La clase media cada vez más complicada hace malabares para mantener el consumo

Para que una persona entre dentro de la categoría de clase media, sus ingresos tienen que ser de entre $2.000.000 y $6.500.000. 

06 de noviembre, 2025 | 17.02

La clase media, que tiene algo de vinculación económica y mucho de aspiracional, se mantiene estancada. Los dos canales de ascenso social hacia ese segmento socioeconómico que supo dar tranquilidad a quienes lo alcanzaban no cumplen esa función. La educación y el trabajo ya no aseguran el acceso a la clase media. En términos meramente económicos, para ser considerado de clase media, los ingresos tienen que ser entre $2.000.000 y $6.500.000. Esto representa aproximadamente entre 2 y 5 canastas básicas totales.

Si se toman la estratificación de ingresos, 7 millones de hogares argentinos son de clase media, 8 millones de clase baja y menos de 1 millón de clase alta, según un informe especial de PensarLab, el laboratorio de investigación de la Fundación Pensar. El informe analiza cómo la clase media argentina, históricamente emblema de cohesión y movilidad social, atraviesa un proceso de transformación profunda, en un contexto de incertidumbre económica y cambio cultural acelerado.

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El estudio describe a una clase media que, aunque conserva su capacidad de resiliencia, enfrenta una erosión sostenida de su poder adquisitivo y de su confianza en el futuro. Más de la mitad de los argentinos (55%) cree que la clase media se está achicando, y 6 de cada 10 afirman que su trabajo solo les permite “subsistir, pero no progresar”. Aun así, el trabajo, la educación y la estabilidad familiar continúan siendo los pilares que sostienen su identidad, más allá de los ingresos y las condiciones materiales.

La educación, que alguna vez fue el principal vehículo de ascenso social, ya no cumple ese rol: el 70% de quienes pertenecen a los sectores bajos alcanzaron un nivel educativo superior al de sus padres, pero no lograron mejorar su posición socioeconómica. Sólo 4 de cada 10 argentinos de clase media alcanzaron un mayor nivel educativo que sus padres pero no perciben ascenso social.

El consumo, históricamente asociado al bienestar y a la idea de progreso, se volvió un espacio de tensión y sacrificio. Según los datos, 63% de los argentinos tuvieron que resignar consumos o actividades habituales, priorizando gastos esenciales como la educación y la salud. "En línea con esto, el consumo de segundas marcas aparece espontáneamente como un atajo para evitar el total impacto de esa resignación", sostiene el documento.

En nuestro país, quienes se perciben de clase media y afirman haber resignado consumos, recortaron principalmente actividades relativas al ocio general (57%), también compra de indumentaria (38%), y en un tercer grupo consumo de primeras marcas (26%), plataformas de contenidos (23%) y vacaciones (19%). 

La clase baja alta se devela como la más aguerrida a la hora de defender aquellos consumos que realmente priorizan: el 25% evitaría resignar o resignaría en último lugar las actividades de sus hijos, y un 21% la prepaga. "Las tarjetas de crédito, en los segmentos altos y medio altos, 'están al límite”, y en los medios bajos, 'detonadas'", explica el Fundar. No es casual que la mora crezca y se aproxime a cruzar el umbral de los dos dígitos. 

Movilidad y autopercepción

La mitad de los argentinos (48%) cree que “tener casa” es lo más importante para la clase media. Actualmente, según cifras del INDEC, uno de cada tres argentinos no tiene casa propia. "Hoy, los argentinos sienten que la clase media está en retroceso, el 55% cree se está achicando, sólo dos de cada diez que está creciendo y otros dos que se mantiene igual", explican .

Además, dos de cada tres argentinos se perciben en el último escalón de la clase media, o que ya han caído de ella: el 34% dice pertenecer a la clase media baja y otro 34% a la clase baja alta. Para la clase media, lo último que se evitaría resignar es la prepaga (28%). "Hoy, son más los argentinos que sienten que tienen un peor pasar económico que sus padres (41%), que los que creen que es igual (27%) o mejor (27%)", según el relevamiento.

En Argentina 29 millones se consideran de clase media mientras que 20 millones corresponden a esa categoría según sus ingresos. El 35% de aquellos que pertenecen a la clase baja se consideran de clase media y el 80% de aquellos que pertenecen a la clase alta se consideran de clase media. 

Cada vez son menos los argentinos que se identifican como “clase media”. Hace nada más que 20 años, 9 de cada 10 argentinos se identificaban como de clase media. Hoy ese número se redujo a menos de 5 de cada 10. Más de la mitad de los argentinos cree que la clase media se está achicando. Este número alcanza el 60% entre los habitantes del AMBA y el 70% entre aquellos mayores de 50 años.