Crece la crisis en Francia: Bayrou, el primer ministro de Macron, perdió un voto de confianza y renunciará

La Asamblea Nacional no apoyó su proyecto de ajuste y se quedó sin sostén parlamentario para seguir gobernando. Si no se disuelve la Cámara Baja y se llama a elecciones, Macron se queda con pocas opciones para seguir frenando un ascenso de la izquierda al poder. 

08 de septiembre, 2025 | 14.49

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, está más débil que nunca en el inicio de esta nueva crisis política. El primer ministro, Francois Bayrou, perdió este lunes un voto de confianza de la Asamblea Nacional luego de intentar avanzar un masivo ajuste que no consiguió apoyo mayoritario en la Cámara Baja del Parlamento. Esta derrota legislativa lo obligará a renunciar y a disolver su Gobierno, y dejará al mandatario con dos opciones: disolver también el Congreso y convocar a elecciones, o designar a un nuevo premier que deberá conseguir una mayoría de diputados. Pese a que esta mayoría hoy no es clara, Macron ya anunció que "en los próximos días" anunciará a un sucesor.

Bayrou, de 74 años, había asumido a finales de año en un nuevo intento de Macron de evitar la conformación de un Gobierno liderado por la izquierda de Francia Insumisa, la fuerza de Jean-Luc Mélenchon que en las últimas elecciones se había aliado con otros partidos de izquierda y el Partido Socialista para conseguir la primera minoría en la Asamblea Nacional. Pese a esta histórica victoria, el mandatario siempre se negó a encargarles formar Gobierno y prefirió optar por líderes más débiles como el propio Bayrou. 

Segundo Gobierno fallido en nueve meses

Tras la victoria de la izquierda en las elecciones legislativas de mediados del año pasado, Macron presionó para imponer a su candidato a primer ministro, Michel Barnier, aunque su fuerza había salido debilitada de las urnas. Barnier duró apenas tres meses. No tenía apoyo mayoritario real en la Asamblea Nacional y la coalición de izquierda liderada por Francia Insumisa se negaba a aceptar que no los hubiesen convocado a formar Gobierno. Tras el derrumbe de este ejecutivo macronista débil, el mandatario volvió a optar por un dirigente sin base real en la Cámara Baja: Bayrou.

El veterano líder centrista asumió en diciembre pasado y, pese a tener ambiciones presidenciales propias, se sostuvo con la base de Macron hasta donde pudo. El límite fue su proyecto de Presupuesto para 2026, que preveía 44.000 millones de euros de recortes, es decir, el mayor ajuste en muchos años. Confiado en que la derecha preferiría apoyarlo antes de provocar una nueva crisis y abrir la posibilidad a un avance de la izquierda o una nueva elección que encumbrara a la extrema derecha como pronostican los sondeos, llamó a un voto de confianza. 

"Ustedes pueden derrocar al Gobierno, pero no pueden borrar la realidad", urgió durante la sesión de este lunes e intentó alertar, en medio de constantes interrupciones de los diputados, de lo que él consideraba es una situación de "emergencia vital" por el "sobreendeudamiento" del Estado. No logró convencerlos. El cálculo le salió mal y, por primera vez en la historia de la V República, un primer ministro perdió un voto de confianza de la Asamblea Nacional. Ahora sólo le queda renunciar y disolver su gobierno. 

Se trata del final del cuarto gobierno durante la Presidencia de Macron, quien, ya debilitado, cada vez tiene menos opciones para evitar una nueva elección anticipada. Versiones periodísticas sostuvieron en los últimos días que el mandatario estaba analizando la posibilidad de un acuerdo con los socialistas para que terminen de romper la coalición electoral que forjaron el año pasado con la izquierda y acepten formar Gobierno sin ellos. Ni la izquierda ni la extrema derecha apoyarán esto, el primero porque considera que sigue teniendo la primera minoría parlamentaria y el segundo porque está convencido que puede ganar unos comicios adelantados.

Una vez más, todo dependerá de la cintura política de Macron para sostener una construcción gubernamental sin una mayoría en el Parlamento y con una calle cada vez más adversa.