Salarios pisados, inflación contenida y un modelo al límite: qué se espera para el segundo semestre

A pocos meses de las elecciones de medio término ,el gobierno apuesta a salarios planchados, tipo de cambio apreciado y crédito forzado para evitar una mayor caída de la demanda. Sin soluciones de fondo, el costo social y las tensiones macroeconómicas se intensifican.

21 de junio, 2025 | 00.05

El escenario para la segunda mitad del 2025 no luce muy prometedor: la continuidad del modelo económico actual necesita de paritarias pisadas que, junto con la apreciación del tipo de cambio, le aseguren al gobierno nacional, a pocos meses de las elecciones de medio término, mantener la inflación a la baja, aunque sea por este corto plazo. En tal esquema, la economía se mueve en el cruce de tensiones y límites a la recuperación de la actividad que combinan una mayor volatilidad cambiaria, con precios de bienes y servicios esenciales que presionan sobre salarios pisados, sumado al “incentivo” oficial a la informalidad y el empuje al crédito para sostener la demanda, todo con una creciente fragmentación social. 

Luego de la caída abrupta del primer semestre del 2024, el nivel de actividad se recuperó, aunque la contracción de marzo, reavivó el debate acerca de si la recuperación podrá sostenerse aún con paritarias pisadas. “Si bien el nivel actividad económica mantiene una fuerte recuperación, se evidencian signos de desaceleración junto con un estancamiento salarial”, señaló un informe privado al que accedió este medio y advirtió que “de continuar con el retroceso en abril, crece la posibilidad de que los factores a los que apuesta el gobierno no sean suficientes y la recuperación de la actividad esté llegando a su fin, con riesgos latentes en términos de sostenibilidad y desigualdad”. 

En relación, lo cierto es que termia por agravarse la grieta entre, al menos, dos argentinas: mientras cae el consumo de comida y otros bienes no durables esenciales (-5,1% en el primer cuatrimestre del 2025 contra mismo lapso del 2023) crece la compra de autos y otros bienes durables (+50,6%, en igual periodo).

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Los límites del modelo

Si bien la actividad económica evidencia una recuperación comparada con el deprimido nivel de inicios del 2024, también aparecen signos de desaceleración (en marzo cayó 1,8% mensual) y se impone un estancamiento en la recuperación salarial. De hecho, se cuentan con una mano los acuerdos paritarios que lograron, en los primeros meses del 2025, superar a la inflación.

“La modificación del esquema cambiario –esquema de bandas- implicó una mayor volatilidad en la cotización del dólar, lo que introduce un nuevo factor de incertidumbre en la economía, y si bien hasta el momento el tipo de cambio fluctuó entre los $1.100 y $1.200, el esquema de bandas amplias podría volver a acelerar la inflación, en el mediano plazo. Frente a esto, el gobierno ha optado por reforzar el ancla salarial como mecanismo para compensar el impacto inflacionario, recurriendo así a una herramienta heterodoxa que contrasta con su discurso monetarista”, analizaron desde el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO).

En este escenario, ¿qué se puede esperar para la segunda mitad del año?  De acuerdo con el centro económico que coordina Andrés Asiain, “el programa original, basado en las cuatro anclas nominales, con predominancia en el ancla cambiaria tuvo su primera falla cuando no logró perforar un piso inflacionario del 2,2% mensual en enero 2025”. Ante ello el gobierno nacional optó por reforzar el ancla salarial, y esto queda de manifiesto en la negativa del oficialismo a homologar ciertos acuerdos paritarios y en los “techos” impuestos a sectores como transporte, comercio y metalúrgicos, sumado a los constantes aumentos por debajo de la inflación para el sector público.

“Dentro de los trabajadores registrados, la evolución de los salarios por rama presenta una gran heterogeneidad. Sin embargo, un patrón que se repite en los últimos meses es que gran parte de los sectores económicos analizados no lograron superar la inflación de forma sistemática”, evaluaron los economistas. En tal coyuntura la administración libertaria buscaría, por dos vías, sostener la reactivación en los próximos meses, aun con paritarias pisadas y consumo en caída libre.

Por un lado, “el gobierno parece apostar a sostener la reactivación a partir del ingreso de los sectores informales, que es posible que hayan logrado una mejora de sus ingresos, beneficiados por el descenso de la tasa de inflación y la duplicación del valor real de la Asignación Universal por Hijo”, plantearon desde el CESO y agregaron que, desde otra perspectiva “el sector informal también es apuntalado por las políticas oficiales de blanqueo permanente, que buscan facilitar sus flujos financieros”.

Por otra parte, “una segunda hipótesis es que la caída en el nivel de consumo de los trabajadores registrados, producto del estancamiento de sus ingresos, busque ser compensada por un mayor nivel de endeudamiento de los hogares”. Así lo reflejan el crecimiento de los préstamos prendarios, préstamos personales y créditos hipotecarios, instrumentos compatibles con el aumento de consumo de durables.

“También podría estar impactando un mayor uso de ahorros –los tan ansiados dólares bajo el colchón–, incentivado por la estabilidad cambiaria, aunque al momento no hay evidencia concreta”, consideraron. 

En tal panorama y de continuar el retroceso de la actividad en abril (el dato oficial se conocerá recién a fines de este mes) también alertaron que “es posible que esos factores no sean suficientes y la recuperación de la actividad esté llegando a su fin” y que el ancla salarial a la que se aferra el gobierno termine "abortando la recuperación de la actividad”. 

Autos más “accesibles”, comida más cara

El consumo de bienes no durables -como alimentos y medicamentos, cayó 5,1%% en el primer cuatrimestre de este año comparado con el mismo período del 2023. Si se lo compara con 2024, momento en el que tocó el pico más bajo, sí muestra una mejora (+5,8%).

En contraste, según los datos que difunde el Instituto Argentina Grande (IAG), la canasta de bienes durables (autos, motos, casas) “es la única que dio arriba en 2024 contra 2023 y que viene mejorando en el primer cuatrimestre de este año, superando a los dos años previos”. En cuatro meses del 2025 escaló 50,6% frente a igual lapso del año pasado.

“Los precios de consumo durable bajaron un 20% contra noviembre 2023 en términos reales; mientras tanto, los bienes de consumo masivos (esenciales para la reproducción de la vida) están un 2% más caros. Se trata de un modelo de autos baratos y comida cara”, graficaron los especialistas del centro económico y advirtieron que mientras el consumo de bienes durables crece, el de bienes no durables “está en pisos históricos”.