita, William y Kate no solo observaron, sino que se involucraron activamente en las actividades del centro. Participaron en dynamics cotidianas, ayudando con tareas educativas y compartiendo momentos de juego con los chicos. Este enfoque les permitió a los pequeños sentirse escuchados y valorados, alejados del protocolo que suelen llevar las visitas oficiales.
Este gesto solidario no llegó en el mejor momento para la familia real británica, especialmente después de que el príncipe Harry manifestara sus preocupaciones sobre la falta de seguridad al volver al Reino Unido con su familia. No obstante, la visita secreta de los príncipes de Gales no parece ser una acción aislada. A lo largo de los años, Kate y William mostraron un interés genuino por el bienestar infantil y la lucha contra la pobreza, alejándose de las luces del espectáculo.
El gesto del príncipe William que indicaría que no quiere ser rey
La prensa británica estuvo a full comentando sobre la reciente aparición del príncipe William en un evento clave del Reino Unido. El pasado sábado 14 de junio se celebró el emblemático desfile Trooping the Colour, que reunió a toda la familia real británica, incluidos el rey Carlos III y su esposa Camilla Parker, así como a William y Kate Middleton. La pareja real no llegó sola, ya que sus tres hijos también fueron parte de la comitiva.
Desde el balcón del majestuoso Palacio de Buckingham, todos los miembros de la realeza mostraron su porte y elegancia. Sin embargo, lo que realmente llamó la atención fueron los gestos del príncipe William, ya que, según la experta real Pilar Eyre, él pareció no querer asumir el papel de rey. Señaló que el rostro del heredero evidenciaba su desinterés, viéndose "de mal humor y forzado". Además, la especialista comparó su actitud con la de su padre y su abuela, la difunta reina Isabel II, mencionando que William tuvo un "mermado sentido del deber".
Eyre también describió al príncipe como alguien que rara vez se ríe y apuntó su "expresión de tristeza". Además, resaltó que la prensa británica no lo consideró particularmente laborioso; de hecho, muchos pensaron que debería involucrarse más, dado que en los últimos meses estuvo muy ausente de eventos públicos y se tomó vacaciones "cada dos por tres". Esta situación podría ir generando cierta incomodidad entre los ciudadanos.
Por otro lado, otro tema que captó la atención de los analistas de realeza fue la posición de William durante el desfile. Jennie Bond, otra experta en la materia, destacó que ese año el príncipe se situó al lado de su padre en el balcón del palacio durante el desfile aéreo de la RAF. Bond consideró que esto simbolizó un regreso a la normalidad, ya que el año anterior, la princesa de Gales había asumido un compromiso público tras su diagnóstico de cáncer y estuvo al lado de Carlos como un gesto de apoyo.