Entrevista a Celeste Carballo: la voz del blues argentino se presenta en el ND Teatro

La blusera habló con El Destape a nada de la presentación de su nuevo disco en el ND Teatro. Celeste Carballo lanzó un álbum con versiones acústicas de diez canciones de Pappo; en la entrevista, contó cómo es pasar a tocar con banda las piezas que grabó sola en su estudio.

19 de septiembre, 2025 | 14.52

Mientras caía el sol detrás de un cielo nublado en la zona de quintas cercana a General Rodríguez donde vive desde hace décadas, en la tardecita del jueves 18 de septiembre del 2025, Celeste Carballo atendió el teléfono y saludó con voz alegre, a dos días de su presentación en el ND Teatro de Buenos Aires. Con los ladridos de sus perros de fondo y después de una siesta reparadora tras jornadas agitadas, la blusera se dispuso a hablar de su más reciente disco en homenaje a Norberto Napolitano -Pappoacústico- y de su inminente recital.

Celeste construyó su propio estudio de grabación a cincuenta metros de su casa y allí le dio vida a las diez versiones del repertorio de Pappo, para las que tocó todos los instrumentos ella. Durante la charla con El Destape, contó cómo es ser multiinstrumentista y qué se siente al ejecutar cada dispositivo musical. Además de recordar su encuentro con Joan Baez y hablar de su estrecho e inquebrantable vínculo con la música, la cantante describió cómo es su vida conectada con la naturaleza, rodeada de perros y de verde: sus propios vecinos la llaman cuando sus mascotas necesitan algún tipo de cuidado y ella va sin problemas, al servicio del bienestar de esos animales.

Durante más de media hora, la voz trascendental del blues y el rock argentino charló con El Destape sin importarle que 48 horas más tarde tendría que usar sus cuerdas vocales ante su público porteño.

Celeste Carballo, Pappoacústico y ser multiinstrumentista

¿Cómo es estar a dos días de un concierto importante?

- Hoy paré la máquina, porque vengo desde hace meses sin parar. Pude descansar. Pero hasta ayer ensayando un montón porque a este disco no lo grabé con la banda; lo grabé yo tocando todo. Eso es más lindo para grabar el disco, pero después es más difícil para llevarlo al escenario; tenés que pasar todo el concepto que creaste a los demás. Pero llegamos a un buen término. Como siempre le digo a la banda, el disco es una cosa y el show, otra. 

Te he escuchado decir que el poder del vivo tiene algo especial y que no tiene que sonar igual al disco, que está bien que sea así.

- Claro, está bien que sea así porque son dos productos diferentes. Igual está bueno mantener los arreglos y todo, pero yo el disco grabé con una guitarra acústica desenchufada, con el sonido ambiente. Eso no lo puedo hacer en un teatro. 

Celeste Carballo en el 98 (Instagram celesblues)

¿Cómo fue la grabación? ¿Grabás en tu casa?

- Hace cinco años construí un estudio, un ambiente para tener un audio buenísimo que está a cincuenta metros de mi casa. Y también grabé en el estudio de Victor Sanders, un bajista que toca conmigo desde hace años. Siempre, por más que sea algo muy simple, está bueno tener un ambiente para hacerlo, suena mejor todo. Sobre todo si es algo acústico.

Recién decías que tocaste todos los instrumentos, ¿cómo es ser multiinstrumentista? ¿Cada instrumento produce una sensación distinta?

- Sí, cada instrumento te produce un estado anímico distinto. Por supuesto que mi instrumento básico es la guitarra, pero hace muchos años, cuando me decidí a empezar a estudiar música, estudié desde el piano. Y eso estuvo buenísimo porque me presentó el mapa de la armonía en la cabeza, más claramente. No lo uso tanto en el escenario, pero sí lo uso para grabar y componer. Y después, el bajo me encanta; me gusta muchísimo y lo uso para armar arreglos porque se complementa muy bien con la guitarra. 

Cuando dijiste “voy a hacer un disco con canciones de Pappo”, ¿cómo fue elegir el repertorio? ¿En el proceso hubo alguna que costó más por algún motivo?

- Yo venía eligiendo repertorio desde fines del 2024, cuando me llamaron para participar con la banda tributo al Carpo en Cosquín Rock, que se hizo este año en febrero. Ya había empezado a estudiar sus temas y sus riffs para esa banda pero en un formato eléctrico y con versiones originales. Cuando terminó ese show me volví a casa, agarré la guitarra acústica -con la que estudio- y me di cuenta de que me había quedado con ganas de seguir tocando cosas de Pappo. Entonces seguí buscando pero para mí, no para hacer un disco.

