La administración Milei ya cuenta con un gasto financiero superior a lo destinado en jubilaciones como consecuencia de la acumulación en el pago de los intereses de la deuda que viene adquiriendo de manera sistemática. Para el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP), estos guarismos desmontan la idea oficial de un superávit fiscal que no es tal.
El programa de miseria planificada de La Libertad Avanza se sostiene sobre la base de un cúmulo de beneficios para los agentes financieros concentrados, tal como quedó demostrado en la última licitación de letras que retribuyeron a los bancos y tenedores de deuda con una tasa de interés cercana al 40%, un negocio redondo para unos pocos.
En la última esterilización vía pases que realizó el Banco Central por unos 5,5 billones de pesos, sumado a lo que capturó el Tesoro con la colocación de nueva deuda, la carga de intereses se elevó a 10.490 millones diarios, lo que representó un incremento de 2040 millones diarios en el pago de intereses para mantener la misma liquidez en la economía, según publicó Fernando Alonso en El Destape.
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La tasa promedio de remuneración en las operaciones de pase fue del 36% aunque se conocieron operaciones que superaron el 40% de tasa.
“La decisión de inventar una licitación de títulos y letras del Tesoro, con tasas de interés a la medida de las necesidades de los agentes financieros y sus expectativas especulativas, como modo de contener la corrida cambiaria, no hace más que agravar el cuadro general y coloca en terapia intensiva a la política gubernamental”, puede leerse en el documento “El superávit fiscal que no es” firmado por Claudio Lozano, Mariana Rivolta y Ana Rameri.
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Superávit que no es tal
El resultado financiero acumulado para el primer semestre de 2025 alcanza un superávit de apenas $3,1 billones. Sin embargo, en ese mismo período se capitalizaron intereses por un total de $30,1 billones correspondientes a letras y bonos del Tesoro (LECAP, BONCAP, LEFI y PR17), es decir, compromisos que no se pagaron sino que se sumaron a la deuda existente.
Desde enero hasta junio de este año, los intereses de deuda capitalizados comenzaron a superar sistemáticamente el gasto destinado al sistema previsional nacional (por lejos, la mayor partida del presupuesto nacional).
En abril de 2024 el Estado destinaba $2,3 billones a jubilaciones y casi nada a intereses capitalizados; entre mayo y junio de 2025 el gasto en intereses alcanzó los $6,5 y $6,3 billones respectivamente, por encima de los $4,2 y $6,2 billones destinados a jubilaciones.
“Este desbalance evidencia que el tan celebrado superávit se sostiene a costa del ajuste sobre los jubilados, mientras se acumulan pasivos financieros crecientes y cada vez más gravosos para las cuentas públicas”, puede leerse en el informe del IPyPP.
Por fuera de las narrativas oficiales, el programa económico de La Libertad Avanza supone la vigencia de un déficit permanente en la cuenta corriente, la erosión del saldo comercial – en el primer semestre las importaciones crecieron un 34% frente al avance del 4% de las exportaciones-, la persistente fuga de divisas, y la paulatina transformación del tan mentado superávit financiero en un resultado artificial como consecuencia del aumento de los pagos por intereses de la deuda pública.
Los ganadores
El programa económico de miseria planificada de La Libertad Avanza pauperizó las condiciones de vida de la mayoría de los trabajadores y trabajadoras. La devaluación originaria del peso, el mega ajuste del gasto público y una licuación masiva de ingresos hicieron estragos en vastos sectores de la población.
Al mencionado derrotero se le puede agregar la extranjerización de los recursos, la primarización de la economía, la reconfiguración del trabajo en clave de ultraflexibilización y un endeudamiento externo sistemático. Estas variables del programa político económico oficial configuran la existencia de ganadores y perdedores.
Lo que sucedió con las principales empresas cotizantes en la Bolsa de Buenos Aires durante 2024 da cuenta de este programa de transferencia de ingresos desde los trabajadores hacia el capital concentrado transnacional.
Las 31 principales empresas que cotizan en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires —y que representan el 11,6% del producto interno, casi la mitad del valor bruto generado por las 500 mayores firmas del país y más del 58% del VBP de la cúpula empresarial— exhibieron un incremento del 141% de la rentabilidad operativa y de más del 300% en sus ganancias netas respecto al año anterior.
“Esta rentabilidad desproporcionada revela una transformación del excedente económico en renta extraordinaria, capturada por grupos que operan bajo condiciones monopólicas u oligopólicas y que definen sus precios al margen de cualquier lógica competitiva y que pueden combinar estos excedentes con la valorización financiera. En este marco, el nuevo régimen económico propició una transferencia acelerada de ingresos desde el trabajo hacia el capital concentrado”, puede leerse en otro trabajo del IPyPP.
Los beneficiarios de este esquema fueron los grupos económicos como Techint (Paolo Roca), Corporación América (Eurnekian), Pampa Energía (Mindlin), Molinos (Perez Companc) y Arcor (Pagani), entre otros.
Sus tasas de rentabilidad exorbitantes, garantizadas mediante mecanismos de transferencia de recursos desde el Estado nacional, contrasta con el ajuste sistemático hacia la seguridad social, los hospitales públicos, la ciencia y la licuación de los salarios propiciada por ese mismo Estado libertario.