Nueva CGT: Moyano mantiene a su triunviro y caen las acciones de un “número puesto”

El líder camionero cambió de opinión y decidió mantener a Octavio Argüello en la jefatura de la central obrera en el Congreso de recambio de autoridades del 5 de noviembre. Perdió fuerza la postulación del dirigente joven del vidrio Cristian Jerónimo, apadrinado por Gerardo Martínez. 

18 de septiembre, 2025 | 00.05

Mientras decidía su participación en la movilización contra el Gobierno de este miércoles frente al Congreso, la CGT también daba pasos clave para su renovación de autoridades planificada para el 5 de noviembre: Hugo Moyano acordó mantener a Octavio Argüello, dirigente de Camioneros, en el triunvirato de secretarios generales, al tiempo que uno de los postulantes a esa jefatura colegiada, Cristian Jerónimo (empleados de la industria del vidrio) quedó prácticamente descartado. Son movimientos relacionados entre sí y que también responden a un clima de mayor expectativa de los sindicalistas con el resultado favorable al PJ en las elecciones bonaerenses del 7 de septiembre.

Los cambios, que además fortalecen la posibilidad del ascenso de una mujer al trío de líderes, quedaron expuestos en la reunión de este lunes de la “mesa chica” de la central en la sede del gremio estatal UPCN pero venían de una maduración previa en las últimas semanas. Moyano desechó así su propia iniciativa de retirar a Camioneros de la conducción para darle un espacio a su hijo menor, Jerónimo, como eventual secretario de Juventud en el Consejo Directivo. Lo que se mantuvo inalterable fue la nominación para Jorge Sola, del sindicato del Seguro, como tercer integrante de la jefatura con el auspicio de Héctor Daer (Sanidad), actualmente en el cargo.

El “pase a disponibilidad” de Cristian Jerónimo (Seivara) fue consensuado en lo más alto de la CGT con la anuencia de gremialistas de peso como Daer, Armando Cavalieri (Comercio) y el propio Moyano, según relevó El Destape con los protagonistas. Incluso en el entorno de Gerardo Martínez (albañiles, Uocra), patrocinador de la candidatura del joven dirigente del sindicato fabril, confirmaron una baja irremediable de sus acciones para la carrera con vistas al Congreso de renovación de autoridades del 5 de noviembre.

En la “mesa chica” admitieron que el dirigente fue víctima del “mal del candidato precoz” que en el sindicalismo tradicional suele tener como fusibles a los primeros que se mencionan para un cargo de relevancia. Le jugó en contra a Jerónimo su pasado reciente como protector de Miguel Bustinduy, rival interno de la actual conducción de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), en manos de Roberto Fernández. Los líderes más añosos de la CGT suelen tomar nota y ser impiadosos con quienes patrocinan líneas opositoras.

Lo mismo que le achacan al jefe de Seivara llevó a cabo casi como una bandera el propio Hugo Moyano durante casi 20 años con sus hijos Pablo y Facundo en desmedro de otros referentes de peso como Cavalieri y el propio Fernández, de UTA. En esos y otros casos estimuló líneas internas que disputaron, siempre sin éxito, las jefaturas de varios gremios. Claro que el líder camionero lo hizo amparado en su propia estructura con peso específico en la interna de la CGT en tanto que Jerónimo, que por años secundo a Pablo Moyano en el Frente Sindical por el Modelo Nacional, desarrolló esa labor en las sombras.

 

Cristian Jerónimo había sido nominado para el triunvirato por Gerardo Martínez como parte de un proceso de renovación etaria de la CGT. En ese plan le facilitó roce internacional en foros y hasta con audiencias con el Papa Francisco, el rubro donde mejor se maneja el jefe de Uocra. Incluso en el Gobierno habían valorado su posible ascenso como representante de un dialoguista por excelencia como consideran los libertarios a Martínez. Consultado por este medio, el dirigente sólo dijo que su interés pasa por “la unidad del movimiento obrero”: “si los compañeros creen que puedo ser útil en la conducción, allí estaré; caso contrario, seguiré colaborando desde mi lugar”, amplió.

La contracara de ese movimiento es la casi segura permanencia de Argüello en el triunvirato. El camionero llegó a la cima de la central sindical en diciembre pasado tras la renuncia traumática de Pablo Moyano a ese cargo. El hijo mayor de Hugo, de carácter siempre vehemente y poco afecto a las concesiones, dio el portazo cuando su propio padre lo desautorizó ante otros líderes sindicales en su planteo de un paro general contra Javier Milei. Argüello, en cambio, cultivó desde entonces un perfil menos confrontativo y con mayor apertura al diálogo, el mismo que lo llevó a escalar posiciones en Camioneros hasta presidir en un momento un partido político fundado por el mayor de los Moyano.

Esta semana también empezó a despejarse la incógnita por el tercer lugar en la conducción. Confirmada la salida de Carlos Acuña, representante del sector de Luis Barrionuevo, y también descartada la chance del gastronómico de sostener ese lugar para un dirigente propio, el consenso generalizado apuntó a ubicar a una mujer. En el anterior Congreso sindical del 11 de noviembre de 2021, cuando la CGT consagró un cupo de 30% para el sexo femenino, se resolvió además integrar el Consejo Directivo con dos dirigentes por cargo, una mujer y un hombre. De allí surgieron varios de los nombres que circularon en los últimos días para la secretaría general.

La judicial Maia Volcovinsky (UEJN) parece consolidarse en la carrera para completar el triunvirato. Se trata de la número dos del gremio que lidera Julio Piumato con quien comparte además la Secretaría de Derechos Humanos de la CGT. Por detrás de esa postulación también llegaron a mencionarse a Marina Jaureguiberry (docentes privados, Sadop) y Vanesa Núñez (trabajadores de entidades deportivas y civiles, Utedyc).

Todo indica no obstante que la tensión hasta el 5 de noviembre se mantendrá intacta. La CGT suele ser permeable al clima político y el resultado de las elecciones nacionales del 26 de octubre tendrá necesariamente incidencia sobre el formato y los nombres del nuevo Consejo Directivo. Claro que el triunfo del peronismo bonaerense y la alianza que la central mantiene con Axel Kicillof les dio a sus líderes un impulso que no creen que vaya a decaer hasta el próximo turno electoral.

De ahí que la “mesa chica” ya imagina una central más confrontativa frente a un posible Milei debilitado para terminar de clausurar iniciativas como la reforma laboral y la sindical de impulso por parte de un sector del radicalismo. En ese sentido los gremialistas avizoran un posible rol destacado de Sergio Palazzo en la nueva encarnación de la estructura de Azopardo 802. El secretario general de La Bancaria fue una pieza clave en el Congreso para obturar las leyes antisindicales de Martín Tetaz y su rol, pese a su origen radical, fue ponderado por toda la CGT.