El Gobierno quiere emitir deuda en los mercados internacionales para recaudar los 2.000 millones de dólares que le faltan para cubrir el vencimiento de amortización de capital y pago de intereses de los Bonos Globales (GD, de legislación internacional) y Bonares (AL, de legislación local) del 9 de enero próximo y para poder hacerlo necesita que se apruebe el Presupuesto 2026, que incluye un artículo habilitando la emisión de nueva deuda.
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La administración de Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, tenía la opción de comprar divisas en el mercado oficial pero optó por intervenir para bajar el precio del dólar enfrentando otra vez la recomendación el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, del staff del Fondo Monetario Internacional y de las bancos internacionales y fondos de inversión.
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El Tesoro hizo dos compras fuertes de divisas, el jueves 11 y el lunes 15, pero después se dedicó a comprar en forma directa a empresas y exportadores y vender en el mercado oficial para evitar que la presión de la demanda lleve el valor del dólar al techo de la banda de flotación en lugar de acumular reservas.
Con esas compras por 520 millones de dólares y la fracasada colocación de un bono en el mercado local denominado AN29 con el que recaudó 910 millones de dólares, llegó a acumular un saldo de 2.000 millones de dólares en la cuenta que tiene en el Banco Central, frente a vencimientos del orden de los 4.000 millones de dólares del 9 de enero.
Milei y Caputo apuestan a una colocación internacional en la que esperan recaudar entre 1.000 millones y 1.500 millones de dólares a una tasa inferior a 9% y negociar después un crédito REPO con bancos internacionales para cubrir la diferencia hasta el monto del vencimiento, aunque esa negociación también está trabada por las exigencia de garantía que piden las entidades financieras.
El bono AN29 logró recuperar el precio de colocación y rinde 9,5% mejor que el AL29 que ya estaba en el mercado y rinde 9,8% en la versión MEP y 11,3% en CCL, mientras el equivalente de legislación internacional, el GD30 tiene un rendimiento de de 7,6% MEP y 9,1% CCL, la tasa que podría aspirar a colocar a precios de este lunes.
El problema es que desde la llegada de Milei las empresas privadas fueron las que se llevaron los dólares: colocaron Obligaciones Negociables por 25.014 millones de dólares y solo entre noviembre y diciembre recolectaron 5.200 millones de dólares.
También hubo colocaciones de la Ciudad de Buenos Aires y de la provincia de Santa Fe por unos 1.500 millones de dólares, lo que le va acotando el margen para colocaciones de Nación.
El Presupuesto 2026 que pasó por la Cámara de Diputados incluye una autorización para administrar pasivos por $288,7 billones, que al tipo de cambio del previsto en la norma equivale a 202.891 millones de dólares.
Sobre ese total, el Tesoro puede emitir títulos públicos en moneda extranjera y bajo jurisdicción externa según el artículo 41 por hasta el 18% del endeudamiento total autorizado, unos 36.500 millones de dólares.
El Senado tiene previsto aprobar el Presupuesto el viernes de esta semana e inmediatamente será promulgado por el presidente Milei, lo que dejará allanado el camino para poder emitir a partir del 2 de enero, cuando entra legalmente en vigencia.
El problema de Caputo son los tiempos. Tendría que salir el mismo viernes 2 con el anuncio, recibir las ofertas el lunes 5 y liquidar el miércoles 8 y utilizar la contabilidad creativa para girar ese mismo día contra las reservas del BCRA al agente pagador para el mercado internacional, el Bank of New York Mellon (BoNY).
El propio BCRA actúa como agente pagador para los bonos locales, girando los fondos a la Caja de Valores para la acreditación a los bonistas.
El equipo económico realiza habitualmente maniobras de ocultamiento de las operaciones financieras que dificultan el análisis de la solvencia del Tesoro y del Banco Central, y que habilita a especulaciones, como la que circuló el viernes pasado sobre operaciones de pases para esconder ventas de reservas.
En enero también arranca el nuevo esquema cambiario, con una devaluación de la banda superior de flotación equivalente a la inflación pasada y el programa del Banco Central para comprar reservas internacionales con emisión monetaria por un piso de 10.000 millones a lo largo del año .
El Gobierno quiere que el dólar llegue planchado como señal de estabilidad cambiaria antes de la emisión internacional y para evitar que el nuevo esquema rápidamente presione por una devaluación que lo lleve al techo de la banda, como se imagina que ocurrirá el mercado.
Con las intervenciones del cierre de la semana pasada y de este lunes, el oficialismo forzó una baja del precio mayorista a 1.450 pesos y con las operaciones cruzadas con los financieros a 1.493 el MEP y a 1.542 el CCL, el precio de referencia para una colocación internacional.
