Durante décadas, la naftalina fue sinónimo de protección contra las polillas. Esas pequeñas bolitas blancas invadían placares y cajones con una eficacia comprobada, pero también con un olor penetrante e inconfundible que muchos intentaban camuflar sin éxito. Hoy, esa solución anticuada tiene los días contados. Con el avance de la ciencia y el auge de lo natural, surgieron alternativas igual de efectivas, más saludables y con aromas agradables que además embellecen tus espacios.
Cuáles son las nuevas aliadas para proteger tu ropa sin sufrir las consecuencias de la naftalina
Lavanda seca: aroma y protección en un solo gesto
La lavanda es mucho más que una planta decorativa o un perfume relajante. Sus flores secas, colocadas en bolsitas de tela dentro de los cajones o entre la ropa, resultan un repelente natural para las polillas. Lo mejor: podés cultivar la planta en casa. Es resistente, fácil de mantener y crece rápidamente, lo que te asegura una provisión constante sin gastar de más.
Eucalipto: frescura en versión spray
Además de su clásico aroma a limpio, el eucalipto también es un enemigo natural de las polillas. Si bien muchos colocan sus frutos secos en rincones del placard, la versión más potente es el spray casero. Solo necesitás mezclar en un rociador dos partes de alcohol etílico, una parte de agua y unas 25 gotas de aceite esencial de eucalipto. Dejá reposar la mezcla unos días para potenciar su efecto. Con unas pocas aplicaciones, vas a lograr un ambiente fresco y protegido.
Madera de cedro: protección elegante y silenciosa
Conocido por su capacidad de repeler insectos, el cedro rojo o aromático es una opción efectiva y prácticamente sin aroma perceptible. Se consigue en diversas presentaciones: discos, bloques, colgantes o bolsitas. Podés encontrarlos en ferreterías, madereras o plataformas online. Su acción dura meses, y con un simple lijado superficial podés renovar su eficacia.
Bicarbonato de sodio: el truco del pote escondido
Este clásico de la limpieza tiene también propiedades antisépticas y absorbentes. Colocar una buena cantidad en un recipiente pequeño (como un vasito de yogur limpio y seco) ayuda a mantener el interior del placard libre de humedad y olores, dos factores que atraen a las polillas. Cambialo una vez al mes para mantener su acción.
Conclusión: decirle adiós a la naftalina es más fácil de lo que parece
Con estas opciones naturales, económicas y agradables, mantener tu ropa libre de polillas ya no tiene por qué implicar olores fuertes ni productos tóxicos. El cambio está al alcance de todos: solo necesitás animarte a probar una nueva forma de cuidar lo que más querés. Tu ropa –y tu olfato– te lo van a agradecer.
El increíble truco casero para eliminar el olor del cigarrillo de la ropa
El ingeniero Diego Fernández, reconocido experto en el hogar, compartió algunos trucos muy útiles para eliminar esos olores molestos que nos traemos a casa tras una salida, como puede ser el caso del cigarrillo o las frituras. Todos vivimos esa situación en la que volvemos de un bar o de un restaurante y la ropa queda impregnada con esos aromas tan desagradables.
Por eso, Fernández propuso una solución económica y efectiva: el carbón activado. Aseguró que, para combatir los olores persistentes, fue fundamental no enmascararlos con perfumes o ambientadores, ya que eso solo empeora las cosas. En cambio, recomendó colocar una cucharada de carbón activo en un filtro para cafetera y sellarlo con pegamento.
El truco consistió en guardar la prenda en una funda de traje o, si no se dispuso de ella, en una bolsa de basura grande. Luego, el sobre de carbón activado debió ir junto a la ropa antes de cerrar el paquete. Fue clave colgar la prenda en una percha para permitir que ventile y el carbón haga su magia. Según Fernández, en unos días, la prenda quedó libre de olores, ya que el carbón absorbió las moléculas de los mismos.
El carbón activado no solo fue eficaz para la ropa. Su poder absorbente también lo hizo ideal para eliminar malos olores del frigorífico y purificar el aire en espacios cerrados. Aparte de esta técnica, el ingeniero mencionó otros métodos caseros que pudieron ayudar. Por ejemplo, el bicarbonato de sodio es un gran aliado; solo hay que agregar una tacita en la lavadora o espolvorearlo sobre la prenda y dejarlo actuar.
También sugirió usar posos de café en un recipiente junto a la ropa durante la noche, o sumergir la prenda en vinagre blanco diluido en agua antes de lavarla. Por último, una opción interesante fue congelar la ropa: doblarla y meterla en una bolsa hermética durante 40 minutos pudo ayudar a eliminar el mal olor.