La Organización de Naciones Unidas (ONU) lanzó una seria advertencia sobre la crisis humanitaria en Gaza, al expresar "su profunda preocupación" por el agotamiento de alimentos, combustible y suministros médicos, luego que Israel confirmara la semana pasada el cierre del paso fronterizo de Zikim, en el norte de Gaza, el único punto de entrada de ayuda hacia esa devastada zona. Desde entonces, no ingresó más asistencia humanitaria, lo que acelera el deterioro de las condiciones de vida.
La Ciudad de Gaza, capital de la Franja y epicentro del asedio, enfrenta un doble drama: mientras la falta de alimentos y recursos básicos empuja a la población hacia la hambruna, Israel inició este martes su anunciado asalto terrestre en la zona. De acuerdo a informes propios de la ONU, la estrategia israelí busca vaciar la ciudad de civiles, abriendo una ruta adicional hacia el sur para forzar su desplazamiento. Sin embargo, el éxodo masivo resulta incierto: muchas familias temen abandonar sus hogares por los riesgos del camino, la precariedad de los refugios en el sur y la posibilidad de un desarraigo definitivo.
Las imágenes que llegan desde la zona muestran calles abarrotadas y una población exhausta que se ve forzada a huir bajo peligro o resistir en medio de la escasez. La oficina humanitaria de la ONU alertó que las reservas de alimentos y combustible podrían agotarse en cuestión de días. Además, advirtió que el reabastecimiento desde el sur es cada vez más complicado por la congestión en las carreteras y la inseguridad creciente.
Israel intensifica su ofensiva y controla los accesos
El Ejército israelí no respondió de inmediato a los reclamos internacionales sobre la urgencia de abrir corredores humanitarios. A última hora del martes, un vocero de Tel Aviv señaló que se permitiría el ingreso de ayuda al norte de Gaza, aunque no ofreció precisiones ni garantías sobre los plazos ni la magnitud del operativo. Israel mantiene el control de todos los accesos al enclave y sostiene que la asistencia humanitaria que deja ingresar es suficiente. A la vez, acusa a Hamás de apropiarse de los suministros, una afirmación que la organización palestina niega.
La ofensiva terrestre sobre la ciudad de Gaza forma parte de una campaña militar que ya lleva casi dos años de enfrentamientos con Hamás. El gobierno israelí asegura que la evacuación de civiles busca reducir víctimas colaterales, aunque organismos internacionales denuncian que las condiciones impuestas hacen prácticamente imposible un desplazamiento seguro y digno. El temor a que la población civil se convierta en víctima de una crisis prolongada alimenta las críticas en la comunidad internacional.
Una crisis alimentaria reconocida a nivel mundial
El mes pasado, un observatorio mundial del hambre declaró oficialmente que la ciudad de Gaza y sus alrededores se encuentran en situación de hambruna. Según ese informe, el hambre ya se expandió a niveles críticos y la falta de suministros amenaza con multiplicar las muertes en las próximas semanas si no se reabre un corredor humanitario. La ONU insiste en que la ayuda debe ingresar de inmediato y de manera sostenida, pero las negociaciones diplomáticas parecen estancadas.
Los relatos desde Gaza describen familias que sobreviven con raciones mínimas de pan y agua, hospitales que carecen de combustible para alimentar generadores eléctricos y refugios hacinados donde miles esperan sin certezas sobre su futuro.