La Ciudad de Buenos Aires se caracteriza por tener un clima templado y húmedo, pero hubo un día en el que la capital federal despertó cubierta de nieve. Ocurrió el 9 de julio de 2007, durante los festejos del Día de la Independencia, cuando una inusual nevada sorprendió a millones de porteños y marcó un hito climático que permanece intacto en la memoria colectiva.
De acuerdo a los reportes del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), la caída de nieve empezó al mediodía y se extendió durante aproximadamente diez horas, lo que alcanzó incluso a las primeras horas del 10 de julio.
Este fenómeno fue parte de una ola de aire polar que afectó a gran parte del país y a regiones vecinas. La nieve no solo se hizo presente en la Ciudad de Buenos Aires, sino también en ciudades como Venado Tuerto, Junín, Pergamino, Córdoba, San Luis, Mendoza, San Juan, La Rioja y Catamarca.
En el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) fue la primera vez desde 1918 que se registraba una nevada de tal magnitud. De hecho, en lugares como el Aeroparque Jorge Newbery, fue la primera nevada registrada desde su inauguración, con temperaturas al abrigo que rondaron entre cero y el grado bajo cero.
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El 9 de julio de 2007, un día inolvidable para los porteños
El espectáculo natural transformó las calles de Buenos Aires en un escenario inédito. Familias enteras salieron a las plazas, construyeron muñecos de nieve, organizaron guerras de bolas de nieve en los barrios, y el Obelisco porteño fue protagonista de postales que hoy son históricas. Para la mayoría de los habitantes, fue la primera y única vez que vieron nevar en su ciudad.
A pesar de que fue breve, la nevada dejó una huella imborrable. La cobertura blanca en veredas, autos y techos fue documentada con miles de fotos y videos, que hoy siguen circulando como testimonio de ese fenómeno climático excepcional.
¿Puede volver a nevar en Buenos Aires?
La respuesta es sí, pero es extremadamente poco probable. Para que nieve en Buenos Aires deben coincidir condiciones meteorológicas muy específicas:
- Temperaturas cercanas o inferiores a los cero grados, tanto en superficie como en capas medias de la atmósfera.
- Alta humedad en el ambiente para permitir la formación de precipitaciones.
- Ingreso de una masa de aire polar muy intensa, como ocurrió en julio de 2007.
Durante aquel mes, entre el 6 y el 11 de julio, se vivió una de las olas de frío más intensas en décadas, que afectaron no solo al país, sino también a regiones de Uruguay, Paraguay, Brasil, Chile y Bolivia.