La recesión y la errática política monetaria de Milei impactan en los bancos

El estancamiento de la actividad económica -cinco de los primeros siete meses arrojaron caída del Producto- y el menor consumo afectaron los balances de las principales entidades financieras. Otro elemento para la tensión entre bancos y el Gobierno de Milei.

26 de agosto, 2025 | 00.05

Un sector que suele salir indemne de las crisis económicas -e incluso logra obtener un beneficio en los momentos más convulsionados- es el bancario. Sin embargo, el estancamiento de la actividad económica, donde cinco de los primeros siete meses arrojaron caída del Producto, y el menor consumo impactaron de lleno en los balances de las principales entidades financieras. De acuerdo con los balances del segundo trimestre (y el acumulado semestral) a las autoridades bursátiles, las ganancias de los bancos se ubicaron a junio de este año hasta un 80 por ciento por debajo de igual período del 2024. Seguramente, la tendencia se revertirá en el tercer trimestre a partir de las exorbitantes tasas de interés que le otorgó el gobierno de Javier Milei a los bancos para secar la plaza de pesos. 

Hasta los bancos, eternos ganadores en momentos de turbulencia financiera, fueron alcanzados por la recesión y la errática política monetaria de Milei. Producto de una recesión autoinfligida por el Gobierno y las medidas adoptadas para eliminar el circulante que pueda trasladarse al dólar, las entidades financieras cerraron la mitad del año cediendo entre 50 y 80 por ciento sus ganancias. 

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Los rubros en los que más se exhibe una baja de ingresos, vinculados al crédito, es comisiones e intereses, que se desplomaron a la mitad para el conjunto de entidades que cotizan en Bolsa, según los balances relevados presentados a la Bolsa porteña y relevados por El Destape. El otro rubro donde obtuvieron menos ingresos, fue en la valorización de activos financieros, por la caída en las cotizaciones de los bonos soberanos en cartera de las entidades. 

Distintos cambios en la política monetaria implementados por el Gobierno afectaron a los balances de los bancos, debido a que, por ejemplo, años anteriores estaban muy expuestos a realizarles préstamos al sector público a tasas altas, y ahora el foco es el crédito a los privados, resentidos por el bajo nivel de actividad económica y un costo crediticio inalcanzable para las familias y las pequeñas empresas. 

La mayoría de los bancos argentinos registraron en el primer trimestre del año una caída en las ganancias en forma interanual y secuencial. Sin embargo, esa tendencia se aceleró en el segundo trimestre. 

Las ganancias de los bancos

El resultado neto del período informado por el BBVA para el segundo trimestre del año fue de 21.406 millones de pesos, un 81,1 por ciento por debajo de igual período de 2024 (112.888 millones de pesos). En el primer semestre del año, la entidad informó una resultado operativo de 494.467 millones de pesos, 71 por ciento por debajo de un año atrás (1,6 billones de pesos).

En el caso del Supervielle, la ganancia del segundo trimestre fue de 13.895 millones de pesos, casi la mitad de igual lapso de 2024 (23.817 millones de pesos). En el acumulado del primer semestre, el Supervielle informó una ganancia de 22.962 millones de pesos, un 77,2 por ciento menor al obtenido en la primera mitad del 2024 (100.714 millones de pesos). 

El Santander informó también para el segundo trimestre una reducción a la mitad de las ganancias, al arrojar un beneficio de 216.936 millones de pesos (versus los 424.717 millones del segundo trimestre de 2024). El recorte se mantiene al analizar el semestre, donde se pasó de una ganancia de 791.388 millones de pesos en la primera mitad del año pasado a 378.870 millones en el mismo período del 2025.

Por último, el Grupo Galicia informó para el segundo trimestre una ganancia operativa neta de 59.616 millones de pesos, un 60 por ciento por debajo de los 146.131 millones que informó para el mismo período el año pasado. En el semestre, el balance del Galicia arrojó una resultado positivo de 157.388 millones de pesos, un 26 por ciento menos que los 213.841 millones de pesos de la primera mitad del 2024. 

Los yerros de Caputo-Bausili

El miércoles 13 de agosto, Economía sólo logró renovar el 61 por ciento de los vencimientos de deuda en pesos, quedando más de 5,7 billones de pesos sin refinanciar, pese a ofrecer tasas cercanas al 70 por ciento anual. Pero los bancos privilegiaron la caja y la consolidación de sus carteras. Para amortiguar el impacto, la dupla que integran el ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, cambió reglamentaciones bancarias y anunció una licitación de emergencia para el lunes siguiente (18 de agosto). De todos modos, quedaron cerca de 3 billones de pesos sin renovar. 

Para evitar la dolarización de cartera por parte de las entidades financieras, el Central endureció el régimen de encajes (el porcentaje del dinero que los bancos deben tener a disposición de sus clientes). Los bancos deben inmovilizar un 50 por ciento de sus depósitos (antes era 45 por ciento) y parte de ese encaje podrá integrarse con títulos públicos en pesos emitidos por el Tesoro. Además, el cálculo de encajes ya no será un promedio mensual: el BCRA exige el 100 por ciento todos los días hábiles, ajustando el nivel de la liquidez de la entidades financieras. 

En este contexto, las entidades financieras comenzaron a endurecer los requisitos para otorgar nuevos préstamos, tanto a familias como a empresas. Uno de los motivos es también el nivel de morosidad, la antesala a una escalada de impagos. Según el BCRA, en junio la irregularidad global del sistema financiero creció a 2,9 por ciento, lo que representó un incremento de 11,5 por ciento respecto de mayo, y en el caso de las empresas se ubicó en 2,2 por ciento para las líneas de adelanto en cuenta corriente y de 0,7 por ciento en el caso de Documentos, que suele ser la de mejor cumplimiento.

Para el caso de las familias, se destacaron los incrementos en los incumplimientos de los créditos personales, que subió hasta 6,4 por ciento, y del pago de la tarjetas de crédito, que se ubicó en 4,4 por ciento. Esto se debe al efecto de la suba de tasas en el costo de financiamiento. El Costo Financiero Total (CFT) de las tarjetas de crédito trepó a partir de mayo al 184,3 por ciento anual, cuando a comienzos del año estaba en 114 por ciento. Aún así los bancos, por el menor volumen de préstamos otorgados, registraron en la primera parte del año menos ingresos por intereses cobrados.