Durante más de un año, las autoridades israelíes impidieron que Ayed Ayoub escapara con su familia del hambre y la guerra de Gaza para ir a una beca académica en Francia. Finalmente se marchó el mes pasado, después de que Israel suavizó inesperadamente su férreo control de la frontera.
Ayoub, su esposa y sus cuatro hijos se encuentran entre los cerca de 1.000 palestinos que han abandonado Gaza tras la relajación de las normas por parte de Israel en los últimos meses, transportados en autobús desde el enclave para embarcar en vuelos con destino a Europa y otros lugares, según entrevistas con gazatíes afectados y diplomáticos extranjeros.
"La situación en Gaza se ha vuelto insoportable", afirmó Ayoub, de 57 años, un ingeniero que obtuvo su doctorado y máster en una universidad francesa tras trasladarse allí a principios de la década de 2000. Su regreso se dio como parte de un grupo de 115 gazatíes aceptados por Francia en abril.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
Las nuevas salidas requieren una solicitud a Israel por parte de un Gobierno extranjero y su número sigue siendo relativamente pequeño.
Reuters no pudo determinar por qué Israel permitía ahora la salida de más palestinos de Gaza, en un contexto de protestas de la comunidad internacional por las condiciones humanitarias en la zona. Sin embargo, la relajación de las restricciones es paralela al objetivo declarado del Gobierno israelí de facilitar el reasentamiento de la población de Gaza en otros países.
Para el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, hablar de un reasentamiento masivo de palestinos de Gaza ha contribuido a reforzar el apoyo de los aliados de extrema derecha que se oponen a una nueva tregua con Hamás y quieren restablecer los asentamientos judíos en la zona.
El ministro del Interior, Moshe Arbel, ha descrito la reciente marcha de gazatíes a países europeos como un intento de desalojar temporal y voluntariamente la Franja de Gaza para permitir su reconstrucción, un proceso que, según dijo, fue inspirado por Donald Trump.
El presidente de Estados Unidos ha propuesto desarrollar el enclave como un centro turístico costero, sin palestinos.
El portavoz de Arbel no respondió a una petición de comentarios.
Tras la evacuación de la que formó parte la familia de Ayoub, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia afirmó que el país seguía oponiéndose al desplazamiento forzoso de personas de Gaza. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha advertido de que la idea de Trump podría equivaler a una limpieza étnica.
Cinco funcionarios israelíes dijeron a Reuters que la relajación de las restricciones no era una respuesta directa a la propuesta de Trump sobre Gaza ni formaba parte de un plan de ese tipo.
Uno sostuvo que Israel no está tratando de reducir la población de Gaza, sino más bien respondiendo a las crecientes peticiones de los países que buscan ayudar a la gente a llegar a un destino seguro.
Para muchos palestinos, la oportunidad de desplazarse está cargada de ecos de la desposesión histórica de sus tierras. Ayoub y otros de los que se han marchado recientemente dijeron a Reuters que su partida es temporal.
Sin embargo, según una reciente encuesta palestina, casi la mitad de los gazatíes se plantearían ahora la posibilidad de marcharse, después de que la ofensiva israelí de 19 meses dejo gran parte de la franja en ruinas, con su población desplazada y dependiente de unos suministros de ayuda cada vez más escasos.
Las políticas aplicadas desde que Israel rompió un frágil alto el fuego de seis semanas el 2 de marzo han aumentado aún más la presión sobre la población de Gaza, incluso mientras los mediadores estadounidenses y árabes presionan para que se ponga fin a la guerra.
El riesgo de hambruna se ha agravado bajo el bloqueo de dos meses impuesto por Israel a todas las entregas de ayuda en Gaza. Israel ha reanudado su campaña de bombardeos, matando a 464 personas la semana pasada, según el Ministerio de Sanidad de Gaza.
Y el domingo lanzó una nueva ofensiva terrestre "de gran alcance", dos días después de que Trump concluyera una gira por los países del Golfo.
Israel también dijo el domingo que suavizaría el bloqueo y permitiría la entrada de ayuda limitada.
Netanyahu ha aplaudido la idea de Trump para Gaza, pero menciona un obstáculo importante: "Tenemos un problema: necesitamos Estados receptores", dijo el martes a un grupo de veteranos de guerra de Gaza.
Jordania y Siria -que cuentan con grandes poblaciones de refugiados palestinos desde hace décadas- y Egipto se resisten a acoger a un gran número de gazatíes.
Para este reportaje, Reuters habló con cinco gazatíes que se han marchado recientemente, junto con nueve diplomáticos extranjeros y siete funcionarios israelíes, para conocer los detalles del impacto de las nuevas normas sobre las salidas de Gaza.
Diplomáticos extranjeros dijeron que Israel comenzó a informar a Gobiernos extranjeros a finales del año pasado, antes de que Trump asumiera el cargo y presentara su propuesta, de que pronto suavizarían las restricciones. Los diplomáticos pidieron permanecer en el anonimato porque no estaban autorizados a hablar con la prensa.
