Las pruebas clave del asesinato de Fernando Báez Sosa: los videos

A casi cinco años del crimen que estremeció al país, los registros audiovisuales y las pruebas periciales fueron las piezas clave que desenmascararon la brutalidad del ataque. De esa manera fue posible reconstruir con precisión quirúrgica cómo fue el asesinato que marcó un antes y un después en la Justicia argentina.

13 de noviembre, 2025 | 18.40

La secuencia es conocida, pero su impacto no se agota: la madrugada del 18 de enero de 2020, frente al boliche Le Brique en Villa Gesell, un grupo de ocho rugbiers atacó a Fernando Báez Sosa, un estudiante de Derecho de 18 años, hasta matarlo a golpes. En el juicio, que culminó con cinco condenas a prisión perpetua y tres a 15 años de cárcel, las imágenes, los análisis forenses y los testimonios de testigos fueron decisivos para confirmar la autoría de cada uno y desarmar el pacto de silencio que intentaron sostener.

Las pruebas contra Máximo Thomsen: la zapatilla, los puntinazos y la marca del odio

Los testigos lo ubicaron como quien dio las patadas más brutales a Báez Sosa cuando ya estaba en el suelo. Uno de sus amigos, Luciano Bonamaison, relató que vio a Thomsen “pegarle una patada con odio, con intención de matar”. Otros coincidieron en que dio “dos puntinazos en la cabeza”.

Las pericias científicas completaron el cuadro: la Policía Científica halló una marca de zapatilla de seis centímetros en el mentón de la víctima, compatible con el calzado de Thomsen. El ADN confirmó lo que ya era evidente: la sangre en sus zapatillas era de Báez Sosa. La fiscalía lo señaló como el líder de la agresión.

El boliche Le Brique en Villa Gesell.

Autopsia, ADN y la precisión de la ciencia

El médico forense Diego Duarte, de Policía Científica, describió una escena de violencia sin precedentes: hemorragia intracraneal masiva, fracturas y marcas de pisotones. “Los golpes fueron con saña”, afirmó ante el tribunal.

Los estudios de ADN fueron contundentes: encontraron rastros genéticos de Fernando en las prendas y manos de varios acusados, lo que confirmó un ataque colectivo. Incluso se detectaron perfiles genéticos no identificados, una señal de la violencia descontrolada y simultánea que sufrió la víctima.

Videos, chats y gestos: la prueba digital que no pudieron borrar

Las cámaras de seguridad y los videos filmados por los propios agresores fueron el corazón del expediente. Uno de los registros muestra a los rugbiers saliendo del boliche, acercándose por detrás de Fernando y rodeándolo antes de iniciar la golpiza. La fiscal Verónica Zamboni subrayó que quien grababa “dejó de filmar para sumarse al ataque”, un gesto que describe el nivel de premeditación.

El funcionario judicial Javier Laborde también aportó una imagen estremecedora: Ciro Pertossi se lamió los dedos para limpiar los restos de sangre. Minutos después, en los celulares de los acusados aparecieron búsquedas de Google como “Villa Gesell pelea”, intentos desesperados por medir las consecuencias.

Los chats posteriores revelaron el pacto de silencio: “Chicos, no se cuenta nada de esto a nadie”, escribió Enzo Comelli. Otro mensaje de Blas Cinalli fue igual de revelador: “Nos peleamos. Ganamos contra unos chetos. Nos vamos a premiar”.

Fernando Báez Sosa.

En otro de los videos captados por cámaras de seguridad se ve a Luciano Pertossi y Matías Benicelli abrazándose minutos después del crimen, “en aparente festejo o alegría”, según el informe pericial. Ese registro se volvió una de las imágenes más simbólicas del expediente, la representación visual del pacto que intentaron sostener incluso después de la muerte.

El veredicto

El Tribunal Oral en lo Criminal N°1 de Dolores condenó a Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Matías Benicelli y Luciano Pertossi a prisión perpetua por homicidio doblemente agravado por alevosía y premeditación. Ayrton Viollaz, Blas Cinalli y Lucas Pertossi recibieron 15 años de prisión como partícipes secundarios.

En total, 13 audiencias y 87 testigos bastaron para reconstruir el crimen paso a paso, con la contundencia de los videos, las pericias y los testimonios que no dejaron lugar a dudas.