La plaza que recuperó el "vamos al volver" de la mano de Cristina

El fervor de la calle por la injusticia de la condena colmó el epicentro político del país. La prisión en Constitución despertó la épica del regreso, la cual estaba dormida desde noviembre de 2023. El Peronismo halló su contradicción principal y se plantó como hace mucho tiempo no pasaba. Vibras de una jornada que va directo al museo.

18 de junio, 2025 | 19.35

Habrán sido un millón o cientos de miles los militantes los protagonistas de una tarde histórica en la Plaza de Mayo, eterno epicentro de jornadas memorables. Pero la del 18 de junio de 2025 va derecho al póster de las más simbólicas por la magnitud del quiebre democrático que significa la condena contra Cristina Kirchner, pero también por la postal que confirma a la ex presidenta como bandera de la mística peronista. Para la coyuntura y la inmediatez fue la movilización que asentó el regreso de la consigna "vamos a volver" y del "primer día de la resistencia".

Desde muy temprano, el clima helado de la mañana se pulverizó ante el calor humano de la masa que se agolpó en San José 1111, la dirección más citada en Argentina durante la última semana. Banderas con la insignia del Peronismo correntino, del partido bonaerense de La Costa, de Rio Negro. Se podría citar la trillada frase "cada rincón de la patria". Aquí tal vez bien utilizada.

Desde que se confirmó la pena de seis años de prisión domiciliaria y las condiciones de la misma, las organizaciones políticas montaron la movilización sobre puntos cardinales alejados del domicilio de Cristina para evitar que el aparato judicial aproveche y la culpen de generar "disturbios en el vecindario". Múltiples dirigentes y militantes ya alertaron que no faltarán los intentos para quitarle el derecho de atravesar este proceso en su departamento para enviarla a un penal común. Pero era inevitable que el paso por la avenida San Juan iba a derivar en la algarabía del nuevo "Puerta de Hierro". Personas que hicieron 300, 400, 500 o 1.000 kilómetros para decir "miren, ahí a cuadra y media está el departamento donde está Cristina... bueno sigamos".

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Por San José andaba Fabián Grillo, haciéndose espacio entre parrillas, bombos y trompetas. Es el padre de Pablo, fotógrafo baleado por las fuerzas de Seguridad a cargo de la ministra Patricia Bullrich en una de las tantas protestas de los miércoles de los jubilados. Por las dudas aclaró: “Voy a estar acá, tal vez pase por la Plaza de Mayo, pero tengo que ir para el hospital".

"En primer lugar estoy por Cristina, con todo lo que eso implica para el pueblo argentino”, subrayó Grillo. Y recordó: “La bala de gas lacrimógena en la cabeza de Pablo fue para todo el pueblo argentino y para todos los medios, para todos los trabajadores de prensa, para los fotoperiodistas”. Según su mirada, aquel ataque fue para que “el pueblo se calle y que no proteste, como ahora sucede con el fallo contra Cristina”.

Mientras hablaba, en un balcón salió una señora. Varios militantes se ilusionaron por un momento. "¡La pucha, no es Cristina!", dijo alguno. Era una vecina, que se mostraba en el departamento lindero al de "la jefa" y balanceaba su cabeza en señal de leve molestia por tener la calle copada. Desde abajo, los militantes empezaron subir cánticos en busca de la aprobación de la señora. Finalmente le sacaron una sonrisa y hasta saludó como si fuera una líder política. Una pequeña anécdota como ilusión de pacto democrático entre quienes no están de acuerdo en todo.

"Momento de avanzar o no vamos a entrar", gritó después el referente de la organización Kolina, sección Avellaneda. La multitud se retiró, pero todos con la convicción que a San José le quedan muchas vigilias por delante.

Te condenan por eso

Ya sobre Avenida de Mayo, referentes de organizaciones políticas habían colgado carteles que referían a los hitos de gestión más importantes durante la presidencia de Cristina. La leyenda que acompañaba la enumeración de medidas decía: "Por eso te condenan". 

La gente miraba para atrás mientras avanzaba con la satisfacción de ver las avenidas estalladas de gente. Por las vías de acceso a la plaza no paraban de llegar trabajadores identificados con sus sindicatos -raza extraña para estos tiempos-, militantes de organizaciones sociales y políticas. Pero también estaban los que nunca están.

Es el caso de Graciela, que llegó desde el partido de San Martín, más precisamente con la SUBE, combinando colectivo, tren y subte. Se sinceró y sostuvo que nunca sale, a pesar de querer apoyar a los jubilados en el Congreso, pero consideró que esta vez era "necesario”, porque “se está arrasando con todo”.

“Este es un gobierno de malvados y este amor incondicional no lo entienden. Pagaría Milei para tener esta plaza”, se jactó en medio de lo que ya era una multitud. A ella, Cristina le cambió “muchísimo la vida”. Medio acongojada, relató: “Me iba de vacaciones, cambié el televisor, el coche dos veces. Ahora no podemos ni salir a cenar. Con mí marido tenemos una nena de 15 años y a veces nos duele el corazón decirle que hay que esperar que papá cobre para ir a un Mc’Donalds”.

Del Perón de Madrid a la plaza del 18

Tras el golpe de la revolución fusiladora en 1955, Juan Domingo Perón fue proscripto y condenado al exilio. Desde Madrid, grababa discursos que se llevaban referentes gremiales y políticos hacia Argentina. Cuando arribaban a esta parte del mundo, los hacían circular en unidades básicas y espacios públicos. Allí se agolpaban peronistas para escuchar a su líder, ya que cualquier expresión afín al justicialismo estaba prohibida en ese tiempo. La historia no se repite, pero se parece bastante.

Para las 3 de la tarde, un alfiler tenía que empujar para estar cerca del escenario ubicado delante de la pirámide de Mayo, mientras que ya había corrido el rumor que emocionaba: Cristina iba a hablar desde San José. Los parlantes situados frente a los trapos de ATE, Smata Zona Norte, JUP, La Cámpora, y tantos otros, se preparaban para hacer retumbar las palabras tan esperadas en toda la plaza.

De repente, sonó la marcha peronista y la gente estalló. Inmediatamente después, el presentador del acto definió la jornada como "el primer día de la resistencia" y dio lugar a un mensaje que Cristina grabó desde su casa y a una intervención breve en tiempo real. Pocas veces se puede oír un silencio de misa como el que se apoderó de Plaza de Mayo. La inmensidad peronista se redujo a un oído hasta que Cristina soltó el "vamos a volver", aquella consigna que se hizo bandera en el periodo 2015-2019 y que estaba sepultada desde la derrota en el balotaje del 2023.

El final del acto se coronó con hits ricoteros y del Indio en su versión solista. Tras las palabras finales de la ex mandataria, sonaron "Todo preso es político" (y sí), "Pinturas de Guerra", "Vencedores Vencidos" y "Juguetes Perdidos". Curiosamente, a Solari también lo siguen a todas partes cientos de miles de personas, que a fin de cuentas nunca lo pueden ver, pero que sí lo pueden sentir. 

Tras el mensaje de Cristina, la multitud comenzó a dispersarse. Entre los diálogos que se escuchaban sobrevolaba una misma convicción: la épica, la mística, las fotos descomunales, los cantos y las proclamas de las últimas horas no serán nada si la organización política no encuadra una estrategia. Mientras tanto, prometían uno tras otro en el lento peregrinaje de la vuelta a casa, para los peronistas es tiempo de volver...y de resistir.