La relajación de las restricciones entró en vigor en gran medida a principios de año. Los funcionarios israelíes tardan ahora días en lugar de semanas o meses en aprobar las solicitudes de los palestinos con ciudadanía extranjera, sus familiares y los beneficiarios de becas extranjeras, dijeron los diplomáticos implicados.
Entre los que ahora pueden salir se encuentran palestinos a los que antes Israel denegaba la salida por motivos de seguridad, añadieron.
La oficina del primer ministro israelí, el Ministerio de Defensa y su rama COGAT, que coordina con los palestinos, no respondieron a las preguntas de Reuters sobre el alcance o el motivo de la reciente relajación de las restricciones.
Hamás, que ha instado a los gazatíes a no participar en ninguna oferta de reubicación, dijo que estaba estudiando los reportes sobre el tema.
GAZA
La población de Gaza ya ha disminuido en unos 160.000 habitantes en el transcurso de la guerra, hasta situarse en torno a los 2,1 millones, según la agencia palestina de estadísticas.
Más de 53.000 residentes han muerto y el resto se ha marchado, incluidos algunos a los que se les ha permitido salir por urgencias médicas. Otros han podido salir a través de un costoso sistema en el que intervienen intermediarios egipcios.
Miles de extranjeros huyeron en los primeros momentos de la guerra, pero fue mucho más difícil obtener permisos una vez que Israel se hizo con el control del paso fronterizo de Ráfah con Egipto en mayo del año pasado e impuso un cierre casi total de las fronteras de Gaza.
A finales de marzo, el Gobierno israelí creó una nueva agencia que ayudaría a los gazatíes que quisieran reasentarse en terceros países. Reuters no pudo establecer si el departamento está funcionando.
Reuters no pudo establecer con exactitud cuántas personas habían podido marcharse en virtud de los nuevos criterios. Tres diplomáticos estimaron que al menos 1.000 personas, mientras que varios dijeron que solo podían estar seguros de sus propios ciudadanos, citando cifras de varios cientos.
Las autoridades israelíes no respondieron a la pregunta sobre las cifras.
Según los diplomáticos, más de una decena de países, principalmente europeos han podido sacar a personas de Gaza y la mayoría han salido desde marzo.
Gisha, un grupo israelí de derechos humanos que aboga por la libertad de movimiento de los palestinos, dijo que la relajación de las restricciones por parte de Israel eran "parciales, inconsistentes y poco transparentes", argumentando que se debería permitir la salida de muchas más personas.
"Lo que pueden parecer 'concesiones' son, de hecho, respuestas selectivas y limitadas a la presión internacional y a las acciones legales", dijo a Reuters Shai Grundberg, portavoz de Gisha.
La organización calcula que miles de palestinos que siguen en Gaza tienen ciudadanía extranjera, residencia, visados de estudiante o derecho a entrar en un tercer país a través de visados de reunificación familiar o programas similares.
Sólo una pequeña parte de los gazatíes cumplen los actuales criterios israelíes para que se les permita salir. Para los que sí los cumplen, la elección no es fácil.
Muchos temen que abandonar su tierra provoque otra "Nakba", cuando cientos de miles de palestinos fueron despojados de sus hogares en la guerra de 1948 entre los Estados árabes y el recién creado Estado de Israel. Muchos de los que esperaban regresar en pocas semanas siguieron siendo refugiados.
Los que parten enfrentan un peligroso viaje a través del enclave, sembrado de cohetes y proyectiles sin detonar.
Los palestinos son reunidos en vehículos antes del amanecer y conducidos a un paso fronterizo gestionado por Israel, donde son sometidos a controles de seguridad israelíes antes de ser procesados por diplomáticos extranjeros, dijeron las personas con las que habló Reuters.
Israel sólo permite a los que parten llevar una bolsa pequeña cada uno. Viajan en autobuses bajo escolta militar israelí hasta la frontera con Jordania, dijeron cuatro diplomáticos.
Un académico del grupo recién llegado a Francia describió el encuentro con los diplomáticos en el desierto.
"De repente, aparece una nevera de la nada y ves todo aquello de lo que has estado privado durante muchos meses", dijo a Reuters. "Comí, pero con dolor en el pecho por la gente que dejamos atrás".
Varios de los palestinos con los que habló Reuters no quisieron ser identificados por temor a represalias de Hamás y otros grupos armados.
Desde Jordania embarcan en vuelos con destino a los países que les ayudaron a salir, aunque ha habido algunos vuelos desde Israel, según los diplomáticos, los datos de los vuelos y el Ministerio del Interior israelí.
(Redacción: Maayan Lubell y Alexander Cornwell; información adicional: Mustafa Abu Ganeyeh, James Mackenzie, Nuha Sharaf y Emily Rose en Jerusalén, Padraic Halpin en Dublín, Stephanie Van Den Berg en Amsterdam; Joanna Plucińska y William James en Londres, Angelo Amante en Roma; editado en español por Javier Leira)