A un año de la desaparición de Loan Danilo Peña, ocurrida el 13 de junio de 2024 en el paraje El Algarrobal, en la provincia de Corrientes, la Justicia federal cree que fue un plan criminal premeditado. La Cámara Federal de Corrientes avaló los fundamentos de la jueza Cristina Pozzer Penzo, quien había procesado a siete personas por la sustracción y ocultamiento del niño de cinco años, incluyendo a un excomisario, una exfuncionaria municipal y varios allegados a la familia.
La resolución judicial, a la que accedió El Destape Web, también agravó la situación procesal del excomisario Walter Maciel y sostiene que existió una planificación previa del secuestro, que incluyó la manipulación de pruebas y comunicaciones coordinadas entre los implicados.
De acuerdo al fallo, Maciel retiró el libro de guardia de la comisaría el mismo día de la desaparición para evitar dejar constancia de horarios y llamados relacionados con la búsqueda, una acción clave en el encubrimiento del caso.
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El almuerzo, los movimientos y el plan: así fue la secuencia del secuestro de Loan
El 13 de junio, varios adultos, niños y adolescentes se reunieron a almorzar en la casa de la abuela Catalina Peña, en El Algarrobal, para compartir una comida familiar. La secuencia comienza entre las 12:10 y las 12:30, según fotos tomadas por una de las presentes. En ese encuentro participaron: José Peña, padre de Loan; Laudelina, tía del niño; Antonio Benítez; Camila Núñez; Daniel “Fierrito” Ramírez; Mónica Millapi; Carlos Pérez y Victoria Caillava. Estos últimos llegaron en una camioneta Ford Ranger.
A las 13:50, Benítez propuso ir al naranjal cercano, acompañado de varios adultos y seis menores, entre ellos Loan. Una foto de Núñez, registrada a las 13:52, muestra al niño por última vez. En el camino, Camila y Laudelina dejaron a los niños con Millapi y regresaron a la casa. Mientras tanto, en la casa, Pérez y Caillava distrajeron a José Peña, padre del chico, mientras tomaban vino.
A las 14:09 y las 14:20, según la Justicia, ocurrió la desaparición de Loan. En ese lapso, hubo una llamada clave de Benítez a Laudelina, que duró más de 9 minutos, que terminó a las 14:33, momento en que Pérez y Caillava se marcharon del lugar hacia 9 de Julio. La Justicia sospecha que ese movimiento permitió el traslado del menor. Benítez se ausentó durante la tarde, se cambió de ropa varias veces y su celular impactó en torres de Mantilla, Gobernador Martínez y Yataytí Calle, lo que indica desplazamientos fuera del área.
La búsqueda que empezó tarde y el encubrimiento policial
El operativo oficial empezó recién pasadas las 17.10, más de tres horas después de su desaparición. Hasta entonces, nadie había dado aviso a la policía. Fue Caillava quien hizo el primer contacto con un efectivo a las 15:37, cuando ya había pasado más de una hora sin noticias del niño. El excomisario Maciel, pese a estar en su casa cerca del lugar, no activó el protocolo de búsqueda de inmediato. Incluso dio prioridad a custodiar una procesión religiosa antes de intervenir en el caso.
Además, el expediente registra un comportamiento irregular de varios involucrados: Ramírez no volvió del naranjal hasta la noche; Millapi se retiró y volvió al campo sola alrededor de las 16:30; Pérez y Caillava aparecen luego en un punto estratégico cerca de una escuela abandonada, y la primera presencia policial efectiva se da una hora después.
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La hipótesis que manejan los jueces Selva Spessot, Ramón Luis González y Mirta Sotelo es que existió un plan para sustraer a un nene, aunque podría no haber sido la víctima prevista inicialmente. Fue su insistencia para ir a la casa de su abuela lo que lo habría puesto en el camino del grupo que, según la causa, ya tenía una logística armada para ejecutar el secuestro. Este giro inesperado, según la Justicia, no evitó que el plan avanzara.