Cuando el termómetro sube, esa taza de café humeante puede parecer una misión imposible. Pero no tenés que resignar tu dosis de energía. La solución está en las versiones frías, que son mucho más que café con hielo.
Preparar café frío en casa es simple, económico y te permite controlar la intensidad y el dulzor. Solo necesitás café de buena calidad, algunos ingredientes básicos y ganas de experimentar. Olvidate de gastar de más en cafeterías caras.
Acá te vamos a guiar con cinco recetas clásicas y modernas para que encuentres tu favorita. Van desde el método más paciente (Cold Brew) hasta combinaciones dulces y con alcohol. Elegí la que más se adapte a tu gusto y a tu ansiedad.
1. Cold Brew: El café infusión, suave y menos ácido
Esta es la técnica de moda en todo el mundo. No es café helado, es una infusión en frío. Su magia está en la paciencia. Al no usar agua caliente, se extraen menos aceites y ácidos, dando un resultado notablemente suave, dulce y con menos amargor.
¿Cómo se hace? Necesitás café molido grueso (como para prensa francesa) y agua fría. La proporción es de 1 parte de café por 4 partes de agua. En un frasco, mezclalos, tapá y dejá en la heladera entre 12 y 24 horas.
Pasado ese tiempo, filtrá la mezcla con una servilleta de papel, un filtro de tela o una prensa francesa. Tenés un concentrado de Cold Brew listo. Para servirlo, llená un vaso con hielo, agregá una parte del concentrado y tres partes de agua o leche fría.
2. Affogato: Donde el café encuentra al helado
Esta receta es un postre italiano que se convierte en la bebida perfecta. Su nombre significa "ahogado", y eso es justo lo que hace: un espresso caliente ahogando una bola de helado. Es la unión perfecta entre lo caliente, lo frío, lo amargo y lo dulce.
La preparación no puede ser más simple. En una copa o taza pequeña, colocá una o dos bochas de helado de vainilla de buena calidad. Acto seguido, prepará un espresso corto y bien cargado y vertelo inmediatamente sobre el helado.
Verás cómo el helado se derrite parcialmente, creando una salsa cremosa y espumosa. Podés agregar un chorrito de licor como Amaretto o Frangelico, o simplemente espolvorear con granas de cacao.
3. Espresso Tonic: La burbuja sorprendente
Si te gustan las sensaciones nuevas, esta bebida es para vos. Combina la intensidad de un espresso frío con la frescura y efervescencia de la tónica. El contraste es brillante: el amargor del café y el ligeramente dulce y quinado de la gaseosa.
Prepará un espresso simple y dejalo enfriar a temperatura ambiente o en la heladera. Llená un vaso alto con hielo en cubos grandes. Agregá la tónica fría hasta las ¾ partes del vaso. Con mucho cuidado, verté el espresso frío por encima.
La clave está en verter el café sobre el hielo para que se enfríe aún más y se mezcle lentamente con la tónica, creando un efecto mármol. Se sirve con una rodaja de limón o naranja para realzar los cítricos. Es muy refrescante.
4. Café Bombón Helado: La dulzura en capas
Este es un clásico español, originario de Alicante, adaptado para el verano. La versión fría mantiene la esencia: la combinación de café fuerte y leche condensada. La presentación en capas lo hace visualmente irresistible y su sabor es un golpe de dulzor.
Necesitás café espresso fuerte, bien frío. En un vaso transparente alto, verté leche condensada hasta cubrir el fondo por uno o dos centímetros. Luego, agregá hielo en cubos hasta casi llenar el vaso, con cuidado de no mezclar las capas.
Finalmente, con una cuchara para que resbale, verté el café frío lentamente sobre el hielo. Verás cómo se forma una tercera capa superior. No lo mezcles: la gracia es ir tomando y que los sabores se unan en tu boca.
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5. Carajillo Frío: El clásico con un toque helado
Para cerrar con un toque para adultos, la versión fría del carajillo. Este combinado, popular en España y México, lleva café y Licor 43. La versión helada es perfecta para una tarde-noche de verano, como un digestivo refrescante y elegante.
Prepará un espresso y dejalo enfriar. Llená un vaso bajo (como un vaso de whisky) con hielo grande. Agregá una medida de Licor 43 (o el licor que prefieras, como brandy o whisky). Luego, incorporá el espresso frío.
Remové suavemente con una cuchara larga. Podés decorar con una tira de piel de naranja exprimida sobre la bebida para añadir aroma cítrico. El resultado es una bebida dorada, con el dulzor especiado y vainilla del licor cortando la intensidad del café.
