El desfalco hacia los trabajadores y trabajadoras avanza. El salario privado lleva un año de estancamiento y el drenaje de recursos hacia los sectores privados concentrados parece consolidarse como la marca registrada de la administración Milei.
En lo que va de la actual gestión, la transferencia fue de 57 billones de pesos de bolsillo como consecuencia de la caída del costo salarial, según determinó un reciente informe del Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía (MATE). Todo esto sucede en el contexto de una economía que lleva medio año estancada con el acumulado de más de 290.000 puestos de trabajo formales destruidos desde diciembre de 2023.
El modelo de disciplinamiento de La Libertad Avanza posee entre sus componentes la licuación de los ingresos de los trabajadores y trabajadoras sumado a la pauperización de las condiciones laborales a través del avance de la informalidad (que ahora pretenden legalizar vía reforma laboral).
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Por eso las familias están cada vez más endeudadas para comprar comida; el promedio de esa deuda llega al 130% de los salarios de un hogar promedio, según estimó recientemente la consultora EcoGo. A esto se le suma el avance de la morosidad en el pago de los vencimientos de las tarjetas de crédito. ¿Hay una burbuja a punto de estallar? Los afectados por este modelo son tanto los trabajadores públicos, los que se desempeñan en el sector privado y los jubilados, apaleados cada miércoles por las fuerzas de seguridad todavía al mano de la inefable Patricia Bullrich, elegida recientemente senadora por la Ciudad de Buenos Aires.
¿A dónde fue el salario?
De acuerdo al trabajo realizado por el MATE, con las firmas de Diego Kofman, Lavih Abraham, Marco Kofman, Natalia Pérez Barreda y Sergio Arelovich, el salario de los estatales quedó un 18% por debajo del nivel de inicios de mandato; lleva un año prácticamente estancado. El cálculo realizado por estos los investigadores arrojó que cada estatal perdió, de bolsillo, 8,1 millones de pesos de forma acumulada desde entonces.
Algo similar ocurre con el salario del sector privado – con paritarias pisadas-, estancado desde hace un año a pesar de la desaceleración inflacionaria. “El salario real en el sector privado quedó 4 puntos por debajo del nivel que tenía al asumir Milei y está en un nivel similar al de un año atrás. Cada trabajador acumula una pérdida de 1,7 millones de pesos”, indicaron desde MATE.
Los jubilados y jubilados también sufren la política – y los palos- del Gobierno nacional. El poder de compra de las jubilaciones, en promedio, continúa un 22% por debajo del registrado al cierre de 2023. “Cada jubilado o jubilada acumula, en promedio, una pérdida de 4,2 millones de pesos”, agregaron desde MATE.
Este escenario de pauperización de ingresos confluye en una billonaria transferencia de ingresos: 57 billones de pesos es el total de la pérdida de ingresos para los trabajadores.
Este número se compone por una pérdida neta de 42 billones de pesos de bolsillo para los trabajadores, sumado a una pérdida de 9,9 billones de recaudación de la seguridad social y otros 4,2 billones en obras sociales.
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La economía estancada
La actividad económica se encuentra estancada. Las principales actividades afectadas son la industria, comercio y construcción, con 10 puntos por debajo de los años previos. En este escenario, la pauperización laboral también incluye la destrucción de puestos trabajo.
Desde que comenzó el experimento mileista se destruyeron 291.936 puestos de trabajo registrados. El sector privado encabeza esta pérdida de empleos; las actividades más afectadas fueron la industria y la construcción, como consecuencia de la parálisis de la obra pública.
De este total, 169.240 puestos destruidos corresponden al sector formal, otros 101.051 son del sector público y 21.645 corresponden a trabajadoras de casas particulares.
Y como si fuera poco, el ajuste del gasto público no se frena. “El Estado sigue empobreciendo a jubilados y trabajadores, postergando obras necesarias, desatendiendo la salud, la educación y la seguridad. No sólo cae el gasto, sino que también cae la recaudación. La lógica redistributiva de la política fiscal desaparece”, resumieron desde MATE.
El supuesto ahorro del Estado nacional a partir del fenomenal ajuste llevado adelante fue de 87,8 billones de pesos. Entre los principales recortes se destacan el abandono de la obra pública, la reducción de salarios y jubilaciones y el desfinanciamiento de la educación.
¿Qué hizo el Estado con estos recursos ahorrados? Se fueron por la canaleta de la deuda, la fuga de divisas y la paga de favores como el extraordinario beneficio de las retenciones cero a un puñado de cerealeras extranjeras.