Como al mes, dije “qué lindo que sería grabarlo” y directamente me lo propuse. Me surgió el título Pappoacústico y cuando pasó eso se me presentaron enfrente todas las canciones. La que sabía que iba a ser muy difícil era Desconfío, porque su versión eléctrica -que también la había hecho yo hace muchísimos años- significaba reandar el camino. Y me nació una versión soul, Motown, traté de volver al texto y a lo que dice la letra desde otra profundidad. 

El Blues para mi Guitarra también me costó mucho porque es un tema que tiene originalmente como 24 compases por vuelta, viste que el blues es como la chacarera: tiene vueltas y son todas iguales. Y cada vuelta eran 24 compases, entonces tenía que acortar distancias y lo llevé a ocho compases por vuelta. De esa canción hice tres versiones antes de la que quedó en el disco, totalmente distintas. Una tenía percusión, toqué todos los parches que tengo acá. Pero la escuché y dije “está muy linda pero no voy por ahí”.

Claro, vos escuchás y según cómo te resuena decís “sigo por acá” o “voy por otro lado”, porque no son matemáticas.

- Exacto, no es matemática. Es arte, que tiene otra aritmética; cada disco, libro, cuadro, tiene un idioma en general y hay que respetarlo. Yo venía con el idioma acústico de guitarras, de arreglos básicos, cosas muy simples como aclarar las melodías y ya esa percusión y todo lo que le puse al Blues para mi Guitarra se me estaba complicando mucho. Pasaron dos o tres días y, cuando la escuché de nuevo, dije “no”. La borré. Así, directamente. Empecé de cero otra vez hasta que encontré esa voz que tiene el estribillo, que me encantó. Me parece que tiene que ver con la relación del que toca la guitarra con la guitarra misma. Y ahí salió en tres minutos.

Cómo es componer canciones y el rol de lo social en las obras artísticas

Además de este disco de versiones, ¿estás componiendo? Si es así, ¿sobre qué temas? ¿Qué te interpela en la actualidad?

- No es que estoy componiendo sistemáticamente. Son momentos increíbles y mágicos; una energía que baja del inconsciente colectivo o no sé de dónde y te hace crear algo que no estaba antes, con tres acordes, con una historia, con un texto. A eso lo hago siempre, tengo muchísimo material inédito. De hecho, hace diez años grabamos Me Vuelvo Cada Día Más Loca Por Amor al Blues en vivo en el Ópera; fueron los cinco mejores temas de Me Vuelvo Cada Día Más Loca (1982) y cinco temas nuevos que había compuesto como Amanecer de un día García, Alfonsina volvé a nacer, eh, no sé qué otro.

Debajo del Aguaribay es de ese disco, ¿no?

- ¡Sí, Debajo del Aguaribay! Ese era un tema que venía cantando desde hacía mucho en los shows y la gente me preguntaba “¿dónde lo escucho?”.

Es que es una canción tan visual, la empezás a escuchar y vas viendo todo lo que relata. La escuchás y se te ve en cada situación que contás.

- (Risas) Claro es que siempre te critican los horarios de descanso pero si vos estás trabajando y viajando y llegás a tu casa a las 5 de la mañana, en algún momento tenés que dormir. Entonces es un poco irónica la letra en realidad, medio una broma. Pero sí, hay mucho material inédito. Ahora tengo algunos temas clave del año pasado que están ahí esperando para salir, que están muy buenos.

Y cuando componés a nivel lírico, de las letras, ¿qué te suele inspirar? ¿Cosas sociales, alguna historia que ves?

- Yo creo que siempre son cosas sociales pero con una mirada de todos los días. No es una mirada de dar clase ni de bajar línea. Es la mirada costumbrista del día a día, es una conversación.

Claro, viste que ahora está toda esta discusión de los artistas que hablan en su arte de lo que pasa a nivel sociopolítico y los que no. 

- En realidad, siempre el arte está apelando a lo social. No solo en la canción, las películas, la literatura, la escultura, todo. El tema es desde dónde se hace, cuál es la mirada. El amor también es un tema social, las relaciones humanas, familiares. La relación con el barrio, con la época. Pero son cosas que yo no me propongo, no digo “voy a tratar este tema”; el tema me invade. Por eso te digo que tiene que pasar esa magia, porque si vos te ponés de una manera impertinente a escribir un tema, no va a pasar nada.

¿Y en este momento algo de lo que está pasando en Argentina a nivel social te genera la necesidad de hacerlo canción?

