El bombardeo, el libro de cuentos que narra la tragedia sin fin

Un libro de relatos muestra las secuelas de la masacre y recupera miradas que creían perdidas. La hazaña de recrear lo inenarrable

16 de junio, 2025 | 00.05

Es un acto bárbaro escribir poesía después de Auschwitz, Theodor Adorno.

Cómo contar el mayor atentado de la historia Argentina. Contar que una bomba cayó en Plaza de Mayo y estalló sobre un colectivo que llevó a un contingente de niños, contar que jubilados atravesaban la plaza cuando los aviones esparcían las municiones, contar que los trabajadores se vieron sorprendidos por las naves justo antes de entrar a las oficinas o que algunos curiosos acudieron porque en los medios decían que habría una suelta de flores desde el cielo.

Es difícil contar una masacre injusta sin repetirse. Y esto justamente intenta El bombardeo, Plaza de Mayo Junio de 1955, de editorial Alfaguara. El libro es una compilación de historias del asesinato masivo contra el peronismo. Algunas muestran lo que ocurrió aquel dia, otras exploran las esquirlas que dejó en la memoria de los sobrevivientes.

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La ficción también sirve para graficar la tragedia como en el caso del relato Daños colaterales, en el que tres personas que nacieron aquel 16 de junio sufren alucinaciones que en realidad no son más ni menos que el horror cometido por los asesinos con sus bombardeos. Un arquitecto arruina una mansión cavando 400 tumbas, un abuelo ve cómo su nieto se transforma en una bomba de 500 kilos en su regazo y una mujer que limpia sobre una máquina bombardea la biblioteca Mariano Moreno.

 Los oficiales que bombardearon la Plaza de Mayo causaron  la muerte de más de trescientas personas, el doble de muertos que los ingleses caídos en Malvinas.

Otro de los relatos que se destaca es la historia del hombre que tiene la cualidad maldita de ver las tragedias antes de que ocurran. Así como vio a su padre morir en el fondo del riachuelo tras la caída de un tranvía, también se encontró con la pesadilla del bombardeo. El hombre va a la casa de su amigo que es un científico capaz de hacer llover para que detenga el avance de los aviones con la niebla. El cuento recrea la angustia del único capaz de prever la masacre y la carrera por evitarla. 

El libro tiene la grandeza de mostrar la tragedia desde diferentes ángulos. De reflejar la historia de una mujer que se encuentra con las bombas en medio de una entrevista laboral a las torturas que sufre en los setenta el hijo de un directivo de YPF convertido en peronista al ver la tragedia del 55. Algunos relatos en tercera persona, otros en primera, todo muestra lo ocurrido sin aburrir, siempre sorprendiendo con una nueva forma. 

A 70 años del bombardeo lo único que nos queda es no olvidar. La memoria es un laberinto de existencia caprichosa. A veces recordamos lo que no queremos, otras olvidamos lo que necesitamos recordar. Hagamos que el olvido se encuentre con esta masacre a cada paso. Este libro puede ser una herramienta más para eso.