Las autoridades de la Franja de Gaza alertaron que cerca de 4.000 palestinos que viven en el territorio ocupado y que padecen glaucoma corren el riesgo de perder la visión total, mientras que el sistema sanitario sigue colapsado por la negativa del gobierno de Israel de levantar su bloqueo militar, que solo permite el ingreso a cuenta gotas de ayuda humanitaria, incluido medicamentos y equipo médico.
La carencia en la atención oftalmológica se da en un contexto de escasez de medicamentos y del mal funcionamiento de los equipos de diagnóstico y quirúrgicos, explicó el Ministerio de Salud de la Franja de Gaza, que agregó que la extensión de la lista de espera para tratamientos no tiene pretendientes.
Según la declaración del Ministerio, los tratamientos en oftalmología se volvieron "casi inexistentes" y no es posible satisfacer las necesidades urgentes. El mal funcionamiento de los equipos se debe a los daños que generaron los ataques israelíes durante los últimos dos años.
Para intentar contrarrestar el rápido deterioro de los tratamientos oftalmológicos, el Ministerio de Salud le pidió a Israel que "todas las autoridades pertinentes a intervenir con urgencia" para permitir la entrada de herramientas de diagnóstico y medicamentos oftalmológicos especializados en el Gaza.
La crisis médica en Gaza
A pesar de la declaración del alto al fuego del 10 de octubre, el Ejército israelí siguió con sus ataques sobre la Franja de Gaza, con los que asesinó a más de 300 palestinos. "Perdí la cuenta de cuántas bombas escuchamos a lo largo del día", expresó en diálogo con Arab News Joseph Belliveau, director ejecutivo de la organización benéfica médica MedGlobal, quien está en este momento en Gaza. "Aunque ahora lo llamamos alto el fuego, sigue siendo un periodo muy violento", continuó Belliveau.
Ahora, con la llegada del invierno, se agravó la situación sanitaria en el territorio ocupado, con un aumento de los casos de enfermedades relacionadas con el hambre, el desplazamiento, la exposición a condiciones climáticas adversas y las malas condiciones de sanidad. "Casi todo el mundo vive ahora en carpas", describió Belliveau. "Todavía quedan algunos edificios y apartamentos en pie, pero la mayoría de las viviendas fueron destruidas por los bombardeos, lo que dejó a la gran mayoría de la población, incluido casi todo nuestro personal, viviendo en carpas", agregó.
