Muñecas presenta 'Melancolía y otros vicios modernos': "Este disco es como hacer pública una sesión de terapia"

Muñecas presenta Melancolía y otros vicios modernos, un disco íntimo y catártico que cierra una etapa con libertad creativa, humor melancólico y una mirada honesta sobre el presente.  

09 de junio, 2025 | 14.41

Con una identidad cada vez más consolidada y una lírica que no le teme a la contradicción emocional, Muñecas presenta Melancolía y otros vicios modernos, su cuarto álbum de estudio. Este nuevo trabajo representa un regreso sonoro a sus orígenes, a aquel primer disco que marcó un camino. Sin embargo, este retorno llega cargado de madurez, con una propuesta más sofisticada y una producción de alto nivel que contó con la participación de Tuta Torres (Babasónicos), Percii, Dani Pérez, Fede Falco, Billie Gómez y Santiago De Simone. El resultado es una obra que cierra un ciclo, pero con la certeza de que lo que viene será igual de intenso y honesto.

Cronistas del desencanto generacional y herederos de la mística del rock argentino, Muñecas vuelve a poner el foco en la cotidianidad, en los vínculos y en las contradicciones humanas, pero lo hace con una mirada reflexiva y poética. Con canciones como El Toxi, Dulce y Melanco o Charlatán, el grupo apuesta a un sonido vibrante que combina melancolía, ironía y emoción genuina. Este disco reafirma su vocación de construir una narrativa íntima, visual y profundamente contemporánea, sin perder esa esencia nostálgica que los caracteriza.

-“Melancolía y otros vicios modernos” parece ser un viaje emocional que retoma el espíritu de su primer disco pero con una mirada más madura. ¿Qué aprendizajes o cambios personales se ven reflejados en este nuevo trabajo respecto a sus comienzos?

-Fabrizio Zero (Voz): En nuestro caso, fue la construcción de un oficio para narrar mundos e historias, y la consolidación de una identidad musical que se sostiene en cierta impermeabilidad a lo que el mercado parece demandar. En otras palabras: no somos unos marcianos y lo que nos gusta a nosotros, seguramente también le gusta a otros. No importa si son veinte personas, cinco personas o quince mil; ese es el público que nos importa. Porque lo único que vale es hacer lo que se te canta, lo que te apasiona y te entusiasma. Al final de cuenta fue la pasión la que nos metió en esta. Suena a un lugar común, porque ningún artista va a decir “yo hago lo que esta de moda”, pero no siempre se sostiene con los hechos. Nosotros nos dejamos llevar por lo que nos pinta en el momento , no importa lo que pase después. ¿Sale bien? !genial! Si en cambio nos da un poco de vergüenza ¿Qué le vamos a hacer? Tampoco nos tomamos tan en serio. Es parte del camino.

-El disco explora la vida cotidiana desde la melancolía, la nostalgia y cierta ironía. ¿Cómo es el proceso de transformar esas emociones tan personales en canciones que logran conectar con un público amplio?

-Es algo natural, me parece. Elegimos hacer de la música un lugar de catarsis. Un espacio confesional donde elegimos contar lo que nos pasa con esta realidad que vivimos. Esos sentimientos e historias no son únicas, es algo que atraviesa a nuestra generación y de ahí un poco la ironía. Intentamos no dramatizar tanto esto que nos pasa y buscarle borde de humor, porque nos pasa un poco a todos. No queremos deprimir a nadie. Y además el disco no es solo melancolía y nostalgia. Es verdad: vivimos una época de hiperindividualismo, faltas de perspectivas de futuro, mayor depresión y narcisismo exacerbado que nos sumerge en miles de inseguridades y descontento con el presente. Todo eso nos empuja, muchas veces, a añorar tiempos que supuestamente fueron mejores. Pero en este álbum tratamos todo el tiempo de mostrar al amor (hacia los demás y a la propias convicciones) y la construcción colectiva como refugio. Resaltamos el valor de ser consecuentes con lo que uno es y desea.

Lo sentimos necesario y liberador. Como si hubiéramos hecho pública una sesión de terapia o un encuentro de reflexión. En esta época donde la sociedad de consumo trata de aislarnos cada día más en nuestras pequeñas islas algorítmicas, y al mismo tiempo programarnos, como si fuéramos robots, para volvernos cada día más uniformes, es importante recordar que a pesar de los conflictos, no estamos solos. En los demás y en nuestras convicciones hay un lugar de resistencia.

-Trabajaron con productores y mezcladores como Tuta Torres, Percii, y Dani Pérez, entre otros. ¿Qué aportes concretos hizo cada uno y cómo influyó su visión en el sonido final del álbum?

-Tuta en este álbum aportó su labor de productor en la canción “El Toxi” solamente, pero trabaja con nosotros desde nuestros comienzos y es un mentor muy importante. Si hoy en día nos estamos auto produciendo (y también produciendo a otros) es en parte gracias al tiempo que compartimos trabajando con él, de quien aprendimos bocha sobre este oficio.
Además, el disco cuenta con aportes en distintas canciones de cracks como Percii, Dani Pérez, Billie Gómez y Fede Falco en mezclas; y Santiago De Simone en el máster de todo el álbum. Cada uno sumó matices claves para que el disco no sea un viaje musical uniforme, sino que cada canción tenga un mundo propio. Pero que al mismo tiempo, que todos esos mundos conversen entre sí. Porque este disco, de alguna manera, tiene una narrativa que creíamos debía respetarse.
Es un laburo super complejo, porque cada uno de los chicos tiene su identidad sonora muy marcada. Que lo hayan logrado, habla muy bien de la calidad de profesionales que son.

-La presentación del disco fue en El Murci, en Rosario. ¿Qué significó para ustedes volver a tocar en su ciudad con un álbum que cierra un ciclo y abre otro?

-Armamos una puesta súper ambiciosa que exigía una precisión a la que no estábamos acostumbrados. Somos muy cinéfilos y amantes de todo lo que es la teatralidad, así que la idea nuestra fue usar el teatro a nuestro favor para introducir al público en otra dimensión desde el momento en que cortaban el ticket. La Apuesta del El Murci (Teatro Astengo) es la de usar el escenario al revés: poner al público con el artista y al teatro y sus gradas como gran telón de fondo. En nuestro caso, moldeamos las luces, el espacio y utilizamos, por momentos, diferentes recovecos del teatro y recursos técnicos para generar una atmósfera única en cada tema. Fue una puesta en escena viva, que mutaba con el correr de las canciones y dialogaba directamente con el público. Una experiencia realmente inmersiva que recorrió el disco canción por canción. Y también incluímos viejas canciones, por supuesto. Fue un quilombo de hacer, la verdad. Pero lo disfrutamos muchísimo y salió tal cual lo pensamos. Y  lo más importante fue que la gente flasheó. Fue una experiencia hermosa y liberadora al mismo tiempo. La verdad es que no podíamos celebrar de mejor manera el final de una etapa y el comienzo de un nuevo camino.