- Sí, con lo que pasa en el Planeta Tierra. Yo creo que ya hay una consciencia global y sí, estoy escribiendo sobre lo que pasa. Más que escribiendo, cantando. Escribo muchas cosas que no son canciones, pero es otra cosa. Las canciones tienen un diálogo más conversado. Por ejemplo, nunca me senté a escribir Es La Vida que Me Alcanza, directamente la canté de principio a fin. El detalle fue que estaba grabando (risas). Lo grabé, quedó como un mes ahí guardado hasta que alguien dijo “qué bueno que es eso, anotemos la letra”. 

Celeste Carballo: recomendaciones musicales, su encuentro con Joan Baez y su amor por los animales

¿Hay alguna canción que tenés que cantarla porque es un hit pero que ya te gustaría no cantarla más por algún motivo?

- Yo creo que hay canciones que son buenas y otras que no lo son. A las buenas, las vas a cantar siempre, toda la vida. Y siempre te van a sorprender. Yo digo que una canción es como una casa; es un espacio físico donde estás viviendo mientras la cantás. Es un ambiente energético que te lleva a hacer tu camino, esas son las canciones que vas a cantar toda la vida. Hay canciones poderosísimas, son mantras. Cantar es como rezar, muy energético.

Viste que los primeros acercamientos a algo que te genera pasión te marcan. Después de décadas de contacto con la música, ¿te sigue pasando lo mismo?

- Lo mismo. Me sigue pasando lo mismo que cuando vi por primera vez una guitarra. Cuando veo mi guitarra, que es una hermosa absoluta, siento la misma emoción de cuando era chiquita. Es una emoción gigante, única y tiene mucho que ver con el amor, en serio. Por eso me encantó el Blues para mi Guitarra que hizo Pappo.

Celeste Carballo de chica. (Instagram celesblues)

¿Qué música estuviste escuchando últimamente? ¿Hay algo que pueda sorprender, que nadie se espere que vos escuches?

- No creo que pueda sorprender a nadie porque escucho mucho blues. Me gusta encontrar a artistas de las nuevas generaciones como Gary Clark Jr, él es de Texas y lo descubrí cuando todavía no había grabado su primer disco. Me enloquecí, después también se enloquecieron con él los Rolling Stones, Eric Clapton. Clapton le escribió una carta agradeciéndole su existencia porque él le devolvió las ganas de tocar la guitarra. Eso es lo que me gusta. 

En pandemia también descubrí a Billy Strings, que su banda son solo cuerdas, no hay batería. Él hace bluegrass, que es como el blues del campo. El pibe nació con una guitarra incorporada directamente, porque el padre era violero y cantante de ese estilo. Y este pibe está rompiéndola; en Estados Unidos hace años que llena estadios de 100 mil personas. no trasciende a Argentina, pero ya hizo sus primeras giras en Europa y la rompe mal. Me llevó a escuchar bluegrass, a escuchar Bob Dylan.

Claro, más para el lado del folk. Justo hoy estuve escuchando a mujeres del folk como Joni Mitchell, Joan Baez.

- Uy, las amo. Con Joan Baez me crucé en un escenario, apareció en un show. La fui a ver en Atlanta.

¿Y cómo fue eso?

- Apareció en un festival donde yo estaba y empezó a tocar, en San Francisco. Y son ídolas totales, más que ídolas; maestras. Ellas son de una generación más arriba que la mía, así que se aprende un montón. Yo vivo estudiando. Mi vida es estudiar, estudiar y trabajar en mi casa acá donde tengo mucho verde, perros, cosas para hacer todo el tiempo.

Claro, vivís muy conectada con el aire libre y la naturaleza. ¿Tenés muchas mascotas?

- Sí, en realidad no son mascotas, son mi familia. Seres que estaban viviendo acá cerca de mi casa, en la casa de vecinos que no los podían cuidar, alimentar, vacunar y, por más que los quisieran mucho, no podían darle algo para que durmieran, acá hace mucho frío en invierno. Entonces yo me encargo cuando pasan esas cosas, me llaman cuando hay que operar a un perro o cuando necesitan algo así. Y en algunos casos se quedan en casa, se arma familia. Tenemos mucho que aprender de los perros.

Sí, ¿no? La poca neurosis que tienen los animales, a diferencia de los humanos, te conecta con lo simple. Tenemos que aprender de su simpleza. 

- Sí y de su nobleza. Ellos no te van a engañar, te van con la justa siempre. Y con lo de la neurosis, cuando un perro tiene mucha relación con la especie humana, adquiere neurosis. Son capaces de mentir, eh. Este que tengo acá, que es un salchicha, ¡me versea! Y yo me doy cuenta (risas).