En La Libertad Avanza conviven (o apenas se toleran) dos formas de pensar la mejor estrategia electoral. Por un lado, la de Santiago Caputo, interesado puntualmente en copar el Congreso con legisladores libertarios. Por el otro, la de Karina Milei y los Menem, queriendo colonizar en cada provincia. Para el asesor presidencial monotributista, es poco relevante la discusión de concejales, y ve cómo el tire y afloje del karinismo por esos lugares menores puede comprometer el objetivo global.
Para Caputo, es necesario que Javier Milei pueda tener garantizado un buen número de diputados y senadores fieles que avalen las reformas que el gobierno pretende hacer. O al menos para sostener un veto presidencial en caso de que la oposición pueda avanzar con iniciativas propias. Según dijo el ministro de Economía, Luis Caputo, en el listado oficialista hay proyectos de ley tributarios, laborales y previsionales.
Las tensiones con el PRO en Buenos Aires y las internas con los gobernadores en los comicios provinciales ponen en riesgo, según esa lectura, los puentes con los aliados. Sin ir más lejos, en la última sesión, donde Diputados discutió mejoras para los jubilados, La Libertad Avanza perdió nueve legisladores amarillos. Una jugada directamente vinculada a las negociaciones poco flexibles en tierras bonaerenses.
Según confió un dirigente, ya hay referentes dialogusitas molestos - por lo bajo - con el gobierno ante incumplimientos de promesas reiterados. Otro factor a tener en cuenta, en especial cuando el modelo económico empiece a mostrar fisuras irreversibles.
Después de las reuniones de esta semana, La Libertad Avanza le abrió la puerta al pedido del PRO: no tocar los municipios amarillos. El macrismo tiene una condición muy sencilla: que las listas de los distritos propios las armen los intendentes. En el bullrichismo tienen la misma mirada, pero con posición intermedia: los amarillos deberían ser muy generosos con los renglones cedidos a los libertarios. Incluso más generosos que aquellos dirigentes macristas que pasaron al oficialismo mileista hace tiempo.
La demanda de los intendentes es fuerte. En especial la de aquellos que se referencian en los Macri. Por eso, no faltó quien pusiera en duda que, bajo condiciones inflexibles, algunos prefieran acordar con otros sectores y no con el gobierno nacional. El gesto de esta semana apunta a encaminar las conversaciones, como confió un intendente optimista.
Para el gobierno, La Libertad Avanza lidera por poco la intención de voto y es clave la alianza con el PRO para salir del margen de error que te puede hacer vencedor o perdedor por medio punto. Según confió un dirigente libertario, para octubre el PRO ya está entregado y sin demasiadas pretensiones para discutir nada en la boleta. Tan solo asegurar algunos lugares. Al menos hay tres tribus para satisfacer: la de Cristian Ritondo, la de Diego Santilli y la de los Macri. Entre ellos se van a tener que repartir, cuando llegue el momento, los casilleros que el gobierno esté dispuesto a conceder.
El interés en cada una de estas elecciones es diferente según el dirigente del que se trate. Los nacionales están concentrados en el Congreso, incluso alguno hasta con cierta felicidad al pensar en la depuración del espacio PRO post 10 de diciembre. Los intendentes y dirigentes territoriales tienen los ojos puestos en el 7 de octubre. Ninguno quiere que la elección del otro termine por condicionar su propia negociación.
El escenario, sobre todo después del discurso mileista en La Plata el jueves, parece tender hacia la extrema polarización, en donde la derecha dirime una PASO a cielo abierto. Lo que queda huérfano es la ancha avenida del medio, que un sector de la UCR quiere colonizar.
Según distintos sondeos, el peronismo tiene serias chances de imponerse en zonas clave del conurbano donde históricamente es fuerte, sea cual sea el candidato de uno u otro lado. Pero también los datos arrojan que la ancha avenida del medio no tiene demasiado arraigo en el electorado.
La sociedad no suele votar por estadísticas, sino por percepciones. Si los datos arrojan una baja de la inflación pero la población no tiene salarios que acompañen, los precios se sentirán más elevados. Pero sí vota por expectativas. La ciudadanía puede hacer balances, incluso negativos, pero si piensa que a futuro estará mejor, seguirá depositando su voto de confianza.
Ese escenario es el que perciben los dirigentes. Sobre todo aquellos que se debaten sobre qué hacer en las elecciones de este año. Ubicarse en el medio es arriesgarse a quedar en el olvido, engullidos por la polarización y alejados del sentir de la sociedad. Pero jugarse por uno de los dos márgenes también puede comprometer la identidad.
Algo de esto puede pasar en Corrientes por estas horas. El lunes cierran las coaliciones para las elecciones ejecutivas del 31 de agosto. Después de varias idas y vueltas, en el sprint final se especuló mucho con un acercamiento de La Libertad Avanza a la alianza provincial.
Mauricio Macri primereó en el armado, al confirmar su pertenencia a la coalición el miércoles. De concretarse, será el primer distrito en que el PRO y LLA vayan unidos en un mismo armado, ya que en Chaco (gobernada por Leandro Zdero, hombre del correntino Gustavo Valdés), el macrismo tuvo que conformarse con una adhesión.