Vélez Sarsfield consolida su identidad a través de un proyecto formativo que no solo da frutos dentro de la cancha, sino que también fortalece la estructura institucional del club. En los últimos tres años, las divisiones inferiores del Fortín conquistaron cuatro títulos y dos subcampeonatos, ratificando que “La Fábrica”, como se conoce al semillero velezano, sigue siendo una referencia en el fútbol argentino.
Más allá de los trofeos, los resultados son palpables en el primer equipo: buena parte del plantel campeón de la Liga Profesional 2024 surgió de las categorías juveniles, coronándose en una final vibrante ante Estudiantes de La Plata. Figuras como Franco Villalba, Mateo Acuña, Maximiliano Porcel y Raúl Cabral son apenas algunos de los nombres que hoy brillan en la elite, acompañados por la solidez defensiva de Lucio Valdés y Mirko Bruno. Esta generación demuestra que el talento no solo se forma, sino que también se potencia con una idea clara y un respaldo institucional sólido.
El vicepresidente tercero del club, Nelson Pugliese, fue enfático al respecto: “El desarrollo de las divisiones inferiores es una política que es una marca registrada de Vélez, y es el resultado del trabajo de muchas décadas y del compromiso que han tenido todas las dirigencias con esta causa. Nosotros buscamos continuar, consolidar y potenciar esa historia, poniendo siempre al jugador en el centro, generando entornos de desarrollo y apostando al crecimiento colectivo”.
Desde el club destacan la inversión constante en recursos, infraestructura y personal capacitado, junto a una política de comunicación que mantiene alineadas las distintas áreas del proyecto formativo. Vélez apuesta al largo plazo, priorizando un camino sostenible que permita formar personas además de futbolistas.
Con una visión integral, el club de Liniers reafirma que los grandes logros se construyen desde la base. La Fábrica no es solo un símbolo: es una estrategia, una identidad y una promesa de futuro que ya comienza a rendir sus frutos.
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