Después de casi año de sostener un discurso muy hostil y de lanzar una guerra comercial especialmente dirigida a Beijing, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se reunió cara a cara este jueves con su par chino, Xi Jinping, en Corea del Sur, y anunciaron un principio de acuerdo. Se mostraron sonrientes y se sacaron fotos, pero no hablaron con la prensa. Tras la bilateral, anunciaron una tregua en la guerra comercial durante un año, lo que significa retrotraer los aranceles extras que Washington impuso y también los que la potencia asiático aprobó como respuesta recíproca. Trump, por su parte, luego le agradeció a Xi por retomar las compras de soja y granos estadounidenses, uno de los reclamos más fuertes que recibió en las últimas semanas de una de sus bases aliadas, el campo norteamericano, el mismo sector que se quejaba también del salvataje al gobierno de Javier Milei.
El acuerdo se alcanzó en un momento en el que el Senado estadounidense comenzó a asestarle un golpe tras otro a la guerra comercial declarada por Trump a todo el mundo -pero especialmente a China- al votarle en contra los aumentos de aranceles, primero a Brasil y luego a Canadá. En ambas votaciones la oposición sumó votos del oficialismo republicano. Un rechazo a los aranceles a China podía ser el próximo paso de la Cámara Alta ya que el malestar del campo -una tradicional base aliada republicana- no paraba de crecer y se estaba convirtiendo en uno de los principales temas de la agenda económica mediática del país.
Del lado chino, el Ministerio de Comercio anunció que se acordó que Estados Unidos revertirá los aranceles extras que Trump le impuso a la potencia asiática a lo largo de este año. La cartera china también adelantó que ellos reducirán los aranceles que ellos ejecutaron como medida de reciprocidad. Por ahora, esta marcha atrás durará 12 meses, mientras los dos Gobiernos se dan tiempo para negociar un acuerdo comercial integral, objetivo que el presidente estadounidense le impone a todos los países del mundo desde que lanzó la guerra comercial.
Estados Unidos, por su parte, celebró que China volverá a comprar soja y otros granos y productos agrícolas estadounidenses. "¡Nuestro granjeros estarán muy felices!", celebró Trump y continuó en un mensaje en sus redes: "Como dije en mi primer Gobierno, los granjeros deberían de inmediato salir y comprar más tierras y tractores más grandes. ¡Le quiero agradecer al presidente Xi por esto! ".
MÁS INFO
El mandatario norteamericano también anunció que "China aceptó mantener el flujo libre y abierto de minerales raros y críticos, magnetos, etc.. Además, de manera muy significativa, China declaró con contundencia que trabajará con diligencia para frenar el flujo de fentanilo que entra a nuestro país. Nos van a ayudar a terminar la crisis del fentanilo". Esta crisis sanitaria fue la excusa que Trump utilizó para lanzar su guerra comercial contra China y otros países como México.
Finalmente, Trump sostuvo que "China también aceptó que comenzará un proceso de compra de energía estadounidense. De hecho, podría concretarse una transacción de gran escala por la compra de petróleo y gas del gran estado de Alaska".
Los dos mandatarios enviaron un claro mensaje de reconciliación, al menos por ahora. "No siempre estamos de acuerdo y es normal que las dos principales economías del mundo tengan fricciones de vez en cuando", destacó Xi y se declaró "dispuesto a seguir trabajando" con su par estadounidense.
