LONDRES, 22 jun (Reuters Breakingviews) - ¿Cómo afectará el conflicto de Irán al equilibrio de poder mundial? Responder a esta pregunta puede parecer absurdo dada la rapidez con la que se mueven los acontecimientos ahora que el presidente de EEUU, Donald Trump, se ha unido a la guerra del lado de Israel. Mucho depende de si Teherán toma represalias o pide la paz.
Aun así, es posible identificar algunos factores que ayudarán a determinar si EEUU, China, Rusia y Europa salen del conflicto con más o menos poder. ¿Acabará el programa nuclear iraní, derrocará la guerra a su régimen, será un nuevo gobierno menos hostil a EEUU o caerá el país en la anarquía?
Otros interrogantes son si EEUU puede limitar su implicación a un ataque breve y contundente o si se verá inmerso en un conflicto prolongado, y si el resto del mundo lo considera una potencia transgresora de las leyes internacionales. Si Israel mata a más gente en Gaza mientras la atención del mundo se desvía hacia Irán, algunos también podrían culpar a EEUU por darle cobertura.
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El precio del petróleo es otro factor crítico: el viernes pasado, el coste del barril de crudo Brent había subido cerca de un 11% desde que Israel bombardeó Irán por primera vez el 13 de junio. Las interrupciones en el transporte marítimo o en los oleoductos podrían hacer que subiera aún más.
Otro factor clave es si otros países intervienen en la resolución de la crisis y obtienen algún beneficio de ello.
LA CUERDA FLOJA DE TRUMP
EEUU tiene mucho que ganar o perder. Acabar con el programa nuclear iraní sería una gran victoria y mejoraría la percepción de que EEUU es la superpotencia mundial. Pero a pesar de la afirmación de Trump de haber "borrado totalmente" las instalaciones de enriquecimiento nuclear de Teherán, algunos expertos creen que su amenaza nuclear puede estar lejos de haber terminado.
A algunos de los más destacados partidarios republicanos de Trump, así como a aliados de los países del Golfo y a algunos líderes europeos, les preocupaba que EEUU pudiera provocar el caos uniéndose a la guerra. Pero si Trump consigue neutralizar la amenaza nuclear iraní y evitar un largo conflicto, esas dudas se disiparán.
EEUU podría entonces desplazar su atención de Oriente Próximo a China, la única amenaza seria a su estatus de superpotencia. Washington podría centrar sus grupos de ataque en el Indo-Pacífico, afirma Richard Fontaine, del Center for a New American Security.
Si el conflicto también derriba al régimen del líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, las consecuencias no están claras. Aunque un nuevo gobierno podría ser menos antagónico con Washington, podría ser igual de hostil. Y si Irán se convirtiera en un Estado fallido, aliados y enemigos estadounidenses le culparían de destrucción gratuita y de desestabilizar aún más la región.
Si EEUU se ve envuelto en una nueva guerra "eterna", sufriría aún más daños. "EEUU utilizó un gran garrote en Vietnam, Afganistán e Irak. Todos esos conflictos han disminuido, en lugar de aumentarlo, el poder estadounidense", afirma Robin Niblett, de Chatham House.
Trump también saldría perjudicado si el conflicto iraní provocara una fuerte sacudida de los precios del petróleo, por ejemplo si Irán impide el envío de crudo a través del estrecho de Ormuz. Aunque las petroleras estadounidenses se benefician de los precios altos, los votantes detestan pagar más por la gasolina.
EJE DE AGITACIÓN
Irán forma parte de lo que Fontaine ha denominado el "Eje de agitación". Los otros países son Rusia, China y Corea del Norte. Aunque no se trata de una alianza formal, Teherán, Pekín y Pionyang han prestado un importante apoyo a Moscú en su guerra contra Ucrania.
Rusia y China estarían encantadas de que Irán detuviera su programa nuclear. Los dos países fueron signatarios del acuerdo original de 2015 que ponía límites a lo que Teherán podía hacer. Pero no estarían contentos si un nuevo Gobierno iraní se distanciara de su club informal.
Ese escenario sería especialmente negativo para Moscú, que acordó una asociación estratégica de 20 años con Irán en enero. Tras fracasar el año pasado en su intento de proteger a Bashar al-Asad, su aliado sirio, el Kremlin parecería débil si ahora no pudiera ayudar al régimen de Jamenei.
El factor más importante para el presidente Vladimir Putin será cómo afecta el conflicto de Irán a la guerra de Rusia en Ucrania. Podría perder una útil fuente de drones. Pero si los precios del petróleo se mantienen altos, el Kremlin dispondrá de más efectivo para financiar su guerra de desgaste. Y si EEUU se ve inmerso en una larga guerra en Irán, Washington puede estar aún menos dispuesto a proporcionar equipamiento militar a Kiev.
Un comodín es si Moscú puede, incluso en esta etapa tardía, mediar en un pacto entre Washington y Teherán, como Trump sugirió antes de autorizar los ataques aéreos estadounidenses. A cambio, Rusia podría conseguir que Trump redujera aún más el apoyo estadounidense a Ucrania, afirma Michel Duclos, del Institut Montaigne.
Para China, una subida del precio del petróleo sería una mala noticia, ya que importa hidrocarburos, mientras que un cambio de régimen en Teherán podría costarle un aliado clave en la región. Pero la República Popular saldría beneficiada si EEUU se viera inmerso en una nueva guerra en Oriente Próximo. Tras la invasión estadounidense de Irak, Pekín reforzó su poder económico y político. China también podría ganarse a otros países argumentando que es una nación responsable mientras que EEUU es una potencia agresiva, una narrativa ya alimentada por las guerras comerciales de Trump.
LA VULNERABILIDAD DE EUROPA
Europa tiene mucho que perder si el conflicto se intensifica a partir de ahora. Como gran importador de petróleo, también sufriría una sacudida de los precios del crudo. Mientras tanto, si Irán cae en el caos, podría desencadenarse una nueva afluencia de refugiados, alimentando aún más el nacionalismo de extrema derecha en Europa. La población de Irán, de 92 millones de habitantes, es cuatro veces mayor que la de Siria, cuya crisis de refugiados en 2015 causó tanta agitación en la política europea.
El mayor riesgo para Europa es que la crisis de Irán ayude a Rusia en su guerra de Ucrania. Por el contrario, Europa se beneficiaría si pudiera mediar en un acuerdo entre EEUU e Irán, aunque Trump lo descartó poco antes de lanzar sus ataques.
Hasta aquí las incógnitas conocidas. También hay incógnitas desconocidas, factores que actualmente no están en el radar de nadie. De su evolución dependerá que la crisis iraní marque un punto de inflexión que incline el equilibrio de poder mundial hacia EEUU o hacia China.
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(Edición de Peter Thal Larsen; producción de Oliver Taslic; editado en español por Tomás Cobos)