El nivel de actividad económica de julio retrocedió 1% respecto de junio y acumuló un trimestre en caída que hizo perder la recuperación del primer cuatrimestre, y se constituye junto con la caída de ingresos de la sociedad en las anclas para frenar el rebote del proceso inflacionario provocado por los desaciertos de la política monetaria y cambiaria del equipo económico que dirige el presidente Javier Milei.
La caída de actividad fue generalizada y afectó a dos de cada tres sectores que mide la consultora EcoGo y se constituye, según el centro de estudios FIDE, en la “nueva ancla anti inflacionaria”, que se sumó a la decisión oficial de fijar una pauta de aumentos salariales por debajo de la inflación.
En el consenso de los analistas, el Gobierno está solo concentrado en llegar en un clima de estabilidad a las elecciones primero en territorio bonaerense este fin de semana y después a las legislativas nacionales de octubre, aún a costo de profundizar la recesión si eso garantiza bajar unas décimas de inflación.
El problema que surge, entonces, es que no hay certeza de cómo seguirá la política monetaria y cambiaria después de las elecciones. Por eso, crece la expectativa de un cambio que genere un salto del dólar con una devaluación del peso que estará directamente relacionada al resultado electoral: un triunfo del oficialismo anticipa un ajuste leve y para una derrota no hay pronóstico.
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En la segunda mitad del año pasado, la estabilidad del mercado de cambios y la apertura importadora actuaron como disciplinador de los precios internos, pero esas anclas comenzaron a perder efectividad por la subida del precio del dólar y el freno importador.
“En el actual escenario, caracterizado por presiones alcistas sobre el dólar que, si bien de manera tenue, impactan sobre la inflación, la debilidad de la demanda interna ha mutado de un efecto ‘no deseado’ de la estrategia oficial a una aliada en la contención de los precios internos”, evaluó FIDE.
El centro de estudios advirtió que la tasa de interés real que se disparó para préstamos personales y tarjetas de crédito, que representan prácticamente la mitad del total del crédito al sector privado, a 4% y 5% mensual respectivamente, en un contexto de caída de ingresos hace esperar un empeoramiento de los impagos.
El Estimador de Actividad Económica (ESAE) que elabora la consultora EcoGo marcó una caída de 1% en julio respecto de junio y acotó a 4,7% la expansión de este año contra el piso de la recesión del primer semestre de 2023. La caída es coincidente con la que midió el Estudio Orlando Ferreres, también de 1% contra el mes anterior.
En la retracción de julio, para EcoGo, cayó tanto la producción de bienes como de servicios y fundamentalmente la inversión. “La oferta de bienes sufrió otro traspié durante julio, cayendo 1,5% mensual desestacionalizado. Con excepción de la minería, el resto de los sectores se movieron a la baja. Se destaca la construcción, que cayó 3,7% en la medida mensual sin estacionalidad, y la industria que estuvo 2,5% por debajo del mes pasado”, señaló en su informe.
Con ese resultado, la producción de bienes volvió “al terreno negativo en la medición interanual, con un nivel del 2,3% menor que en julio del año pasado y acumula un crecimiento interanual de 2,8%”, añadió. En el caso de los servicios, cayó por tercer mes consecutivo , en este caso de 0,4%, por los retrocesos en comercio -0,8%, la intermediación financiera -0,9% y el transporte y comunicaciones -0,8%. Por ahora, se mantiene positivo frente a 2024 y acumula una recuperación de 5,5% en el año.
Las importaciones, en cambio, crecieron en julio 0,8% en cantidad respecto de junio y 36,6% interanual, y acumula un crecimiento de 43,4% en lo que va del año.
Respecto de la demanda interna, el consumo cayó 0,6% durante el mes aunque se encuentra un 8,6% por encima del mismo periodo del año anterior. Luego del boom de consumo por la quita del impuesto PAIS, acumula tres meses de caída y parece alejarse de los máximos de 2018. Aún así, el consumo acumula una variación interanual de 12,2%, según EcoGo.
En julio, la inversión registró según la consultora una importante baja mensual de 6,1%, aunque todavía se mantiene en el sendero positivo en la medida interanual, estando 8,6% por encima del julio pasado. La caída de la inversión fue principalmente traccionada por la baja mensual del 7,3%, tanto de equipo importado (-7,9% s.e.) como de equipo nacional (-7,3% s.e.). En el caso de la construcción, contribuyó con una baja mensual del 4,3% contra junio y en términos interanuales volvió al terreno negativo (-2,6%).
La visión del Índice General de Actividad (IGA) de Ferreres es más pesimista. “Los datos de actividad que arroja el IGA-OJF para julio no son alentadores”, puso en el informe y advirtió que después de la contracción de julio la actividad quedó “en un nivel apenas 0,3% superior al que tenía en diciembre del año pasado, evidenciando las dificultades que está teniendo la actividad para mostrar una expansión en 2025”.
“Entre los sectores sigue destacándose la intermediación financiera como la de mayor crecimiento, seguido de minas y canteras y la construcción, que está saliendo de una profunda contracción” .
En la otra punta, la mayor contracción de julio se produjo en la industria manufacturera, que reportó cifras pobres en sectores clave como el alimenticio y el automotriz. “Hacia adelante, vemos un escenario más complejo: el contexto macroeconómico se deterioró, y a nivel político también comienzan a surgir grietas en el gobierno, llevando a un aumento general de la incertidumbre”, describió.
Para OJF, “las elecciones de octubre se podrá aclarar el escenario económico” y “el oficialismo apuesta a que un buen resultado electoral ayude a reacomodar las expectativas y a ordenar la marcha económica”. Para EcoGo, en tanto, “con una actividad paralizada por la volatilidad en las tasas, el Gobierno deberá encontrar nuevos drivers que empujen el crecimiento al mismo tiempo que sobrevuelan las contiendas electorales”.