La foto de Javier Milei en La Matanza resumió lo que será la campaña del gobierno: teatralización obscena, provocación simbólica y apelación al “hate” -odio- que se esparce como agua en redes sociales. El presidente eligió el municipio como escenario de lanzamiento, acompañado por las ocho cabezas de lista seccionales, bajo una consigna que a dos años de mandato retoma el algoritmo de campaña del 2023: continuidad del kirchnerismo o cambio libertario. La apropiación del lema que la CONADEP utilizó para repudiar el Terrorismo de Estado, expuso la banalización de la memoria como herramienta electoral, un recurso que la Casa Rosada implementa con calculada precisión para satisfacer a su núcleo duro.
El acto constituyó -con toda probabilidad- la única incursión presidencial en la Tercera Sección bonaerense, bastión histórico del peronismo. La estrategia de "apariciones quirúrgicas" diseñada por Karina Milei revela la conciencia oficial sobre sus limitaciones territoriales. La fagocitosis del PRO se consumó en esa misma imagen. La comitiva incluyó a figuras centrales de la nueva alianza: Patricia Bullrich y José Luis Espert como futuros postulantes al Congreso, los negociadores del acuerdo Cristian Ritondo y Sebastián Pareja, más la hermana del presidente.
El macrismo, despojado de identidad propia, se mimetizó con el violeta libertario en una alianza que no disimula la subordinación.
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El blindaje autoritario del ajuste
Pero la verdadera radicalización del discurso mileísta se expresó en la cadena nacional del viernes por la noche. En un mensaje televisivo, el mandatario adelantó el envío de una iniciativa legislativa para prohibir la aprobación parlamentaria de presupuestos que contemplen desequilibrio en las cuentas públicas. La amenaza fue explícita: "Habrá sanción penal para legisladores y funcionarios" que aprueben presupuestos con déficit.
En la cadena, Milei criticó a los bloques opositores por haber respaldado iniciativas contrarias al programa gubernamental acusándolos de instrumentalizar "causas nobles como excusas". La retórica presidencial confirmó el desprecio por la democracia representativa cuando no convalida sus políticas regresivas.
Esta escalada autoritaria busca blindar el ajuste ante cualquier intento legislativo de recomponer derechos. Después de rechazar las mejoras previsionales, el oficialismo busca evitar nuevos debates redistributivos y bloquear iniciativas opositoras. La criminalización de la actividad parlamentaria representa un salto cualitativo en la degradación institucional.
La unidad como resistencia organizada
En el otro polo, la respuesta del panperonismo evidenció una coordinación que contrasta con el tenso devenir de las fragmentaciones internas. A través de una articulada operación digital, Fuerza Patria formalizó el inicio de su estrategia electoral para los comicios provinciales de septiembre. La etiqueta #SumarFuerzas se viralizó entre referentes de todas las corrientes internas, bajo el liderazgo del gobernador bonaerense Axel Kicillof.
La sincronía de las publicaciones reveló una planificación minuciosa y la simultaneidad de los mensajes buscó afianzar el mensaje. Figuras con diversas identidades internas como la legisladora Cecilia Moreau y la funcionaria provincial Florencia Saintout reprodujeron idénticos contenidos con precisión absoluta. La disciplina comunicacional exhibe una madurez organizativa que busca trascender las diferencias.
Kicillof encabezó la convocatoria con un mensaje que sintetizó la estrategia narrativa: "Hay miles de razones para #SumarFuerzas. El 7 de septiembre tenemos que defender la Provincia y, sobre todo, ¡defender el Futuro!". La construcción discursiva pivotea sobre la defensa más que sobre el ataque, en la comprensión de que la elección se dirime entre continuidad del ajuste o resistencia organizada.
