Brasil y China avanzan en un proyecto ferroviario bioceánico que podría transformar el comercio intrarregional y el vínculo entre la potencia sudamericana y Asia. Los gobiernos de ambos países firmaron un memorándum para empezar a hacer los estudios de un tren que iría desde la costa atlántica brasileña hasta el Puerto de Chancay en Perú (otro masivo proyecto de Beijing en la región), que podría fortalecer la integración económica sudamericana, y a su vez, el desarrollo comercial con grandes economías asiáticas ya que reduciría el tiempo de traslado de productos de más de 40 días a menos de 30, según los primeros estudios. Además, se da en un contexto de guerra comercial donde la administración de Xi Jinping se muestra favorable a continuar con las inversiones regionales, mientras Donald Trump ofrece aranceles.
El sueño de un tren bioceánico
Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.
La destrucción o el poco alcance que tienen las líneas ferroviarias en la región contrasta con el uso que se le da a este transporte en los países más desarrollados. En China, por ejemplo, más del 75% de las líneas ferroviarias son de alta velocidad y ya realizan pruebas de trenes que alcanzan un máximo de entre 500 y 700 kilómetros. Latinoamérica no solo está a años luz de contar con ferrocarriles de estas características, salvo en Chile que ha avanzando en este sentido con la construcción de uno en el sur del país, sino que tampoco cuenta con una línea desarrollada de integración en el país, mucho menos a nivel regional.
El pasado 7 de julio, los gobiernos de Brasil y de China firmaron un memorándum para avanzar en los primeros estudios de factibilidad, logísticos y también ambientales, de lo que implicaría la creación de un tren que inicie en la Costa Atlántica de Brasil y que llegue hasta Perú con destino a Asia. Un dato no menor es que la llegada en territorio peruano sería el Puerto de Chancay, recientemente inaugurado y con la particularidad de haber sido creado mayoritariamente por capitales chinos. Esta nueva infraestructura logró reducir en el menos 12 días el envío de productos de ese país hacia el continente asiático, ya que no debe atravesar las costas mexicanas ni estadounidenses.
MÁS INFO
El acuerdo que fue firmado entre Infra, empresa estatal brasileña, y el Instituto de Investigación Económica y de Planificación Ferroviaria de China, podría llegar a tener una inversión de más de 70 mil millones de dólares. El tren partiría desde Ilhéus en Brasil y mantendría en funcionamiento las vías ferroviarias existentes. Además, sumaría otras más para unificar el recorrido hacia Perú, con una distancia que podría superar los cinco mil kilómetros. China es actualmente el principal socio comercial para Brasil, por lo cual la construcción del tren podría incrementar aún más ese intercambio. Pero el objetivo no es sólo bilateral, sino más bien regional.
“Este proyecto es muy importante para Brasil, la principal economía regional, no solo porque conecta tres sistemas ferroviarios internos sino porque conecta a Brasil con el Pacífico y el Indo-Pacífico. Esta región es el centro de la economía mundial hoy, el núcleo dinámico de la economía global: China, Sudeste Asiático, el este, el sur, y sobre todo India. Entonces estás vinculando a Brasil con esa región que es donde están los principales miembros de los Brics y del nuevo mundo emergente”, explicó a El Destape, el profesor de la UNLP e investigador del Conicet y Clacso, y uno de los autores del libro China en el (des)orden mundial de Batalla de Ideas, Gabriel Merino, sobre la relevancia comercial que tendría el desarrollo del proyecto.
El magíster en Relaciones Internacionales por la Universidad de São Paulo (USP), Leandro Fontes Corrêa, agregó otros factores que podrían representar la construcción de la línea ferroviaria: “Más allá del comercio, el tren puede traer también beneficios internos a Brasil como ayudar a desarrollar regiones del centro-este que históricamente estuvieron fuera de los grandes corredores logísticos de la región e incluso dentro de Brasil. A nivel regional puede ser clave para fomentar una integración más real entre los países sudamericanos. Porque no se trata solo de exportar más rápido, sino también de generar cadenas productivas compartidas, fortalecer el comercio intrarregional y atraer inversiones en infraestructura. Si se gestiona bien puede ser instrumento para una mayor convergencia económica y logística entre los países vecinos”.
