Murió Manga, el histórico arquero de Brasil: el hombre de las hazañas

En tiempos de dictadura, por ejemplo, solía contarse que Manga recibía de un militar el sobre cerrado con el candidato que debía votar en elecciones municipales y que, cuando un compañero le observó por qué no lo abría, el arquero le respondió: “no puedo, el voto es secreto"

08 de abril, 2025 | 18.48

Fallecido hoy a los 87 años, Manga (Haílton Corrêa de Arruda), titular en la selección de Brasil en el Mundial de 1966, campeón entre otros con Botafogo y con Inter, pero figura mítica en Nacional de Montevideo, tiene decenas de anécdotas que retratan su paso por el fútbol. 

En tiempos de dictadura, por ejemplo, solía contarse que Manga recibía de un militar el sobre cerrado con el candidato que debía votar en elecciones municipales y que, cuando un compañero le observó por qué no lo abría, el arquero le respondió: “no puedo, el voto es secreto”. Manga, centro de anécdotas, reales o inventadas, murió a pocos días de una nueva celebración del “Día del Arquero” en Brasil, que se recuerda todos los 26 de abril, desde 1976, y en su homenaje, por sus hazañas en casi medio millar de partidos. 

Hay otra historia más compleja que involucra a Joao Saldanha, periodista y DT (dirigió a la selección de Brasil en eliminatorias invictas del Mundial de México 70), irascible y miembro del Partido Comunista. Saldanha acusó a Manga de haberse vendido en la final del Estadual de Río de Janeiro de 1967, un juego que Botafogo, igualmente, terminó ganándole a Bangú, el equipo propiedad de Castor de Andrade, corredor de apuestas célebre, “bicheiro” famoso. Saldanha fue inclusive con un revólver a un encuentro siguiente. Disparó dos veces cuando vio a Manga. Jairzinho, atacante célebre de Botafogo y de la selección que brilló en México 70, contó que Manga dio un salto de casi tres metros de altura para trepar un muro y escapar de Saldanha. 

Su vocabulario, cuentan, era más bien escueto. Mané Garrincha, otro héroe del fútbol de Brasil, campeón mundial en Suecia 58 y Chile 62, contó alguna vez que un exótico pájaro hablador que un recordado ex gobernador de Río, Carlos Lacerda, mostró a todo el plantel de Botafogo en una visita al Palacio Guanabara, manejaba más palabras que Manga.

Hay otra anécdota que lo incluye, pero de modo injusto. Copenague, gira europea de Botafogo en 1955: un jugador poco avispado compró una radio hermosa, una gema para la época. Garrincha, que se la quería regalar a una de sus novias, le dijo que esa radio solo hablaba en danés, que cuando la llevara a Brasil nadie entendería nada y que entonces le haría un favor y se la compraría en dos dólares. La primera versión de esa anécdota ubicó a Garrincha como pobre víctima, parte de una narrativa que decía que Garrincha era algo tonto. En rigor, fue Garrincha el que se aprovechó de un compañero, que no fue Manga, como también circuló luego. El primer comprador de esa radio había sido Helio, apodado “Boca de Sandalia”. 

Manga, que también tuvo tres hermanos futbolistas (Manguito, Dedé y Alemao) fue tetracampeón carioca con Botafogo, cuando el Estadual valía más que el hoy llamado Brasileirao. Fue tricampeón “gaúcho” con Internacional de Porto Alegre y tricampeón pernambucano con Sport, su primer club (nació en Recife). Fue titular en Inglaterra 66, el Mundial en el que Europa se desquitó de Sudamérica, moliendo a palos a Pelé y eliminando con arbitrajes polémicos a la Argentina y a Uruguay. Manga era ágil, bueno con los pies y valiente, tanto que atajaba sin guantes y resistió en el arco aun con dedos fracturados. 

En Argentina, lo recordamos ante todo cuando pasó a Nacional de Montevideo, tetracampeón uruguayo de 1969 al ’72 y porque ganó la Copa Libertadores de 1971, frenando al Estudiantes de La Plata de Osvaldo Zubeldía y de Carlos Bilardo, que venía de ganar tres ediciones seguidas. Nacional ganó luego la Intecontinental ante Panathinaikos, de Grecia, porque Ajax, que era el campeón europeo, se negó a jugar. Manga, que solía endeudarse por su vicio con el juego, actuó luego en Gremio, Coritiba, Operario y se retiró en Barcelona, de Ecuador, a los 45 años, donde una entrevista de ESPN lo descubrió ya de viejo en llanto emotivo, deseoso de pasar los últimos años de su vida en Brasil, pero sin hogar para cumplir el sueño. El periodista Marcelo Gomes, autor de la entrevista, se conmovió tanto que consiguió finalmente que Manga y su esposa fueran alojados en “Retiro do Artistas”, una institución de Río, donde pasó sus últimos años, cáncer de próstata incluído, hasta su muerte anunciada hoy.