La tecnología de señalización automática de líneas de Wimbledon fue objeto de críticas el domingo, tras un vergonzoso fallo que le robó un punto a Anastasia Pavlyuchenkova durante su victoria en octavos de final contra la británica Sonay Kartal en la Pista Central.
La rusa tenía un punto de juego con 4-4 en el set inicial y Kartal lanzó un golpe que pareció claramente largo, pero no hubo señal y Pavlyuchenkova detuvo el juego.
El árbitro Nico Helwerth pidió consejo a los organizadores del torneo por teléfono.
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Las repeticiones de televisión mostraron que el tiro de Kartal había sido claramente fuera, pero Helwerth dictaminó que, como la tecnología del ojo de halcón no había seguido la trayectoria de la pelota, el punto debía repetirse.
Kartal acabó rompiendo el saque de Pavlyuchenkova, que se enfadó mucho con el árbitro: "Como es local, pueden decir lo que quieran. Me arrebataron el juego. Me robaron el juego. Me robaste el juego".
La jugadora de 34 años recuperó la compostura con rapidez y demostró la resistencia que ha marcado su larga carrera al alcanzar los cuartos de final con una victoria por 7-6(3) y 6-4.
No obstante, el principal asunto de conversación fue el primer gran fallo del sistema automatizado de Wimbledon, que sustituyó este año a los jueces de línea humanos.
Los oficiales del torneo dijeron más tarde que el problema fue causado por un error del operador y que el árbitro siguió los protocolos correctos, aunque Pavlyuchenkova sintió que debería haber intervenido para corregir un error obvio.
"Estábamos esperando una decisión porque el sistema no funcionaba, pero yo esperaba oír si decían que la pelota estaba dentro o fuera", afirmó a los medios. "En lugar de eso, sólo dijeron que se repitiera el punto. Fue complicado, sobre todo porque era un momento crucial del partido".
"Esperaba una decisión diferente. Pensé que también el juez de silla podía tomar la iniciativa. Por eso está ahí sentado en la silla. Él también vio que estaba fuera, me lo dijo después del partido. Pensé que lo haría, pero no fue así", agregó. "Creo que también es difícil para él. Probablemente tenía miedo de tomar una decisión tan importante".
Preguntada por cómo se habría sentido si el punto le hubiera costado el partido, Pavlyuchenkova esbozó una sonrisa: "Sólo diría que odio Wimbledon y que nunca volvería aquí".
La rusa, que dijo que debería haber un sistema de reserva, no es la primera persona que cuestiona esta semana la señalización automatizada de líneas.
La británica Emma Raducanu afirmó que hubo varias decisiones erróneas durante su derrota ante Aryna Sabalenka. "No, no confío en el sistema. Creo que las otras jugadoras dirían lo mismo, hubo algunas bastante dudosas, pero qué se le va a hacer", declaró tras su derrota.
El británico Jack Draper también cree que no es 100% exacto, mientras que la suiza Belinda Bencic dijo esta semana que es un asunto candente en los vestuarios.
(Editado en español por Carlos Serrano)