Una de las problemáticas de género más significativas de estos tiempos tiene que ver con las tareas de cuidado. Son muchos los factores que intervienen para que la carga del trabajo recaiga desproporcionadamente sobre las mujeres, limitando su desarrollo personal, profesional y su autonomía económica.
El sistema de cuidados en nuestro país atraviesa una gran crisis que golpea directamente a niñas, niños, adolescentes y juventudes. Es sabido que el 85% de los hogares monoparentales está encabezado por mujeres, que asumen solas la provisión y la gestión cotidiana del cuidado.
El trabajo doméstico y las tareas de cuidados no remunerados equivalen al 16% del Producto Bruto Interno (PBI) y el año pasado, programas fundamentales para la corresponsabilidad como los CDI (centros de Desarrollo Infantil) y las propuestas de jardines de infantes sufrieron recortes interanuales de entre el 82,6 % y el 99,5 %.
Existe un fenómeno de feminización de la pobreza que mucho tiene que ver con estas cuestiones. Las mujeres son las que peores salarios reciben, las que más se hacen cargo del trabajo no remunerado y a quienes más afecta la desocupación. Aunque la mirada de género ni siquiera es reconocida como válida para el gobierno actual, esta problemática transversal exige políticas públicas urgentes.
Doble abandono: cuidados y juventudes
Para problematizar en torno a este disparador, la Fundación SES y el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) realizó un seminario titulado: “Doble abandono: cuidados y juventudes. La corresponsabilidad del Estado, comunidad y familias”. Este encuentro perseguía el objetivo de debatir la planificación y el diseño de políticas públicas que garanticen derechos, sostengan trayectorias educativas y laborales y trabajen por reducir las desigualdades que recaen sobre las mujeres y los hogares monomarentales de los sectores populares.
Se trabajó alrededor de los ejes "la magnitud económica y social del cuidado no remunerado y su impacto en ingresos, tiempo y salud", "los déficits de oferta de cuidados en primera infancia y adolescencias", "los efectos de los recortes en infraestructura y servicios", "la corresponsabilidad entre Estado, comunidad y familias", "juventudes y cuidados" y "propuestas para un Sistema Nacional de Cuidados con perspectiva de género, federal e intersectorial".
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Trabajar para la ampliación de derechos
El encuentro culminó con apreciaciones de lo debatido y propuestas para llevar adelante en ese sentido. Entre otras cosas, se habló de la posibilidad de construir campañas para evitar la normalización de la situación y de producir documentos para la elaboración de políticas públicas y acciones políticas.
Además, se propuso procesar y entrecruzar datos para reducir la evasión en el pago de la cuota alimentaria por parte de progenitores incumplidores y que el Estado persiga su cobro en lugar de las madres. También se habló de desarrollar programas de salud mental para cuidar a quienes cuidan y de promover políticas de corresponsabilidad y desendeudamiento.
Por último, pero no por ello menos importante, se destacó una triple dimensión. La del cuidado como trabajo, como derecho y como ética: el derecho a cuidar y el derecho a ser cuidado.