Tras su choque con el Gobierno por el fracaso de la última licitación prevista en el calendario, los bancos advierten ahora que la asfixia fue demasiada y pidieron por un alivio en el sistema de encajes, aumentados 10 días atrás. En ese marco, crece el riesgo de que el escenario de renovación de vencimientos parcial, que generó el último cortocircuito con las autoridades, se repita en las licitaciones próximas para evitar un faltante de pesos.
El 13 de agosto pasado, el Tesoro consiguió renovar solo el 61% de los vencimientos, pese a la elevadísima tasa nominal anual del 69%. Esto dejó unos 6 billones de pesos disponibles en el mercado. La reacción del Gobierno, con el fin de evitar que esos pesos se vayan al dólar y a la inflación, fue inmediata. La Secretaría de Finanzas anunció una licitación de emergencia para cuatro días después en la que absorbió otros casi 4 billones de pesos. En paralelo, el Banco Central castigó a los bancos con una nueva suba de cinco puntos en los encajes, fijándolos en una tasa de 50% inédita para los últimos años.
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Pero aquel puede haber sido solo el primer round. Según pudo saber El Destape de fuentes del sector bancario, tras haber quedado disconformes, las entidades salieron a reclamar un alivio en la política de encajes. Este medio pudo comprobar las versiones que indicaron que el Banco Central las citó a una reunión, conducida por el propio Santiago Bausili, para tratar este tema el martes de la semana pasada.
La esperanza original de los bancos no era tanto obtener una baja nominal en los encajes, cuya tasa ya fue oficialmente fijada en su valor actual hasta el 28 de noviembre. En cambio, sí, tenían expectativas de lograr alguna flexibilidad en el nuevo requerimiento de encaje diario (antes, la exigencia de depósito de los encajes era quincenal o mensual, lo que les daba más margen de maniobra).
Algo de eso terminó concediendo el BCRA el jueves pasado, cuando autorizó a los bancos a descontar de la tasa de encaje los pasivos surgidos de pases o cauciones, lo que en los hechos rebajó los encajes a aproximadamente el 45% de inicio de agosto.
Resta saber si esto alcanzará para calmar las necesidades de los bancos. Por lo pronto, aún un nivel de 45 puntos resulta una inmovilización de fondos históricamente alta para las entidades, que hasta mediados de julio "disfrutaban" de un encaje de solo un 20%.
El peligro de otra baja renovación de la deuda
Todo indica que la falta de disponibilidad de pesos seguirá siendo un problema para los bancos. Las fuentes del sector señalaron que, en este punto, el choque con la visión del Gobierno es constante.
Es decir, las autoridades consideran permanentemente que al mercado le sobran pesos y buscan reabsorber hasta la última gota en cada vencimiento. Mientras que las entidades aseguran, al contrario, que se encuentran en números rojos en cuanto a liquidez, y que el relativamente bajo rollover se debe a cuestiones operativas y no de especulación política o macroeconómica.
En verdad, los bancos confían en la sensatez de Bausili y las autoridades del Banco Central, pero entienden que hay por detrás alguna mano, ya sea la de Luis Caputo o directamente la de Javier Milei, que tiene una visión distorsionada y sobreestima la cantidad de dinero en manos del público, ordenando una absorción excesiva.
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En este contexto, si continúan las medidas a favor de la sequía de pesos por parte de las autoridades, el peligro es que en las próximas licitaciones se repita el escenario de renovación parcial de los vencimientos, aun con las altas tasas convalidadas hace diez días. Y, sobre todo, que esto sea visto ante los mercados como una falta de confianza en el plan económico, justo en la previa de las elecciones.
Además, las fuentes del sector anticipan que, frente a la falta de liquidez, es posible que la tasa de los plazos fijos minoristas suba algunos puntos más en los próximos meses por encima de su rango actual, que hoy se encuentra entre el 42% y el 47%.
El alivio podría venir por el lado de la baja en el crédito productivo, ya que los bancos entienden que, a priori, las empresas que estén dispuestas a asumir el riesgo de una tasa del 80% tienen serias chances de caer en morosidad, y son poco proclives a prestarles.
El próximo día clave ocurrirá este miércoles, cuando tenga lugar la segunda gran licitación de agosto frente al vencimiento de casi 14 billones de pesos, y comience a saberse si el Gobierno deberá convalidad tasas todavía más altas, aplastando aún más la actividad a solo dos meses de los comicios de octubre.