En un juego de suma cero, como es el equilibrio fiscal, lo que se paga de más en un rubro se recorta en otro. Es así como plantea el esquema de “déficit cero” que impone el gobierno de Javier Milei. En este caso, como sucedió en otros tantos, el recorte se hace sobre las necesidades de la población para engrosar los bolsillos de los financistas amigos del ministro de Economía, Luis Caputo. Esos mismos que celebran un aumento de la deuda con el mercado y el Fondo Monetario como la solución a todos los problemas. Sólo en marzo, el Gobierno redujo -en términos nominales, es decir en pesos corrientes- partidas de Educación, Programas Sociales, subsidios a la Energía, transferencias a Universidades y a las Provincias por un total de 396.662 millones de pesos respecto de las partidas de un año atrás, las que se destinaron para pagar intereses de deuda (346.430 millones). Incluso le sobró para que Caputo celebre un superávit financiero y anticipe en las redes un “ajuste fiscal adicional”.
Para cumplir con los condicionamientos que le impuso el Fondo para el desembolso de dólares frescos, el Gobierno se comprometió a una nueva ronda ajustes, en un marco en que redujo impuestos que afectarán de lleno en la recaudación. Los ingresos vienen castigados además por la recesión económico que impacta de lleno en las arcas públicas. Las estimaciones de las consultoras aseguran que este año el “esfuerzo fiscal” –que siempre recae la población—para conseguir la meta de Milei implica un aumento del gasto primario real nacional del 3 por ciento este año. Como los ingresos totales del Gobierno, en una economía que no arranca, este año se mantendrían constantes, por lo que el gasto, tendría que bajar, principalmente en salarios, transporte, transferencias y gastos de capital.
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“El Ministerio de Economía dispuso implementar un ajuste fiscal adicional para 2025 de 0,3 por ciento del PIB, lo que equivale a 0,5 por ciento anualizado e implica una suba en el superávit primario establecido para el año desde 1,3 por ciento del PIB a 1,6 por ciento del PIB”, confirmó el propio Caputo desde su cuenta de X (ex Twitter). Durante marzo el sector público registró un resultado financiero superavitario por 398.909 millones, producto de un resultado primario de 745.339 millones de pesos, y de un pago de intereses de deuda pública neto de los intra-sector público por 346.430 millones pesos. El resultado se explica por el fuerte ajuste que aplicó, tanto medidos en pesos corrientes como en términos reales (descontada la inflación) en las principales partidas que afectan a la población.
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El sector público acumuló al tercer mes del año un superávit financiero de aproximadamente 0,2 por ciento del PIB (superávit primario de aproximadamente 0,5 por ciento del PIB), profundizando el ajuste que utiliza La Libertad Avanza como ancla para frenar una inflación que luego terminan atizando con devaluación de la moneda. Si se descuenta la inflación (el IPC interanual a marzo es de 55,9 por ciento) se registran recortes en varias partidas vinculadas a programas sociales, salarios de trabajadores del sector público, gastos de capital en provincias y subsidios.
Los recortes más evidentes, porque fueron en términos nominales (es decir, se destinó menos cantidad de pesos sin tener en cuenta los precios) fue Programas Sociales (55.382 millones de pesos menos que en marzo de 2024), subsidios a la Energía (163.914 millones menos), Transferencias a Universidades (153.091 millones menos), Gastos de capital en Energía (19.167 millones menos) y transferencias de capital a provincias (1.108 millones menos). En total, destino 396.662 millones de pesos en estas partidas, lo cual, si se actualiza a precios constantes el desplome es todavía más grosero. El monto menor destinado en marzo guarda relación con lo que pagó el Gobierno en “intereses netos” de deuda; unos 346.430 millones de pesos, según informó el Ministerio de Economía.
De acuerdo con el esquema de ahorro e inversión de marzo, las transferencias corrientes alcanzaron los 3,03 billones de pesos (39,6 por ciento), por debajo de la inflación del período. Aquellas correspondientes al sector privado presentaron un crecimiento de 771.584,6 millones de pesos (40,3 por ciento. Se destacan las inherentes a las prestaciones sociales, las prestaciones del PAMI, el impacto de la movilidad en las asignaciones familiares, los programas de Política Alimentaria, y el Plan 1.000 días. Por su parte, las transferencias corrientes al sector público realizadas en marzo alcanzaron los 345.016 millones de pesos (35,3 por ciento), casi la mitad de la inflación.
Por su parte, los subsidios económicos presentaron una caída de 52.499 millones de pesos (-11,9 por ciento interanual.), donde los energéticos se redujeron en 163.914 millones (-53,1 por ciento), mientras que los destinados al transporte se incrementaron en 119.314 millones (114,7 por ciento). El Gobierno mantuvo los subsidios al Transporte para mantener un menor impacto en el bolsillo de los trabajadores en un escenario pre-electoral, pero se espera que sean los próximos en recibir el tijeretazo, golpeando especialmente a los trabajadores que son quienes más utilizan este servicio.
Estos mayores recortes se dan además en un esquema en que se mantuvo la baja de impuestos sobre sectores con mayor capacidad de “respuesta”. “Entre ellas se cuentan: i) la expiración del Impuesto PAIS en diciembre (había aportado 0,3% del PIB en el primer trimestre de 2024), ii) la baja transitoria de derechos de exportación para exportadores que cumplan con el plazo establecido para la liquidación de divisas, conforme lo estipulado por el Decreto 38/2025 y iii) la derogación a partir de marzo de la suspensión de los certificados de exclusión, lo que incidió negativamente en la recaudación de las percepciones aduaneras en IVA y Ganancias”, detalló el ministro Caputo en su cuenta de red social. En contraposición, se sumaron más trabajadores a pagar Ganancias.
Esta baja discriminada de impuestos derivó en que los ingresos se mantengan en línea con la inflación, lo que en términos reales implica una recaudación sin mejora. Los ingresos totales en el mes alcanzaron los 9,4 billones de pesos (54,8 por ciento interanual). En lo que respecta a los recursos tributarios, los mismos presentaron un crecimiento de 60,1 por ciento interanual, explicado principalmente por la variación de los ingresos correspondientes a Ganancias (104,3 por ciento), Aportes y Contribuciones a la Seguridad Social (99,7 por ciento), Derechos de Importación (89,8 por ciento) y Exportación (78 por ciento), IVA neto de reintegros (59,4 por ciento) y por Débitos y Créditos (57 por ciento). En los próximos meses los ingresos se mantendrán estancados, mientras que el Gobierno seguirá con sus rondas de recortes del gasto.