Cuando en 1982 debutó en televisión Knight Rider —conocida en Latinoamérica como El auto fantástico—, millones de televidentes quedaron fascinados por KITT, un vehículo parlante con inteligencia artificial y gadgets futuristas. Sin embargo, más allá de los efectos especiales, el verdadero protagonista era un Pontiac Firebird Trans Am de tercera generación, producido por la histórica marca estadounidense Pontiac, perteneciente a General Motors.
Desde el punto de vista mecánico, el Firebird Trans Am de 1982 estaba equipado de serie con motores V8 de 5.0 litros, capaces de generar entre 145 y 165 caballos de fuerza según la versión. Para la época, ofrecía una caja manual de cuatro velocidades o automática de tres marchas, con tracción trasera que garantizaba un manejo deportivo. Aunque la potencia real distaba de la que sugería la serie —donde KITT parecía imbatible—, lo cierto es que la plataforma del Trans Am era robusta, pensada para brindar un equilibrio entre rendimiento y confiabilidad.
El diseño fue uno de los grandes diferenciales del modelo. El Pontiac Firebird Trans Am de 1982 introdujo líneas más angulosas y modernas, con un frontal bajo y estilizado que encajaba perfecto con la estética futurista de la serie. El detalle más recordado es, sin dudas, la barra luminosa roja en la trompa, agregada para darle vida al personaje de KITT. El habitáculo fue transformado por la producción con un tablero digital lleno de pantallas y botones que simulaban funciones de piloto automático, comunicación satelital y sistemas defensivos inexistentes en la realidad, pero visionarios para la época.
En cuanto a seguridad, el Firebird Trans Am original no contaba con las tecnologías que hoy son estándar, como airbags o frenos ABS, pero sí ofrecía un chasis firme, cinturones de tres puntos y zonas de deformación programada, algo avanzado para comienzos de los años ochenta. En la ficción, KITT era prácticamente indestructible, con blindaje molecular y sistemas antiexplosivos, características que potenciaron la mística del auto fantástico.
Detrás de este fenómeno estaba Pontiac, una marca de General Motors fundada en 1926, reconocida por modelos deportivos accesibles como el GTO, el Firebird y más tarde el Solstice. La marca tuvo gran relevancia en Estados Unidos hasta su desaparición en 2010, cuando GM reestructuró sus divisiones tras la crisis financiera. El Firebird, especialmente en su versión Trans Am, fue uno de los íconos más queridos de Pontiac, y la serie televisiva consolidó su fama internacional.
Más de cuatro décadas después, el KITT continúa siendo un símbolo de los años ochenta y un ejemplo de cómo un automóvil puede trascender su función utilitaria para convertirse en parte de la cultura popular. El Pontiac Firebird Trans Am de 1982 no solo fue un vehículo deportivo de su tiempo, sino que, gracias a la pantalla chica, se convirtió en un mito rodante que aún emociona a los fanáticos del automovilismo y la televisión retro.