El modelo económico del gobierno que encabeza Javier Milei generó, en este año y medio de gestión, una sostenida destrucción de fuentes de trabajo que, en el caso de las trabajadoras de casas particulares, no parece encontrar piso: en marzo (último dato oficial disponible) evidenció el nivel más bajo para la última década, cifra incluso peor que la observada en la crisis de la pandemia. De todas maneras, sigue siendo uno de los más afectados por el deterioro generalizado en el mercado laboral formal: el empleo sectorial se contrajo 12% (más de 58.000 puestos) comparado con el pico que había registrado en febrero del 2020, cuando superó los 500.000 puestos registrados. Solo en lo que va de la gestión libertaria, se perdieron más de 22.000 puestos en el servicio doméstico, en una actividad que ya padecía un 77% de informalidad.
Esta situación se agrava frente al desincentivo al registro que implica la eliminación de las multas a empleadores por no cumplir con la contracción formal, según la reforma laboral que se aprobó en 2024 por iniciativa del oficialismo, sumado a que la actividad percibe en promedio los salarios más bajos de la economía. Se suma la eliminación del programa nacional Registradas que buscaba promover la formalización en el sector, así como el golpe generado por el fin de las moratorias que permitía acceder al derecho a un haber jubilatorio a más de 1 millón de empleadas domésticas que pese a trabajar todo el día no llegan a contar con los aportes suficientes.
Las trabajadoras de servicio doméstico se concentran en los primeros deciles, esto es los más pobres y usualmente con jefaturas femeninas. De hecho, una de cada tres jefas de hogar con hijos tuvo que endeudarse para llegar a fin de mes en este último tiempo. Todo ello en una coyuntura donde el empleo formal general no parece dar señales de mejora (habría vuelvo a caer en abril) en tanto que el poder de compra del ingreso promedio acumula tres meses de pendiente negativa.
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Radiografía del empleo doméstico
De acuerdo con los últimos datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), a marzo de 2025, el empleo en casas particulares totalizó 441.529 puestos, lo que implica la pérdida de más de 22.000 empleos solo en lo que va de la gestión de Javier Milei, cayendo así en niveles similares a la última década (en marzo 2015 eran 442.000 puestos). Como consecuencia de este derrotero, el sector evidenció una contracción de 11,7% (pérdida de más de 58.000 puestos) comparado con el pico registrado en febrero del 2020, cuando había llegado a superar los 500.000 empleos registrados.
Se trata la segunda actividad con mayor inserción laboral para las mujeres (18% de las ocupadas) que enfrenta ahora una agudización de condiciones ya precarias de trabajo. Desde marzo del 2020 sufrieron el impacto negativo de la pandemia por Covid-19, con la pérdida de más de 250 mil puestos, que si bien luego comenzaron a recuperarse lo hicieron de forma más lenta que en el resto de las actividades económicas. Según información oficial, la caída en el empleo fue tal en ese periodo que modificó la estructura de inserción laboral de las mujeres en el país: si para principios del 2020 casi 1 de cada 6 trabajadoras se empleaba en esta rama para 2021, lo hacían 1 de cada 8.
Los datos de este último tiempo muestran una agudización de esa performance contractiva, al punto de que la actividad viene -desde agosto del 2023- en franco retroceso. De esa manera, los datos difundidos esta semana por la Secretaría de Trabajo nacional arrojaron el nivel más bajo de la última década y nada hace suponer que la caída se frenará en lo inmediato: en marzo pasado representaron el 11% del total del empleo destruido ese mes, con un total de puestos que se parece al registro de 2012.
No es menor considerar que si bien las características locales también se repiten en la región, ya que el empleo es una de las principales actividades laborales de toda América Latina, alcanzando a más del 10% de la fuerza laboral (unos 20 millones de mujeres), en Argentina se logró -a diferencia de la mayoría de los demás países – la aprobación en 2013 de la ley 26.844 que fijó derechos para el sector y creó la Comisión Nacional de Trabajo en Casas para definir los aumentos paritarios. Sin embargo, pese a tal conquista, el empleo doméstico tiene aún alrededor de 1.500.000 trabajadoras no registradas en el país, el 77% del total según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para 2025 y la situación podría empeorar en el marco de la actual política económica del gobierno nacional.
“Este modelo económico está achicando la clase media, que es gran parte de la empleadora de las trabajadoras de casas particulares y, a la vez, no existen políticas para sostener esas contrataciones, además de que se flexibilizaron las multas por no registración y hubo retrocesos en materia de prestaciones ya que el empleador no tiene más la obligación de informar a la trabajadora en qué obra social está registrada. Estamos ante un conjunto de medidas que tienen un impacto negativo no sólo en la cantidad de puestos sino en las condiciones laborales”, analizó en diálogo con este portal la economista Lucía Cirmi, autora del libro "Economía para Sostener la Vida".
