El juez federal de La Plata Ernesto Kreplak rechazó en las últimas horas los pedidos de excarcelación y prisión domiciliaria solicitados por los directivos de los laboratorios involucrados en la producción y distribución de fentanilo adulterado. De esta manera, Diego Hernán García y Javier Martín Tchukrán continuarán detenidos en unidades del Servicio Penitenciario Federal mientras avanza la instrucción.
La decisión del magistrado se basó en la gravedad de los delitos imputados y en el riesgo procesal. Pese a que las defensas alegaron problemas de salud y situaciones familiares delicadas -llegaron a calificar la permanencia en prisión como una "condena biológica anticipada"-, el Cuerpo Médico Forense determinó que ambos imputados se encuentran "hemodinámicamente estables" y que sus patologías pueden tratarse dentro del penal.
Ante el revés judicial y la complejidad de una causa que acumula muertos y damnificados, se produjo un movimiento sorpresivo en la estrategia legal de los acusados. Tras la renuncia de sus anteriores patrocinantes, los imputados designaron a un nuevo equipo de abogados con alto perfil mediático.
Los nuevos defensores son conocidos en los pasillos de tribunales por un antecedente de peso: fueron quienes diseñaron la estrategia legal de Luis Mario Vitette Sellanes, el "hombre del traje gris" y cerebro del robo al Banco Río de Acassuso en 2006. Aquella defensa logró la expulsión del país del ladrón uruguayo mediante la figura del "extrañamiento", una jugada técnica que ahora resuena como un cambio de perfil hacia una defensa más agresiva y técnica.
"Dibujos" en los papeles
El rechazo a las domiciliarias se da en un contexto donde las pruebas contra los laboratorios se acumulan. Además, la investigación confirmó la existencia de más de 154 mil ampollas contaminadas que circularon por el sistema de salud.
Tal como reveló El Destape, los peritajes a los teléfonos de los acusados expusieron la maniobra de encubrimiento. Los chats mostraron cómo "dibujaban" informes y presentaban documentos con fechas falsas ante los organismos de control. En esos mensajes, los directivos hablaban de inventar datos para completar el "Rem" (Registro de Elaboración de Manufactura) y admitían que la producción se hacía "en el aire" en cuanto a lo documental. La orden era clara: ante la falta de registros para presentar en la ANMAT, la directiva consistía en inventarlos para tapar las fallas sistemáticas de la planta.