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Los cálculos electorales de Casa Rosada
Como reveló en El Destape un artículo de Lucas Bo, el optimismo oficial esconde un reconocimiento tácito de las dificultades que avizoran. Los sondeos internos del oficialismo anticipan victorias seccionales múltiples pese a una derrota en el cómputo global de sufragios, configurando un escenario que podría favorecer el discurso del "voto útil". El asesor Santiago Caputo diseña ya la narrativa de una noche electoral favorable basado en la cromía más que en la aritmética. Si ocurre lo que presagian, el Gobierno exhibirá un mapa pintado de violenta para contrarrestar el dato que más duele: que Fuerza Patria recibió más votos que el gobierno nacional.
"Podemos perder en la Provincia, porque es un terreno muy hostil y muy difícil", se atajó Pareja tras la oficialización de la alianza. Esta declaración defensiva contrastó con la retórica triunfalista y reveló la preocupación interna por el desempeño electoral.
La distribución territorial expone las limitaciones del oficialismo. De las ocho secciones, la Primera -la más poblada- es a la que concita más atención y energía en el Gobierno. Hoy las encuestas que maneja la Rosada dicen que están 17 puntos abajo en la Tercera y que si en la Primera tampoco figuran arriba, aunque más parejos. Creen que sobre la marcha de la campaña la pueden dar vuelta.
Bicicleta en picada
Mientras la atención se concentra en la disputa electoral, el esquema económico consolida un modelo especulativo insostenible. Los instrumentos especulativos de corto plazo registraron el jueves rentabilidades próximas al 8% anual para colocaciones de dos semanas, señalando el posible retorno de la mecánica financiera que el gobierno impulsa para sostener un tipo de cambio artificialmente bajo y contener las presiones inflacionarias.
Esta estrategia reproduce los errores del pasado con consecuencias previsibles. Sin embargo, la estrategia oficial enfrenta la persistente tendencia a la dolarización del ahorro privado, generando tensiones en el mercado cambiario donde el volumen operado no superó los 344 millones de dólares. Esta dinámica evidenció el escepticismo respecto a la sostenibilidad del esquema económico en pleno proceso electoral.
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La realidad económica desmiente el optimismo que difunde el sistema paraoficial de operaciones televisadas. A comienzos de agosto, la UIA alertó sobre disrupciones en los circuitos de pago, mientras su último relevamiento entre empresarios destaca las restricciones crediticias y el encarecimiento del costo financiero como preocupaciones centrales. Paralelamente, la medición de humor social de D'Alessio IROL y Berensztein registró un deterioro sostenido en la percepción económica desde su punto más bajo de diciembre pasado.
Las exigencias letales del FMI
Sobre la economía inanimada se posa la sombra del Fondo Monetario Internacional (FMI). Un estudio de la consultora 1816 estableció que la administración nacional deberá incorporar 3600 millones de dólares en reservas netas hacia diciembre, cifra que excluye potenciales desembolsos multilaterales.
La solución propuesta por el organismo multilateral aceleró la agenda privatizadora que entusiasma al ministro del ajuste, Federico Sturzenegger. Como reveló en este medio un artículo de Javier Slucki, el informe técnico del organismo multilateral plantea que el incremento de divisas provendrá de la enajenación patrimonial estatal y las concesiones de servicios públicos. Adicionalmente, el documento exige limitar el acceso a la Asignación Universal por Hijo (AUH), acelerar la gestión corporativa de las empresas públicas y formular un cronograma de privatizaciones con respaldo técnico del Banco Interamericano de Desarrollo.
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Frente a los técnicos, la contabilidad creativa del gobierno no alcanza para disimular la magnitud del problema. Los cálculos de la misma consultora ubicaban el déficit de reservas netas del Banco Central en 6300 millones de dólares al 5 de agosto.
Así las cosas, la elección del 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires trasciende la disputa por bancas legislativas y el territorio provincial. En la provincia que concentra el 40% del padrón electoral nacional confrontarán dos concepciones antagónicas de la política: la unidad como construcción colectiva frente al odio como herramienta de dominación. La crisis económica zumbará como mar de fondo entre la pirotecnia de una campaña que será determinante para el futuro del Experimento Milei.