El Banco Central vendió este jueves 379 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional, en un intento de demostrar al mercado que está dispuesto a hacer cumplir las bandas de flotación, cuando crece la desconfianza de los operadores y crecen las expectativas sobre el anuncio de medidas cambiarias durante el fin de semana. “Así hasta octubre no llegan” fue el comentario en los ámbitos políticos y económicos y no se referían a las elecciones legislativas del 26 sino simplemente a transitar las ocho ruedas que restan todavía de septiembre, donde además se concentra un vencimiento de deuda pública que puede agregar liquidez al incendio cambiario.
El Gobierno, empezando por el presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, y el resto del aparato de difusión oficial y paraoficial intentó adjudicar la presión sobre el dólar a la “paliza” que se comió el oficialismo en el Congreso, donde esta semana en Diputados se insistió en las leyes de financiamiento de las Universidades Nacionales y de emergencia en pediatría y hoy el Senado aprobó el reparto de los fondos de ATN.
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En el mercado, en cambio, solo se mira la insolvencias del Gobierno para hacer frente a los vencimientos de deuda de este año y el próximo, frente al fracaso de la estrategia impuesta por Milei que le impidió al Banco Central acumular reservas cuando hubo sobreoferta de dólares en el mercado y lo obliga ahora a vender las divisas prestadas por el FMI.
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La percepción del fin del esquema cambiario y monetario se aceleró después de la derrota electoral del oficialismo libertario en las elecciones legislativas bonaerenses, que llegaron después de obtener el cuarto lugar en las elecciones correntinas, y de la difusión de encuestas que no mejoran las chances del oficialismo para las legislativas nacionales del 26 de octubre.
Los informes de consultoras, bancos y fondos de inversión que hasta hace dos semana describían un contexto favorable para el oficialismo, incluso después de las elecciones en Buenos Aires, cambiaron su visión y empiezan advertir sobre una posible clara derrota de Milei que significaría no obtener el piso de diputados que garanticen la posibilidad de gobernar por decretos y defender los vetos con el tercio de la Cámara Baja.
En el mercado de cambio desde temprano aparecieron las órdenes de venta del Banco Central en el techo de la banda, que para el jueves se fijó en 1474,5 pesos, igual que en la víspera, que intentaron actuar como tapón pero como no aparecieron oferta de los exportadores ni de las empresas que toman endeudamiento en divisas, rápidamente se rompió el muro y empezó a sangrar las reservas.
También se activaron los Credit Default Swap (CDS) que se dispararon a 1.226 puntos (ayer estaban en 922,63 puntos) a seis meses, según reflejó el portal financiero Cbond.es, mostrando el creciente temor a un default cuando tenga que afrontar los pagos del servicio de la deuda en enero próximo. Los Credit Default Swaps, son contratos financieros de riesgo crediticio donde un comprador paga una prima a un vendedor a cambio de protección contra el incumplimiento de un bono o préstamo.
Ese clima se trasladó al mercado bursátil, donde sorprendió los anuncios de dos de las principales Agentes de Liquidación y Control (ALyC), Puente y Balanz, que comunicaron pérdidas superiores a 15% de su patrimonio neto en el primer semestre del año, producto del desplome de los precios de los bonos y acciones medidos en dólares.
Los bonos registraron caídas históricas del orden del 10%, de 8,8% en el Merval medido en dólares y de 6% a 9% en las acciones que cotizan en Wall Street. La caída de los bonos llegó a 9,4% en el AL30 de legislación local y el de mayor liquidez en el mercado y a 8,5% en el GD30, de legislación de Nueva York y el preferido para las operaciones de CCL, y disparó el Riesgo País arriba de los 1400 puntos.
La presión para sacar dólares del país por el temor a una devaluación inminente volvió a abrir la brecha de precios entre el valor de la divisa oficial y la del Contado con Liquidación, que al cierre de las operaciones se ubicó en 6%.
La instalación de la brecha potencia las expectativas de devaluación del dólar oficial y acelera el traslado a precios, rompiendo dos de los supuestos logros que exhibía el oficialismo libertario de Javier Milei en la campaña electoral: se termina la estabilidad cambiaria y se acelera la inflación.