Milei insiste con su contabilidad creativa para 2026 y con la promesa incumplida de no emitir

El presidente Javier Milei aseguró que el proyecto de presupuesto para el próximo año incluirá una cláusula para impedir que el Banco Central financie al Tesoro con emisión monetaria. También lo prometió el año pasado y este año no lo cumplió. Contabilidad creativa para disfrazar como nuevos incrementos ya previstos.

15 de septiembre, 2025 | 23.03

El proyecto de Presupuesto Nacional para 2026 mantendrá la premisa del superávit fiscal y la prohibición de financiar al Tesoro con la emisión monetaria del Banco Central, según aseguró el presidente Javier Milei, y aunque el año pasado hizo las mismas promesas hubo una que no cumplió: el BCRA financió al Tesoro con emisión monetaria.

Milei prometió en su discurso que para el próximo año habilitará más recursos para educación, salud y jubilaciones sobre una proyección de la inflación anual de 10,1%, pero no explicó el origen de los fondos para financiarlos mientras sigue con la política de reducción de impuestos y restricción monetaria. Además, adelanta un déficit en el comercio internacional para los próximos tres años, por lo que cuesta imaginar cómo saldrá del actual estado de escasez de dólares. 

La falta de definiciones del Presidente y la demora en hacer circular el texto del proyecto habilitaron las especulaciones, basadas en el comportamiento de la propia administración libertaria y la aplicación de leyes vigentes y la intención de frenar nuevas iniciativas sobre el gasto público, como las vetadas sobre universidades, distribución de ATN. La suba prometida, por ejemplo, de 5% en las jubilaciones surge de la aplicación de la ley actual, aprobada a instancias del Gobierno, que en un contexto de baja de la inflación significa una mejora en la prestación, ya que el incremento de precios del último bimestre de este año actualizará los haberes el próximo año.

Las jubilaciones mejoran su poder adquisitivo en un contexto de caída de la inflación y lo empeoran cuando se acelera la suba de los precios, como consecuencia de la aplicación del  régimen de movilidad jubilatoria aprobado por decreto por la administración de Javier Milei.

El mismo efecto se genera en salud y en educación, donde el Presidente anunció incremento de 17% y 8%, respectivamente, para el próximo año que todavía los ubican por debajo de las transferencias que se realizaron en 2023 a las provincias para financiar esos servicios.

De la misma manera, los fondos que anunció para las Universidades Nacionales, 4,8 billones de pesos, aunque suene imponente es equivalente a lo que destinó en 2024, el primer año del brutal ajuste sobre la educación y una reducción del 20% de lo que se destinó en 2023. No hay incremento de fondos para las Universidades Nacionales en 2026, sino la consolidación del ajuste sobre el presupuesto concretado por la administración de Milei en 2024 y 2025.

Hubo dentro del discurso un anuncio vinculado al financiamiento de obras públicas, pero que no estarán a cargo del Estado nacional sino del sector privado. Milei dijo que “el superávit es por ejemplo los que nos permitirá otorgar financiamiento del Tesoro para aquellos actores del sector privado que quieran invertir en el país en las grandes concesiones que vamos a llevar adelante”. Y añadió que “por primera vez en décadas, en vez de que el sector privado financia el sector público, este superávit primario permitirá al sector público financiar al sector privado para que desarrolle obras fundamentales que hacen a la infraestructura y logística del país”.

El recorte del gasto de capital, como se define a la obra pública, hizo que prácticamente no se concluyan ni se inicien nuevos proyectos ni el año pasado ni a lo largo de este año.

Para tener una dimensión, a pesos de hoy en 2023 se invirtieron 14 billones de pesos en obras públicas, mientras en 2024 sólo 1,3 billones de pesos y este año en el primer semestre 1,2 billones de pesos, lo que explicó buena parte del ajuste que permitió alcanzar el equilibrio fiscal primario.

La propuesta de Milei es ahora reconvertir el gasto que influye en el resultado fiscal en créditos al sector privado, que no se consideran para el resultado fiscal, una maniobra de contabilidad creativa que intentará poner en marcha de nuevo la obra pública financiada por el Estado y desarrollada por el sector privado. Es también la aceptación del fracaso rotundo de la idea de que el sector privado iba a financiar las obras y recobrarlas por la venta de los servicios, como el peaje en las rutas nacionales, o las tarifas en generación y transporte de energía.

La mentira de la no emisión

El discurso de Milei también encerró otra falacia, la que asegura que el Banco Central dejó de financiar al Tesoro con la emisión monetaria. Este año, el BCRA giró al Tesoro en concepto de utilidades contables 11,7 billones de pesos, que después el Tesoro monetizar para hacer frente a los vencimientos de deuda que no pudo renovar por la desconfianza del mercado. El BCRA, además, sigue emitiendo pesos para hacer frente a los pasivos remunerados que a instancias de Milei había suspendido en julio y tuvo que reanudarlos en agosto frente al descalabro que se generó en el mercado de pesos por la decisión de eliminar las Letras Fiscales de Liquidez.

El proyecto de Presupuesto fue elaborado por el equipo económico bajo los términos del acuerdo vigente con el Fondo Monetario Internacional que incluye la fluctuación del valor del dólar dentro de unas bandas de flotación, que el mercado asume que serán modificados después de las elecciones legislativas de octubre. “Después de las elecciones, arranca otro país” y en ese nuevo escenario, el proyecto de Presupuesto tendrá que ser revisado, actualizado y corregido por el Congreso, si la administración de Milei no lo vuelve a obstruir y elige seguir gobernando con el Presupuesto de 2023, el último con sanción legislativa.