Los bancos rechazaron la posibilidad de que las billeteras virtuales puedan pagar salarios y jubilaciones, uno de los puntos que podría proponer la reforma laboral. El sector aseguró que la modalidad de cobro tradicional ofrece una seguridad que no pueden sostener las empresas
Señalaron que el sistema de pagos de salarios y jubilaciones en entidades con autorización y supervisión bancaria es una de las pocas políticas de Estado exitosas. Las entidades ADEBA, ABA y ABAPPRA recordaron que el sistema financiero “demostró su fortaleza aún durante las crisis que ha debido enfrentar nuestro país las ultimas tres décadas”.
“El nivel de servicios para los usuarios es excelente, además de gratuito”, señalaron la Asociación de Bancos Argentinos (ADEBA), la Asociación de Bancos de Argentina (ABA) y la Asociación Bancos Públicos y Privados Argentinos (ABAPPRA) en un comunicado.
“En línea con la legislación vigente y las mejores prácticas internacionales, es conveniente que los salarios, jubilaciones y prestaciones sociales se abonen dentro del sistema bancario formal”, indicaron. Y advirtieron que “no se observan beneficios -pero sí costos y riesgos- de bajar el nivel de formalidad y exigencias para las entidades que tienen la responsabilidad de velar por el pago y seguridad de sueldos y jubilaciones”.
“Quienes promueven relajar las condiciones para el pago de salarios y jubilaciones deben ser conscientes de que dicha decisión expone a los trabajadores y jubilados al riesgo de perder sus haberes, en casos de que la billetera en la que cobren tenga dificultades o desmanejos económicos”, advirtieron.
Aumento de la deuda: cuál corresponde a bancos y cuál al sector no bancario
Sumando la deuda bancaria y la no bancaria, el Banco Central calculó que cada cliente debe en promedio $5,6 millones, un aumento del 75% en solo 12 meses.
En detalle:
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$4,4 millones provienen de deudas con bancos.
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$1,2 millones corresponden al segmento no bancario.
Un año atrás, el endeudamiento promedio era de $3,2 millones. El salto en tan poco tiempo refleja la presión de las tasas y la pérdida del poder adquisitivo de los hogares.