Guerra comercial
Si bien el memorándum firmado entre los dos países no se da en el marco de los Brics y es un proyecto anterior, la firma sí se concretó a la par que se desarrollaba la cumbre de de ese bloque en Río de Janeiro y horas antes de que Trump enviara una carta a Luiz Inácio Lula da Silva para informarle que le impondría un arancel del 50% a los productos brasileños. En la misiva, el republicano afirmaba que le aplicaría ese impuesto porque consideraba que en el país se lleva adelante una “caza de brujas” contra el ex mandatario Jair Bolsonaro. Sin embargo, rápidamente se abrieron los interrogantes acerca de si realmente ese fue el motivo por el cual el mandatario estadounidense decidió avanzar de esa forma o si el motivo tiene que ver con su guerra comercial con China y el desarrollo del bloque de los países emergentes.
“La carta viene justo después de la cumbre de los Brics donde se habló de alternativas al dólar, algo que Trump siempre presionó para que no se avanzara. Con respecto a las tarifas no es solo comercial, es una sanción disfrazada que busca presionar políticamente a Brasil. Las tarifas están muy relacionadas con el contexto de la cumbre y de la posición de Brasil con China y de los Brics. Son un mensaje claro de Estados Unidos de que si se sale del molde, pueden tener consecuencias”, explicó Fontes Corrêa, quien además recordó que el mensaje del republicano tuvo tanta repercusión, que hasta algunos funcionarios bolsonaristas salieron a sostener que la decisión estadounidense no era solo por Bolsonaro, sino que también tenía que ver con la postura geopolítica del país gobernado por Lula.
En ese sentido, Merino sostuvo que la postura del presidente brasileño frente a Estados Unidos muestra cierta autonomía. Además, contrastó el proyecto ferroviario de China con lo que ofrece en este momento la potencia del Norte: “Muestra autonomía relativa de Brasil con respecto a Washington. Desde hace años, las grandes inversiones en infraestructura son definidas como una amenaza para la seguridad nacional de los Estados Unidos. También otra cuestión importante en términos geopolíticos es que frente a la iniciativa estadounidense de tomar el control directo del Canal de Panamá para reforzar su control hemisférico”.
El especialista remarcó algo que es área de debate: el recelo con el que Estados Unidos mira el avance de China en la región y cómo está respondiendo a través de aranceles y amenazas como tomar el control del canal de Panamá. De hecho, Merino destacó que uno de los temores es que se restrinjan las mercancías hacia China a través del canal de Panamá. Por eso, contar con un tren sudamericano de la envergadura del proyecto brasileño-chino significaría también una diversificación de rutas para asegurar el suministro de los productos de la región.
Por su parte, Fontes Corrêa remarcó que Perú no participó del acuerdo aún y agregó que la participación de Chile también sería fundamental para darle un verdadero carácter de bioceánico a esta línea ferroviaria. Para ello, la sintonía que existe entre los gobiernos de Lula y de Gabriel Boric, quien además participó también de la cumbre de los Brics, podría ser clave. Por eso, el especialista brasileño destacó que para avanzar en un desarrollo común debe haber un liderazgo regional: “Para tener una política de desarrollo que sea de integración hay que tener una política de gobernanza, los actores tienen que estar involucrados para representar los intereses de la región”.
Y ese liderazgo regional tiene para elegir, en este momento, entre dos propuestas. Por un lado la guerra comercial con la que Estados Unidos busca revitalizar su situación económica y geopolítica a través de los aranceles y amenazas de tomar el control de regiones, y las ofertas de inversiones estratégicas y comercio que hace China. La posibilidad de la creación de una línea ferroviaria de estas características con una inversión que difícilmente se pueda hacer solo desde lo regional, parece ser una oportunidad para el desarrollo intrarregional que dependerá de los países sudamericanos saber aprovechar.