Las relaciones de pareja cambiaron a la par de la vida digital. Mientras muchas personas muestran cada detalle de su vínculo en redes sociales, surge una tendencia que va en sentido opuesto. Se llama quiet dating, y trata de una forma de relacionarse que apuesta por la discreción y la intimidad. El concepto, que empieza a ganar fuerza en las nuevas generaciones, plantea un límite claro frente a la exposición constante.
El sexólogo y psicoterapeuta español Raúl Padilla explica que el quiet dating consiste en elegir una relación “en silencio”, especialmente en lo que respecta al mundo digital. “Lo que se busca es que no haya un seguimiento a tiempo real de la vida en pareja”, sostiene. Según el especialista, las redes sociales suelen desdibujar la frontera entre lo público y lo privado, y por eso esta práctica propone recuperar el control sobre lo que se muestra: “Que no haya injerencias de personas en la relación, es decir, que compartamos nada más que lo que queremos compartir y con aquellos con quienes queremos compartir”.
Padilla señala que detrás de esta tendencia hay necesidades emocionales muy actuales, como el deseo de intimidad y de vínculos más auténticos. En una época en la que las redes pueden distorsionar la percepción de la vida real, mantener la pareja lejos de la mirada ajena evita que esté “a merced del uso que puedan hacer el resto de personas con opiniones que puedan dar”. Es decir, impide que la relación quede “manoseada” o discutida por terceros.
Los beneficios del vínculo puertas adentro
Construir una relación en un entorno privado tiene ventajas concretas. Para el psicoterapeuta, la mayor de ellas es que “el ritmo lo lleva la propia pareja”. Cuando no hay presión por mostrar, el vínculo se cocina a fuego propio, sin comentarios externos, sin comparaciones y sin tener que adaptar la historia a la mirada ajena o a las expectativas del público.
Además, la discreción ayuda a evitar las dinámicas habituales de las redes, donde compartir suele responder más al deseo de aprobación que a la necesidad real de comunicar algo dentro de la relación. Por otro lado, Padilla advierte que el quiet dating requiere consenso. Si una persona desea privacidad pero la otra necesita cierta visibilidad o validación social, pueden aparecer conflictos. “Cuando quien quiere visibilidad acepta esa falta de publicaciones, en realidad no estará aceptando, sino resignándose”, explica. Esa renuncia puede transformarse con el tiempo en molestia o inseguridad si no se conversa abiertamente.
El especialista recuerda que mostrar a la pareja en redes no es obligatorio, pero tampoco debe considerarse superficial, ya que para algunas personas responde a necesidades humanas de reconocimiento y pertenencia.
