Misterio en la casa de Cerati: el principal sospechoso se presentó a la Justicia por la muerte de Diego Fernández Lima

El principal sospechoso se puso a disposición de la Fiscalía y se le comunicó que aún no se adoptó ningún temperamento en torno a él. El fiscal López Perrando tomará nuevos testimonios para avanzar con el caso que lleva 41 años de misterio. La respuesta de Graf ante una pregunta incómoda de la prensa. 

11 de agosto, 2025 | 12.44

Cristian Graf, el principal sospechoso de la muerte de Diego Fernández Lima, un adolescente desaparecido desde 1984 y cuyos huesos se hallaron en mayo de este año en una vivienda del barrio porteño de Coghlan aledaña a donde vivió Gustavo Cerati, se presentó este lunes en la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N° 61 con el fin de ponerse a disposición de la Justicia. El excompañero de la secundaria y amigo de la víctima fue hasta el edificio judicial, pero el fiscal Martín López Perrando no se encontraba: "Habló con un auxiliar fiscal y se mostró dispuesto a declarar", confirmaron a agencia Noticias Argentinas.

Las fuentes detallaron a Infobae que se le comunicó que aún no se adoptó ningún temperamento en torno a él y se le brindó la dirección de la Defensoría Oficial que le tocaría, en caso de ser necesario. Luego de asistir a la fiscalía, Graf regresó a su casa de Cohglab y rechazó las acusaciones en su contra. “¿Fuiste quien asesinó a Diego Fernández?“, le consultó la periodista Mercedes Ninci, mientras el hombre de 56 años ingresaba al domicilio acompañado por su pareja y otro hombre. Ante la pregunta, el principal sospechoso de haber asesinado a Fernández Lima intentó apartar el micrófono y respondió con un contundente ”¡Noooo!".

El fiscal López Perrando tiene previsto tomar una serie de testimoniales en la sede de la fiscalía ubicada en Avenida De Los Inmigrantes 1950: tres hoy y tres este martes. Se trata de excompañeros de colegio de la víctima y del sospechoso, y también de obreros de la empresa que hizo la excavación y demolición entre dos viviendas de la Avenida Congreso donde se descubrieron los restos. El titular de la Fiscalía N°61 confirmó que el jardín del chalet donde estuvo el cuerpo de Fernández pertenece a la familia Graf, que vive en ese domicilio desde los 70. El misterio llevaba 41 años, pero ahora los indicios de la investigación apuntan contra Cristian. 

Graf había sido compañero de Diego en la Escuela Nacional de Educación Técnica (ENET) N.º 36. La información fue aportada por un testigo que había ido al colegio con ambos y hoy vive afuera del país. Los huesos del adolescente de 16 años que estaba desaparecido desde el 26 de julio de 1984 fueron encontrados el 20 de mayo pasado, mientras unos albañiles removían el suelo de la vivienda. “Estábamos perfilando la medianera, y de repente, uno de los muchachos, mientras paleaba, vio que se abría un hueco y empezaron a caer restos hacia la obra”, reveló el encargado de la obra, Daniel Scarfo. Todo ocurrió entre las dos y las tres de la tarde. De inmediato, llamaron a la Policía. 

Scargo detalló que el contacto con Graf siempre fue breve y en tono cordial. “Dijo que hace muchos años hubo una iglesia y que quizás era un cura que habían enterrado ahí”, recordó. En la misma conversación, el único señalado en el caso también habría dado otra versión: “Comentó que hubo un establo en el terreno, pero hace muchísimo, tipo 1800″. No obstante, la hipótesis que más llamó la atención de los constructores fue la tercera. “Recordó que cuando hicieron la pileta, pidieron un camión de tierra para nivelar y sugirió que tal vez allí vinieron los restos. Pero si vos hacés eso, es poco probable que vengan huesos humanos completos en él”, sostuvo el responsable de la obra.

El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) identificó los restos tras una prueba genética que confirmó la compatibilidad con la madre del joven a partir de los 150 fragmentos óseos hallados junto a algunos objetos personales. Entre ellos: una suela de zapato, un llavero con llave, un reloj Casio CA-90, un corbatín escolar y una moneda japonesa de 5 yenes. Además, la autopsia realizada reveló que Diego murió por una herida punzante en la cuarta costilla derecha y, además, se detectaron diversos intentos de descuartizamiento fallidos: algunos de ellos con la víctima aún en vida, otros presumiblemente después, acaso con la necesidad de reducir el cadáver.

La misma noche en la que su hijo de 16 años no regresó a su casa ubicada en Villa Urquiza, Juan Benigno y Pochi acudieron a la Comisaría 39 y el oficial a cargo de la mesa de entradas los desalentó a que efectuaran la denuncia con el argumento de que seguramente se había ido con una chica y ya volvería. Al otro día se dirigieron a la división de Búsqueda de Personas Desaparecidas y les contestaron que tan solo en ese año habían recibido tres mil casos similares, una manera bastante descarnada de hacerles saber que ubicar a Diego era lo mismo que encontrar una aguja en un pajar.

Graf es el único sospechoso, aunque imposible de ser imputado por los plazos propios que el Código Penal Argentino establece para condenar estos homicidios: ya pasaron más de cuatro décadas, por lo que la causa podría ser declarada como "prescripta". En ese marco, la familia de Diego analiza qué estrategia jurídica llevar adelante en un caso delicado mientras, en simultáneo, procesan un duelo difícil de digerir.

Habló el hermano de Diego Fernández Lima: "41 de dolor y espera"

El hermano de la víctima contó el padecimiento que sufre su familia desde hace más de cuatro décadas. En una entrevista con Luciana Geuna por TN, Javier Fernández Lima brindó detalles del calvario que vivió su familia durante más de cuatro décadas de incertidumbre.

Sobre la investigación, manifestó: “Estamos tratando de cruzar información para saber por qué Diego estaba en esa casa. Hoy me dijeron desde la Fiscalía que teóricamente ahí vivía la familia Graf de toda la vida. No lo sabíamos hasta ayer”. Consultado si habían entablado comunicación con los Graf, contó: “Nadie. No sabemos nada”. Y agregó: “Yo conozco a sus compañeros de primaria de la Escuela N°8 en Boedo. De la secundaria, nadie. No recuerdo ningún nombre de la secundaria”.

De acuerdo a lo que comentó, nunca dieron por muerto al joven y siempre mantuvieron la esperanza de encontrarlo. “Mi mamá nunca quiso sacar el teléfono de línea por si llamaba”, aseguró. También reveló el peso que cargó desde chico: “Fueron 41 años de dolor y espera. Tenía 10 años, crecí con esta angustia. Era mi ídolo”. A su vez, aseguró que su madre "está con altibajos". "A veces, se levanta llorando, preguntándose por qué. Tiene 87 años. Está bastante entera, pero se asomaba a la ventana hasta hace una semana para ver si Diego venía”, contó conmovido. 

“Para nosotros no había muerto, estuvimos esperándolo”, reconoció Javier en diálogo con LN +, que incluso le puso el nombre de su hermano a su propio hijo: “Mi hijo se llama Diego por mi hermano”. Ahora, con el hallazgo de los huesos, el reclamo es claro: “Queremos justicia”