El Gobierno de Javier Milei celebró como una victoria épica el 1,5% de inflación de mayo, “la más baja en cinco años”, enfatizó el vocero Manuel Adorni. El ministro Luis Caputo se sumó al festejo: "Sin cepo, corrigiendo precios relativos y con la economía creciendo al 6% anual. Tenemos el mejor presidente del mundo". Los artificios gubernamentales no lograron ocultar, sin embargo, que detrás de esa cifra se esconde la metodología más cruda del ajuste: el desempleo y la pauperización salarial como ancla antiinflacionaria.
El jueves, mientras se celebraba en Casa Rosada, el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) confirmaba que en marzo se perdieron 8.982 puestos de trabajo registrados, en su mayoría en el sector privado. Si se toma ese mes en relación a noviembre de 2023, en el final del gobierno de Alberto Fernández, la caída es de 195.674 empleos formales. El dato no es casualidad: es consecuencia.
Como señaló Luis Campos, investigador del Instituto de Estudios y Formación de la CTA Autónoma: "En marzo se destruyeron 9 mil puestos de trabajo formales, la mayoría en el sector privado. Contra noviembre de 2023, la caída asciende a 195.674 trabajadores (59% en el sector privado, 30% en el público y 11% en casas particulares". Los números hablan de una destrucción sistemática del empleo que el discurso oficial presenta como "reacomodamiento".
De los cerca de 200 mil puestos formales perdidos según las estadísticas del SIPA, 119 mil corresponden al sector privado registrado, 51 mil a empleo público y 15 mil a trabajadoras de casas particulares. La promesa de que el sector privado absorberá la mano de obra despedida del Estado se desvanece en los números: la caída es mayor en el sector privado (-1,9%) que en el público (-1,4%).
El ancla salarial como estrategia
El plan es tan simple como brutal: "El Gobierno apuesta a la intervención o techos a las negociaciones paritarias para limar la puja distributiva y quebrar la inercia inflacionaria. Así lo muestran las últimas no homologaciones en sectores como metalúrgicos, comercio o transporte y los reiterados aumentos por debajo de la inflación a los trabajadores de la administración pública", según el informe del Centro de Estudios Económicos y Sociales "Scalabrini Ortiz".
Los salarios no acompañan ni remotamente la recuperación económica que pregona el gobierno. En abril, el salario en el sector privado medido por el SIPA, que no discrimina la cantidad de horas trabajadas, cayó por tercer mes consecutivo. Según la Secretaría de Trabajo perdió casi un 4% en los últimos tres meses y volvió a los niveles de noviembre de 2023. La motosierra hace estragos: mientras los costos fijos se disparan, los ingresos se hunden.
Un informe de la Universidad de Buenos Aires advierte sobre "el grave deterioro del poder adquisitivo de la clase media en el último año y medio, una consecuencia del explosivo aumento de los servicios públicos". La reconfiguración del consumo no es una elección: es una imposición. "El aumento desmedido de los precios relativos, especialmente en servicios esenciales, obligó a rediseñar las canastas de consumo, desplazando bienes tradicionales, como por ejemplo carne vacuna, indumentaria, entre otros, resignando así calidad de vida".
"Durante el primer año de la gestión Milei, el 59% del gasto se destinó a servicios, lo que representa un aumento de 10 puntos porcentuales respecto al año anterior", concluye el informe. Los costos fijos devoran los ingresos familiares mientras el INDEC mide una inflación que no refleja la realidad de los barrios populares. Mientras el INDEC registraba 1,5% en mayo, en el conurbano bonaerense la Canasta Básica de Alimentos subió 3,48%, según el relevamiento de ISEPCI.
La combinación de relevamientos públicos y análisis especializados describen la realidad que la vieja canasta del Indec encubre. Según comentó a El Destape el economista Haroldo Montagú, de la consultora Vectorial, "que los alimentos hayan subido tan poco nos dice que la demanda no se está yendo por ahí. El consumo masivo, especialmente el de alimentos, no repunta". La traducción es lineal: la gente no compra porque no puede. Una familia tipo necesitó reunir en mayo 1.110.000 pesos para no caer por debajo de la línea de pobreza.
El financiamiento del hambre
Desde noviembre de 2023 hasta abril de este año, las compras en supermercados pagadas con tarjeta de crédito pasaron de un 39,4% a un 45,9%. Durante el mismo período, la evolución de la participación de los pagos realizados con tarjeta de débito cayó de 33,3% a 27,0%. Las familias financian la supervivencia con deuda.
Según un relevamiento del Centro de Almaceneros y Comerciantes Minoristas de la Provincia de Córdoba, "entre julio de 2024 y mayo de 2025, el porcentaje de hogares con deudas se mantuvieron por encima del 90% e indicadores como las deudas en situación irregular, las deudas con tarjeta de crédito destinadas a la compra de alimentos y los hogares que destinan más de un 30% de sus ingresos al pago de deudas empeoraron considerablemente".
"En los últimos meses -detalla el informe-, se elevó la ratio de irregularidad en los préstamos otorgados a las familias hasta alcanzar el 3,3% en marzo (2,8% en las tarjetas de crédito, 4,1% en los préstamos personales)". El sistema financiero se transformó en el sostén de un modelo que condena a las familias al endeudamiento perpetuo para acceder a los alimentos básicos.
El plan en marcha
Los datos confirman lo que era previsible: el plan de estabilización por inanición funciona… a un altísimo costo social. Durante mayo, las ventas minoristas de las pymes retrocedieron 2,9% interanual, volviendo a caer después de cinco meses consecutivos de crecimiento. "En mayo se advirtió una tendencia hacia compras más medidas, una circulación algo reducida en los centros comerciales y una competencia creciente con los canales online y con los formatos informales", según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa.
La inflación no baja por mejoras en la productividad o estabilización de precios, sino por la simple razón de que la demanda se desplomó. El consumo de alimentos y bebidas registró un descenso del 7,6%, seguido por Ferretería, materiales eléctricos y de la construcción (-2,6%), Textil e indumentaria (-1,6%) y Calzado y marroquinería (-0,5%).
Desde que asumió el gobierno de Javier Milei, en diciembre de 2023, el salario subió 133,48%, la Canasta Básica de Alimentos 172,32% y la Canasta Básica Total 188,79%. Los números no mienten: el deterioro del poder adquisitivo es la variable de ajuste del programa económico.
La inflación controlada a costa del hambre, el empleo destruido en nombre de la eficiencia, la justicia convertida en herramienta de disciplinamiento político. El modelo funciona para quienes lo incubaron: una sociedad empobrecida es más fácil de controlar, una oposición cuya principal figura es proscripta resulta más cómoda para gobernar.
Todo marcha de acuerdo al plan.