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La especialista remarcó, en esa línea, las consecuencias adversas para este sector del trabajo tras la eliminación del programa nacional Registradas, que buscaba reducir la informalidad laboral, mejorar la protección social y el acceso y la permanencia al empleo, con inclusión financiera. Ello se sumó a la decisión del oficialismo nacional de poner fin también a la doble indemnización para las empleadas de casas particulares en los casos en que la relación laboral no estuviera registrada al ser despedidas (artículo 50 de la Ley 26.844), lo que en definitiva aumentó su vulnerabilidad, haciendo que hoy enfrenten la pérdida sistemática de fuentes de empleo y peores condiciones de vida: el 75% no tiene descuento jubilatorio y un 73% no cuenta con cobertura de salud por obra social, según datos de Seguridad Social.
En materia de ingresos, el servicio doméstico no sólo es la rama más feminizada, sino que además concentra los menores ingresos. El ingreso promedio mensual de junio –congelado por la falta de novedades de la paritaria sectorial- se ubicó en torno a los $350.000 (solo la canasta básica alimentaria para una familia de cuatro integrantes supera los $500.000, sin considera otros gastos elementales). Para tomar dimensión, siempre de acuerdo con datos oficiales, el ingreso promedio de un trabajador de Energía, Minería e Hidrocarburos supera en más de cinco veces el ingreso promedio de una Trabajadora de Casa Particular, reflejando una problemática que refleja que las mujeres enfrentan mayores dificultades al momento de insertarse en el mercado laboral en comparación con los varones debido a que destinan más cantidad de su tiempo a realizar trabajos no remunerados (el doble) y, en relación, trabajan menos horas afuera del hogar, y cuando lo hacen se insertan en trabajos más informales, y peores pagos.
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A estos problemas de carácter estructural se suma el impacto de una coyuntura atravesada por la pérdida general de puestos de trabajo (despidos, suspensiones, recortes de jornada), así como del poder adquisitivo de los salarios que, entre otras cosas, genera que otros trabajadores tengan menos posibilidades de contratar empleo doméstico y, por ende, muchas trabajadoras de casas particulares pierden su fuente de ingresos al depender del salario de otro trabajador. “Entre la disminución de los puestos registrados están las y los trabajadores estatales que son, a su vez, empleadores de trabajadoras casas particulares y eso también impacta en la contratación de este último sector”, agregó Cirmi al respecto.
En abril de este año, el salario real del empleo privado relevado por el SIPA (considera jornada laboral más extras) evidenció una caída mensual del 1,6%, acumulando tres meses consecutivos a la baja y ubicándose en niveles similares a noviembre de 2023, es decir, sin recuperar lo perdido en este tiempo.
Empleo registrado en caída libre
Los datos de empleo para el tercer mes del año pusieron sobre la mesa el desempeño contractivo en la cantidad de puestos registrados en el país. Desde que asumió el gobierno libertario se perdieron 195.600 empleos registrados (casi 9.000 solo en mar/25). La mayor parte de la destrucción se evidenció en el sector privado (59% del total perdido) seguido del empleo público (29,7%) y de casas particulares (11,3%).
En relación, se perdieron unas 13.100 empresas en el último año y medio, (-2,8% vs. nov/23). “Se está deteriorando la base productiva del país, ya que se comprueba un debilitamiento de la posición financiera de las empresas para afrontar sus obligaciones y en casos más críticos directamente el cierre de unidades productivas”, indicaron fuentes del sector.
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Por su lado, los datos de la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) anticiparon para abril una nueva contracción del empleo que habría caído 0,2% en dicho mes, a la vez que las suspensiones aumentarían en relación a marzo y se ubicarían en 0,4 suspensiones cada 100 trabajadores.
Jefas de hogar más endeudadas
Cada vez más mujeres se endeudan para criar. La realidad económica actual golpea con fuerza a las familias argentinas que se ven obligadas a tomar deuda, muchas veces en condiciones abusivas y casi impagables, para poder cubrir necesidades básicas. Ello se recrudece aún más en el caso de los hogares con jefatura femenina que, como se ve en el caso de las trabajadoras de casas particulares, enfrentan mayores niveles de informalidad y precarización laboral.
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En ese sentido, aumentó considerablemente la cantidad de las jefas de hogar con hijos e hijas que tienen que endeudarse para llegar a fin de mes: “el endeudamiento para subsistir creció de manera generalizada, hablamos de dudas con conocidos (+10%) o con entidades financieras (+6%) sin embargo, el empeoramiento de las condiciones de vida pegó sobre todo en los hogares donde se reconoce una jefatura femenina, superando el 30%”, indicó un informe del Instituto Argentina Grande (IAG).
Según los datos a los que accedió este medio, la brecha entre hogares liderados por mujeres con hijos que se endeudan y aquellos encabezados por varones, se agrandó sistemáticamente desde que asumió la administración libertaria hasta llegar al pico de 8,5 puntos, superando incluso al cierre del 2020, con la crisis de la pandemia mundial. Por último, esto implica que, en la Argentina libertaria una de cada tres jefas de hogar con hijos tiene hoy que endeudarse para llegar a fin de mes.