¿Será que hay algo especial entre el balcón y el Peronismo? ¿Será que la distancia vertical entre el suelo y el balcón es una réplica de la noción de solidaridad ilustrada en el escudo del Partido Justicialista, particularmente en la mano que tiende la otra de arriba hacia abajo? Es el balcón de Juan Domingo Perón y su pronunciamiento tras ser liberado de la prisión en Martín García, el balcón de las últimas palabras públicas de Eva Perón. Pero ahora, también es el balcón de Cristina Kirchner y la calle San José.
Un viernes frío de junio, que invita a "quedarla" en casa y matar el tiempo pegado a la pantalla del celular mientras van transcurriendo videos de TikTok. Pero en San José 1111, entre la avenida San Juan y Humberto 1°, pareciera romperse el espacio-tiempo. Es el mismo viernes de tenue lluvia, pero con la garúa mezclándose con el humo de las parrillas protegidas entre gazebos. La carne asándose al costado de heladeras y puesteros que buscan el mango vendiendo pines, remeras y accesorios con imágenes referidas al rostro de Cristina o que rezan icónicas frases atribuidas al Peronismo.
Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.
En esa cuadra se respira Plaza de Mayo, como liturgia atomizada en una cuadra y una calle que en cualquier otra carambola del destino probablemente estaría vacía al llegar la medianoche. Claro, el barrio porteño de Constitución casi que funciona de paso para millones: como conector entre centros neurálgicos de la Capital Federal y albergando la estación central de trenes más importante del país. Curiosamente, es la estación Constitución la que recibe y despide diariamente a cientos de miles de trabajadores que provienen de la tercera sección electoral, ese tótem político del cual fue excluida Cristina por un fallo de la Corte Suprema de "injusticia", como remarcan los militantes congregados.
Cristina y su Puerta de Hierro
Convengamos que la humilde San José 1111 ya se las traía. Era la dirección de la casa de la hija de una expresidenta y actual domicilio de la propia Fernández de Kirchner, desde aquel 1° de septiembre de 2022 cuando sufrió un intento de homicidio en el coqueto barrio de Recoleta. Pero ahora, San José se reconfigura y consagra como el preludio de lo que puede ser el "Puerta de Hierro" del siglo XXI. El Perón de Madrid. ¿La Cristina de Constitución? La nostalgia no entiende de razones.
"Creo que hay momentos en nuestra historia que se dan alguna que otra vez y que son aquellos en los que justamente terminan definiendo quién es uno, qué ha puesto uno, qué vida quiere uno, qué país quiere uno", afirma Iván, uno de los militantes presentes en San José. A su espalda, se encuentra la fachada de ingreso al edificio donde Cristina atraviesa sus últimos días en plena libertad.
MÁS INFO
En las paredes hay cartulinas pegadas que simulan cartas. Una de ellas soslaya: "Estamos acá porque gracias a tus políticas tuvimos nuestra primera casa". Este tipo de utopías descriptas pueden detectarse en los diversos textos que inundan el lugar.
"Soy primera generación de universitarios en mi familia. Mi familia salió de una situación económica muy complicada con el gobierno de Cristina y la verdad que me parece que es solamente tener conciencia y responsabilidad de acompañar en los momentos difíciles", afirma Daniela, estudiante de la carrera de Psicología.
Otros optan por contar su bronca, como Yael: "Creo que esto es consecuencia del comportamiento de los mismos sectores de poder, de gorilas que persistieron todo este tiempo, que nos ganaron cuando nos pudieron ganar, nos asesinaron, y nos desaparecieron cuando lo pudieron hacer. Es otro momento, pero son los mismos actores en disputa. Cristina es Perón y esta es su Puerta de Hierro". La potencia de su definición se corresponde con su voluntad de acompañamiento en tiempos de constante escapismo a "poner el cuerpo".
Pero en la noche de los cuatro 1 hay lugar para la transversalidad de generaciones. Hay niños que usan los hombros de sus padres como asiento, señoras de mil batallas, treintañeros, cuarentañeros, cincuentañeros. Todos entran en el universo paralelo de Constitución, epicentro de un quiebre histórico para la democracia. A solo 15 cuadras, cervecerías de San Telmo. ¿Sabrán allí de este universo? Tarea para los encuestadores.
A las 20.52 salió Cristina al balcón, bailó al compás del fervor de sus seguidores, asintió con su dedo cuando la cuadra comenzó a saltar para aclarar que nadie allí tenía predilecciones por el Grupo Clarín y luego, se metió adentro. Apagó la luz, señal de que no iba a regresar. Momento de irse a casa... ¡Ni locos!
Prosiguieron los cánticos, la marcha, el himno con trompetas, la venta de choripanes y bondiolas, de latas de cerveza y de paraguas para la ocasión. Son los paraguas de José Ignacio Rucci en el túnel del tiempo. Poco se habla de la mini-revolución económica que transita este acotada geografía. El bar de la esquina de Humberto 1° nunca vendió tanto como ahora. Un pequeño aporte, en medio de la depresión de consumo.
Historiadores y antropólogos se verían extrañados al ver como un movimiento político y cultural transforma su propia tragedia en una fiesta. Por estas horas, se hizo viral una respuesta que el escritor Alejandro Dolina le dio al periodista Luis Novaresio en 2021, durante un programa de televisión, en donde se cuestionaba un acto celebratorio del Peronismo luego haber sido derrotado en las elecciones legislativas de aquel año.
Dolina le retrucó: "No es una pregunta pertinente el qué festejan. Ni en esta ni en ninguna fiesta. Usted cuando ve a veinte amigos que están juntos porque se adoran, ¿les pregunta qué festejan? No. ‘Festejamos que estamos aquí’. Si viniera alguien y nos preguntara: ‘¿Qué están festejando?’. Le contestaríamos: ‘La alegría de estar conversando juntos’. Entonces la respuesta es que ‘estamos festejando la alegría de estar todos juntos en esta plaza y de ver que, eventualmente, somos muchos’".
Y todavía están juntos en San José 1111. Probablemente sigan allí, juntos y a la espera.